Uruguay observa con atención las tensiones dentro de la Unión Europea (UE) en torno al acuerdo Mercosur-UE, ya que el resultado de estas discusiones podría alterar las condiciones de acceso al mercado europeo para los productos del bloque y, en particular, para el sector agroexportador uruguayo.
Acuerdo Mercosur-UE: las exigencias de Francia e Italia podrían afectar los intereses comerciales de Uruguay
En Montevideo se teme perder ventajas en las exportaciones de carne, lácteos y cítricos, si es que prosperan las nuevas cláusulas restrictivas que se proponen desde Europa.
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Francia e Italia quieren imponer cláusulas que podrían limitar el acceso de productos uruguayos.
Mientras los ministros de Agricultura de la UE se reúnen en Luxemburgo para debatir la simplificación de la Política Agrícola Común (PAC), también planean abordar temas de comercio internacional que impactan directamente en el acuerdo UE-Mercosur, el cual se encuentra en su recta final hacia la ratificación. Sin embargo, las crecientes objeciones como las del Gobierno de Francia, que exige un "mayor equilibrio" en el pacto para proteger a sus productores agrícolas, generan incertidumbre en Montevideo y en el resto de los socios del bloque sudamericano.
De acuerdo a información de la agencia EFE, Francia e Italia han reclamado que el acuerdo no garantiza la soberanía alimentaria europea ni protege suficientemente a sus agricultores ante una eventual apertura del mercado a productos del Mercosur, a los que consideran más competitivos pero con estándares sanitarios y medioambientales distintos. Ante esto, propusieron incluir cláusulas adicionales que eleven los requisitos de ingreso, una demanda que, de prosperar, podría limitar el acceso de productos uruguayos como la carne bovina, los lácteos o los cítricos al mercado europeo.
La ministra francesa de Agricultura, Annie Genevard, incluso deslizó la posibilidad de incorporar un "protocolo adicional" para productos agrícolas. Este giro político podría retrasar aún más la entrada en vigor del acuerdo o alterar sus términos, en un contexto donde Uruguay apostó fuerte por este tratado como una vía para diversificar sus exportaciones y reducir su dependencia comercial de China y Brasil.
La visión de Uruguay frente a las trabas que impone Europa
Para Uruguay, el tratado con la UE representa una oportunidad estratégica. De acuerdo a datos de Eurostat, en 2024 las importaciones europeas desde el Mercosur crecieron un 4,2 % interanual, con productos clave como petróleo, piensos y alimentos. No obstante, si prosperan las cláusulas de protección propuestas por Francia e Italia, el país podría ver reducido el beneficio esperado en sectores que son clave para su economía.
La canciller uruguaya, Valeria Csukasi, ya había expresado su confianza en que el acuerdo se ratifique este año, aunque también planteó la necesidad de "adaptar lo que no funciona" para que el tratado sea efectivo. Estas palabras parecen cobrar hoy mayor peso, ante un panorama donde la presión proteccionista dentro de la UE amenaza con postergar indefinidamente los beneficios que Uruguay esperaba comenzar a capitalizar en 2025.
Además, las tensiones con Estados Unidos por posibles aranceles a productos europeos y las consecuencias del conflicto en Ucrania, que también afectan las cadenas de suministro, agregan un condimento extra a la ecuación. En este contexto, Uruguay enfrenta un doble desafío: sostener el respaldo político al acuerdo con la UE en momentos de creciente proteccionismo europeo y, al mismo tiempo, prepararse para un escenario menos favorable del que se había previsto originalmente.
El desenlace de las reuniones en Luxemburgo y de las negociaciones comerciales que se extenderán al menos hasta julio será clave para saber si la ratificación del acuerdo avanza o si se reconfigura con nuevas condiciones que podrían alterar la hoja de ruta del Mercosur.
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