El rostro de las elecciones 2024 son, sin lugar a dudas, los candidatos a la Presidencia de Uruguay; sin embargo, y con un balotaje en noviembre prácticamente descontado —según los resultados de todas las encuestas de intención de voto previas—, hay una disputa todavía más importante en esta primera vuelta electoral: la composición del Parlamento para el período 2025-2030 y, sobre todo, la tan ansiada mayoría parlamentaria, clave para lograr los proyectos del futuro gobierno pero, también, para encarar la segunda vuelta con más o menos optimismo.
La mayoría parlamentaria, la madre de todas las batallas ¿en la primera vuelta?
Con el balotaje descontado, los partidos se jugarán voto a voto para lograr inclinar la balanza a su favor en el Parlamento.
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El sistema electoral uruguayo tiene un método complejo para adjudicar las bancas del Senado y de Diputados a partir de los resultados electorales. De hecho, suele decirse que hoy habrá dos elecciones paralelas, en tanto la lógica para elegir presidente es una, y la que rige en la definición de legisladores —30 en la cámara Alta y 99 en la cámara Baja— es otra. Lo que es seguro es que aquí estará la madre de las batallas para los partidos, en tanto un puñado de votos puede ser determinante para lograr dominar numéricamente en el Palacio Legislativo durante la 50° Legislatura.
“Lograr la mayoría parlamentaria en la primera vuelta es relevante porque el piso de salida para la segunda vuelta cambia en forma importante”, señaló el consultor en estrategia política y director de Factum, Eduardo Bottinelli, en diálogo con Ámbito. “De hecho, ya ha ocurrido en 2014, donde claramente la segunda vuelta terminó de desnivelarse al alcanzar el Frente Amplio (FA) la mayoría parlamentaria”, añadió, apuntando a que lograr ese objetivo “significa haber alcanzado un caudal de votos de base muy importante” de cara al balotaje.
Por ello mismo, en los últimos días de campaña la atención de los principales candidatos estuvo en los indecisos, las personas que, según las encuestas, todavía no tenían —o tienen— su voto decidido, pese a que ya llegó el día de los comicios.
¿Cómo se logra la mayoría en el Parlamento?
El Frente Amplio es el único partido que, como tal y por sí mismo, podría lograr el objetivo de alcanzar la mayoría parlamentaria. Del otro lado, los partidos de la coalición de gobierno, de manera independiente, no tienen el caudal de votos necesario. Pero la historia cambia significativamente al sumar los apoyos, algo que sucederá en el balotaje, más allá de qué candidato sea el que consiga el otro pasaje a noviembre para competir cara a cara con Yamandú Orsi.
De todos modos, un empate matemático en las urnas —debido al sistema de reparto de las bancas— favorece al FA, al menos para un escenario de mayoría en el Senado. En contrapartida, para obtener el mismo resultado, la coalición debería superar por un 5% a las listas frenteamplistas.
“El FA puede llegar a alcanzar la mayoría parlamentaria con el 47%, pero para eso deberían darse muchos resultados que le fueran favorables, como que los partidos menores no ingresen al Parlamento, y que en el Senado solo quedaran el Frente, el Partido Nacional, el Partido Colorado y Cabildo Abierto”, explicó Bottinelli. Esto también porque “los partidos de la coalición tienen más difícil alcanzar una mayoría coalicionada dado que los votos son para cada partido por separado y tiende a tener pérdida de votos en las bancas, especialmente en el Senado. Los cálculos indican que la suma de partidos de coalición debería superar al FA por cerca de 5% para igualar en bancas en el Senado y poder superar en diputados”.
De todos modos, “en ambos casos dependen también cómo voten el Partido Independiente, Salle (Identidad Soberana), el PERI, la Unidad Popular y si algún otro partido logra alcanzar una banca o no”.
Las últimas encuestas de intención de voto de las cuatro consultoras principales del país —Factum, Cifra, Equipos y Opción Consultores— le dan en torno del 45% al FA, lo que significaría unos 15 o 16 senadores y unos 48 o 49 diputados, promedio. En contrapartida, la coalición tendría 14 senadores y 48 diputados. Esto quiere decir que en Diputados ningún sector lograría la mayoría, mientras que en el Senado se definiría según el resultado del balotaje. Un aspecto al que habrá prestar particular atención es a si Pablo Mieres, líder y candidato presidencial del Partido Independiente, logra una banca en la cámara Alta, ya que sería determinante para la mayoría del actual oficialismo.
Ya con vistas al balotaje, ¿cómo se podría pensar un gobierno republicano con mayoría parlamentaria frenteamplista, y viceversa? Para Bottinelli sería “un desafío importante para el sistema político”, pero “no es imposible”. “Ahí lo que se abren son las posibilidades de alianzas más amplias duraderas o la posibilidad de negociar proyecto a proyecto". "Hoy nadie quiere hablar de esa posibilidad porque supone de alguna forma un acto derrotista. Entiendo que las candidaturas tendrán planteadas estrategias para el caso de darse esa coyuntura”, añadió.
Las parlamentarias también se juegan a nivel interno
Los partidos tienen cosas en juego en sus listas parlamentarias, pero no solo en contra de los otros sectores políticos —o, de forma binaria y polarizada, a nivel FA-coalición—, sino también en términos de disputas internas de poder.
Para el director de Factum, “sin duda los liderazgos saldrán fortalecidos, debilitados o en disputa según cómo sea la votación de las listas al Senado”. En el Frente Amplio “no hay dudas de que el MPP y sus aliados serán los más votados”, pero la incógnita será el peso que logren, así como la distribución que tendrá respecto de los otros sectores. En este caso, entonces, sería el sector de Orsi el mejor parado.
Para el Partido Nacional será relevante si la lista de Aire Fresco resulta la más votada, independientemente de que Luis Lacalle Pou —quien, para los analistas, sigue siendo el líder indiscutido de las filas blancas— encabece todas las nóminas a la Cámara Alta. En todo caso, se pondría en mayor tela de juicio el peso de Álvaro Delgado como eventual sucesor del actual presidente.
En el Partido Colorado, en tanto, es donde se juega con mayor determinación el liderazgo del partido: acéfalo desde la renuncia de Julio María Sanguinetti a la Secretaría Ejecutiva del partido, el triunfo de Andrés Ojeda en las internas parecía haberlo catapultado a ocupar el lugar de referencia, pero el regreso de Pedro Bordaberry a escena generó un cambio de guion inesperado. El cómo resulte el reparto de votos colorados entre las listas del candidato presidencial y del exsenador será clave para el reparto de poder interno de cara a los próximos años, ya sea desde el oficialismo o desde la oposición.
“Finalmente, en Cabildo Abierto también puede jugar un rol importante los pesos internos de los sectores, tanto en el Senado como en Diputados”, consideró Bottinelli, en referencia a las recientes disputas que incluso tuvieron al líder del partido, Guido Manini Ríos, como protagonista.
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