La no aprobación del plebiscito de la seguridad social que impulsó el PIT-CNT fue “un acto de madurez cívica”, según destacó el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), desde donde consideraron que “el respaldo al sistema vigente es claro”.
Seguridad social: Ceres llama a "no reabrir el debate" y mantener sin cambios las AFAP
Tras la no aprobación del plebiscito, el centro destacó la “madurez cívica” y sostuvo que “el respaldo al sistema vigente es claro”.
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Las AFAP celebraron el rechazo al plebiscito de la seguridad social
A pocos días de iniciada una polémica por el rol a futuro de las AFAP, Ceres emitió un documento en el que consideró que reabrir ese debate “sería un grave error”, al igual que ocurre con la edad de retiro y el ahorro individual.
Ceres calificó como “una excelente noticia” que la papeleta por el Sí no alcance el 40%, considerando que no logró el apoyo necesario para derogar las bases de la reforma de la seguridad social aprobada en 1995 y reformada en 2023.
“Se cerró un proceso complejo, en el que los uruguayos demostraron al mundo una vez más madurez cívica y responsabilidad ante las nuevas generaciones”, se planteó en el texto.
“Uruguay decidió no caer en la incertidumbre de los populismos ni en aventuras improvisadas”, expresaron las autoridades de Ceres, al manifestar que “de haberse aprobado el plebiscito, no sólo habría implicado la confiscación del ahorro de los uruguayos, sino también un cambio abrupto en las reglas que rigen nuestra economía y sociedad, lo que habría puesto en riesgo la credibilidad de la República, conocida por su estabilidad económica y política”.
El planteo a futuro
De cara al futuro electoral, Ceres consideró que “tanto oficialismo como oposición pueden respirar tranquilos: no se reformó la Constitución ni se alteraron las bases del sistema previsional”.
Por eso, llamó a “enfocar los esfuerzos del debate público en otros desafíos que Uruguay debe afrontar”, tales como “la pobreza infantil, la seguridad pública, la salud, la inserción internacional, la educación, la I&D, el futuro del trabajo y la eficiencia del Estado”.
Cerrado el ciclo de discusiones que comenzó en 1995, el país puede centrarse en “enfrentar los desafíos demográficos, tecnológicos y económicos que demandan adaptación continua”, insistió.
Y concluyó: “Construyamos sobre los cimientos ratificados y avancemos en la convicción de que estamos preparados para enfrentar los desafíos que se vienen. Dejemos atrás esta discusión y enfoquemos nuestras energías en construir un futuro próspero para Uruguay y su democracia”.
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