Reforma de la seguridad social: así serán los aportes a las AFAP

Las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional fueron parte intrínseca de las tensiones entre el gobierno y sus socios.

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El Senado aprobó la reforma de la Seguridad Social con los votos del oficialismo al respaldar las modificaciones que enviaron desde la Cámara de Diputados, entre las cuales se encuentra el cambio a la configuración del Pilar de Ahorro Individual, que gestionan las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP).

En la actualidad, los empleados tienen la opción libre de afiliarse o no a una AFAP, a excepción de quienes perciben un ingreso mensual mayor a $78.770, en cuyo caso es obligatorio. Típicamente, para la mayoría de los trabajadores afiliados a AFAP, el aporte obrero en el régimen actual (que es 15%) se divide 7,5% para el Banco de Previsión Social (BPS) y 7,5% para la AFAP (el aporte patronal del 7,5% va todo al BPS).

El proyecto original del gobierno de Luis Lacalle Pou mantenía este esquema y lo hacía obligatorio para todos los trabajadores. Pero tras las concesiones del Ejecutivo a su socio de la coalición, el Partido Colorado, los porcentajes cambiaron: el régimen aprobado mantiene la obligatoriedad del ahorro individual (para cualquier nivel de ingreso) pero reduce el aporte a las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional del 7,5 al 5%.

Dado que la enorme mayoría de los trabajadores optó por ingresar a una AFAP (es decir, están en el actual régimen mixto y tendrán una parte de la jubilación por BPS y la otra por AFAP) el hecho de que se introduzca la obligatoriedad del pilar de ahorro individual no hace gran diferencia. Pero sí la hace la reducción del aporte ya que así el fondo de inversión de los trabajadores tenderá a ser menor.

Así, el nuevo régimen queda más volcado al pilar de reparto o solidaridad intergeneracional, lo cual puede resultar contradictorio con un objetivo principal del proyecto que era darle más sostenibilidad financiera al sistema. Esto porque el sistema de reparto tiene un déficit intrínseco: las prestaciones jubilatorias no llegan a cubrirse por el aporte de los trabajadores. El pilar de ahorro individual, en cambio, está intrínsecamente financiado: al trabajador se le paga lo que aportó.