17 de abril 2024 - 14:25

Alerta para la economía uruguaya: el FMI advierte de un "agotamiento" en la recuperación china

La crisis en el sector inmobiliario y la lenta reactivación del consumo ponen freno al crecimiento de China.

El estancamiento de China podría continuar afectando el crecimiento de la economía uruguaya.

El estancamiento de China podría continuar afectando el crecimiento de la economía uruguaya.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió sobre un próximo “agotamiento” de la recuperación económica de China y alertó sobre el impacto que el deterioro de sus perspectivas de crecimiento pueda tener sobre el desarrollo de sus socios comerciales. ¿Qué podría pasar en Uruguay, cuya economía es dependiente de la relación con el gigante asiático?

Que China atraviesa momentos de cierta incertidumbre a mediano plazo no es novedad, ni tampoco algo extremadamente reciente: el 2023 fue un año de estancamiento en una de las principales economías del mundo, arrastrando los problemas de un impacto tardío de la pandemia de Covid-19 tras la inevitable apertura del país y una lenta reactivación del consumo. Sin embargo, en los últimos meses, la dinamización de la demanda interna abrió una ventana de crecimiento que permitió cerrar el año con una mejora del 5,2% del Producto Bruto Interno (PBI), en línea con las expectativas.

Con la actualización de abril de las Perspectivas de la economía mundial, el FMI mantuvo sus proyecciones para el crecimiento chino en 4,6% para el 2024, por debajo de las expectativas del gobierno de Xi Jinping, que las sitúa en 5%. De todos modos, la recuperación económica estaría cerca de su “agotamiento”.

Esto se debe, según advierten los expertos del organismo internacional, a la presión sobre el sector inmobiliario, en crisis desde el 2020 por el endurecimiento de las condiciones de acceso al crédito para los promotores —con el objetivo de reducir su endeudamiento—, lo que ha llevado al borde de la quiebra a importantes empresas y a la especulación de potenciales compradores en medio de un contexto de baja de precios. "A falta de una respuesta de conjunto a un sector inmobiliario en dificultades, el crecimiento podría agotarse", advirtió el Fondo.

Si bien esta estimación de crecimiento podría verse mejorada a la luz de los datos de crecimiento de China en el primer trimestre del año, que fue de un sorpresivo 5,3% interanual —la publicación de la información local coincidió con la de las perspectivas del FMI—; preocupan los “efectos de contagio” que el estancamiento previsto supondría para los socios comerciales de la potencia asiática.

El impacto del estancamiento chino en Uruguay

En Uruguay hace rato que se mira, ya no de reojo sino totalmente de frente, la situación en China. La debilidad de la demanda interna del gigante asiático impactó directamente en las exportaciones locales, arrastradas por las significativamente menores colocaciones de carne bovina, soja y lácteos en el mercado chino, con una caída general del 35% durante el segundo semestre, según los datos del Instituto de Negocios Internacionales (INI) de la Universidad Católica del Uruguay (UCU).

Por lo tanto, la posibilidad de nuevos shocks internos o, aunque más no sea, de un crecimiento estancado en Pekín genera preocupación en el país por esta misma razón. Así lo advierte también el FMI, que alertó sobre el importante impacto de un contexto económico desfavorable en los mercados emergentes del G20 sobre la actividad económica de otros países integrados en las mismas cadenas de valor.

Si bien esto es una oportunidad para la expansión hacia otros mercados, en países dependientes de la relación con China el golpe podría sentirse más fuerte, sobre todo al principio. Algo también advertido por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) a fines del 2023, debido a la volatilidad de los precios de los commodities y a la baja demanda de materias primas por parte del gigante asiático.

Para Uruguay, que todavía insiste en lograr un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la administración de Xi Jinping —con un viaje reciente del presidente Luis Lacalle Pou a Pekín incluido— a pesar de que el intercambio comercial ha disminuido en el último año y medio, lo que pase con China puede ser clave: con alrededor del 27% de sus exportaciones dirigidas al territorio asiático y el rol relevante que tiene la exportación de bienes en la actividad económica, la desaceleración del crecimiento chino será determinante también para el crecimiento uruguayo.

Mientras tanto, la balanza comercial con aquel país se sigue deteriorando, y ya hace varios meses que ocupa el segundo lugar entre los destinos de exportación, a pesar de la alianza estratégica firmada por los mandatarios de ambos países. La preocupación está en que un menor crecimiento influya en el estancamiento de la demanda interna —y viceversa—; y, por lo tanto, la demanda de materias primas continúe su reducción, a la vez que las posibilidades de la firma del TLC sigan dormidas en un cajón ante las prioridades económicas más urgentes en China.

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