26 de junio 2006 - 00:00

El retorno del síndrome Entebbe

El ataque de terroristas palestinos a un puesto militar israelí en Gaza derivó ayer en uno de los hechos más intolerables para la sociedad israelí: la toma de un rehén. Es lo que Anshel Pfeffer, columnista del «Jerusalen Post», llama «el síndrome de Entebbe», en referencia al mítico rescate de rehenes en ese aeropuerto de Uganda hace 30 años. Sin embargo, el autor sostiene que una acción militar precipitada puede ser ahora contraproducente para el interés nacional de Israel. A continuación, los principales tramos de su interesante artículo.

En las horas muertas previas al amanecer de las guardias solitarias se habla a media voz de la «Directiva Hannibal», el procedimiento estándar rumoreado para la eventualidad del secuestro de un soldado. En tales casos se les dice a los efectivos, aunque nunca oficialmente, que sus camaradas recibirán la orden de disparar a matar al comando secuestrador, sin consideración por la vida del pobre soldado. La razón subyacente es que el país puede tolerar la muerte de soldados, pero que la incertidumbre sobre la suerte de un secuestrado es casi insoportable.

Exactamente a 30 años del heroico rescate de los rehenes de Air France por una fuerza militar aerotransportada en Entebbe, Uganda, Israel todavía sufre el complejo del rehén.

En la guerra en curso, la toma de rehenes, la desaparición en acción y la existencia de prisioneros de guerra son parte trágica del esquema normal de cosas. Israel captura regularmente a cientos de terroristas y otros prisioneros; no puede ser ilógico que las cosas ocurran también del modo opuesto.

Sin embargo, cuando sucede, el sistema está totalmente falto de preparación para el shock. El primer ministro, Ehud Olmert, anunció que dio órdenes de no negociar la vida de Gilad Shalit, aunque está claro que si se le ofrece una salida diplomática rápida del enredo, Israel lo tomará. ¿O no es ésa la razón por la que la canciller Tzippi Livni está llamando a Kofi Annan?

Los medios están tratando el tema como un acontecimiento central, mucho peor que las muertes del teniente Hanan Barak y el sargento Pavel Slotsker (muertos en la misma acción) o la humillación que los terroristas provocaron a las fuerzas de defensa de Israel. Es, de nuevo, el síndrome de Entebbe. Israel todavía no ha aprendido a lidiar con una situación en la que un soldado o, incluso, un civil cae en manos enemigas.

El primer instinto es lanzar una operación torpe y sin preparación, como la que fracasó en rescatar al soldado Nahshon Wachsman en octubre de 1994 y que resultó en la muerte de uno de sus supuestos salvadores, Nir Poraz.

Cuando eso se demuestra imposible, debido a la falta de inteligencia o a que los prisioneros han sido trasladados a algún agujero inaccesible, el liderazgo político pierde repentinamente el rumbo y se muestra dispuesto a pagar casi cualquier precio. Así es cómo Hizbollah logró recuperar a docenas de sus miembros vivos a cambio de los cuerpos de tres soldados y del delincuente Elhanan Tennenbaum, quien cayó en una trampa y llegó a Beirut con la esperanza de realizar un negocio de drogas.

  • Cambio

    Docenas de misiles Kassam han caído diariamente y durante meses en Sderot y los kibbutzim vecinos. Milagrosamente no produjeron muertes, pero aún no ha desencadenado una operación importante en la Franja de Gaza. ¿Si la incursión de ayer en el puesto de la FDI hubiese fallado, ésta estaría forzada a actuar?

    Ahora, el hecho de que los palestinos han capturado a un soldado significa que toda la situación ha cambiado. ¿Pero debe eso derivar en una operación que podría alterar drásticamente el equilibrio entre Israel y los palestinos, y entre los propios palestinos, además de provocar un alto precio en vidas de los dos lados?

    El Talmud y escritos posteriores de la ley judía contienen reglas estrictas para lidiar con situaciones de toma de rehenes y sobre el precio correcto para pagar su regreso. Quizás haya llegado la hora de que esta generación de líderes entienda que Entebbe puede haber sido un éxito espectacular, pero que en la mayoría de las situaciones hacer un rápido acuerdo con el enemigo puede ser la mejor solución. Incluso para privar a éste de otras victorias.
  • Dejá tu comentario

    Te puede interesar