5 de diciembre 2023 - 09:06

"Un peso fuerte es la mejor herramienta que Uruguay puede tener para enfrentar shocks", afirmó Labat

El presidente del BCU reflexionó sobre el cambio de rol de la entidad. "Estamos acostumbrados a un Banco Central pasivo", dijo. Inflación, desdolarización y Argentina.

Diego Labat, presidente del Banco Central del Uruguay.

Diego Labat, presidente del Banco Central del Uruguay.

Foto: BCU

A diferencia de otros encargados de bancos centrales, asumió un rol proactivo: da notas, participa en foros, debate. Se podría decir que llevó un poco a su labor personal la premisa que ha defendido para el BCU: que sea una entidad activa en cuanto a la ejecución de la política monetaria.

Ello le valió, pocas horas después de este diálogo que transcurrió en la sala de reuniones del Banco Central, el elogio el presidente Luis Lacalle Pou durante su discurso en la cena anual del CED. “Aquí está Diego Labat, que tozudamente ha mantenido desde el Banco Central su política contra la inflación, que ha bajado a mínimos históricos”, destacó.

¿Está satisfecho con el indicador de inflación actual?

- Sí, estamos satisfechos. Estamos en el lugar donde queríamos estar cuando nos planteamos este plan hace tres años. Estamos muy cercanos al centro del rango. Justamente después de muchos años en los que a Uruguay le fue muy difícil cumplir con el rango objetivo. Hoy llevamos cinco meses adentro. Nuestras proyecciones muestran que en el horizonte de dos años estará en el rango, con lo cual estamos más que contentos y satisfechos.

Algunos analistas mostraron sorpresa por la baja en la tasa de interés porque hay proyecciones de que la inflación suba aquí en los próximos meses y también a nivel global.

- Uruguay tiene una larga historia de inflación fuera del rango y llevamos tres años de un régimen de objetivos de inflación que para el país es nuevo y está en construcción. Quizá lo que falta, es terminar de entender que, en un régimen de objetivos de inflación, si hubiera presiones inflacionarias el Banco Central reacciona. Eso es lo que quizás no se incorpora, es decir, estamos acostumbrados a un Banco Central pasivo frente a la inflación. Si pasara que empezara a haber más presiones, el BCU va a tener que reaccionar y ajustar las tasas.

¿Lo frustra que los empresarios y los agentes económicos no lo hayan incorporado? las expectativas, tanto las que mide el INE como las del BCU, no están dentro del rango.

- Son resultados muy comprensibles porque de alguna manera es clara la historia para atrás. Uruguay tiene desde los años 50 inflaciones que llegaron hasta los tres dígitos. Hasta el 2020 llevábamos una historia de 20 años de inflación en el promedio del 8%. Es difícil convencer a los agentes de que esto es un cambio que llegó para quedarse, entonces no me frustra. Uno no se puede poner ansioso. Esto es un trabajo largo, hay que perseverar. Hay que seguir insistiendo con esto y los resultados se van a dar.

El Copom prevé el fin del ciclo de bajas de la tasa de referencia y el atraso cambiario aún se mantiene, ¿le preocupa que vuelva el tono crítico hacia el BCU de los sectores económicos que tenían expectativa de un ajuste en el valor del peso?

- Uruguay tiene un régimen de flotación hace ya mucho tiempo. Nosotros hemos hecho hincapié en que sea una flotación lo más pura posible, por eso hace más de dos años que no intervenimos en el mercado y no solo no intervenimos, sino que hemos promovido que otros agentes que estaban por fuera, por ejemplo empresas públicas, fueran a él. Con lo cual hoy el precio del dólar refleja la oferta y la demanda de dólares. Y eso es a lo que nos tenemos que acostumbrar, a que en Uruguay no tenemos un régimen de tipo de cambio fijo, con lo cual cualquier medición de desalineamiento hay que ser muy cuidadoso como uno la valora.

Dicho esto, es una preocupación cierto desalineamiento que se ha marcado desde algunos sectores. Nosotros lo miramos con esa misma preocupación, pero sí entendemos que para Uruguay lo más conveniente es mantener una libre flotación y promover el mejor funcionamiento del tipo de cambio, llegando a más gente, fomentando instrumentos como los de cobertura, que haya cada vez más operaciones a futuro, para que el mercado vaya teniendo cada vez más profundidad.

¿Y qué valoración hace de la respuesta que está viendo sobre el mercado de futuros?

- Hoy los datos públicos que tenemos son los del mercado interbancario de futuros. Claramente viene aumentando en forma importante. Al trimestre cerrado en julio de este año, la operativa se había multiplicado por cuatro respecto a un año para atrás, es decir, estamos viendo empresas que empiezan a tomar el tema y a decir ‘bueno, el tipo de cambio a veces sube, pero a veces baja, entonces tengo que tener certezas en el mercado y me cubro hacia un lado o hacia el otro’. Nos falta un montón de desarrollo del mercado futuro, pero creemos que va por buen camino.

Ahora que se resolvió la incertidumbre electoral en Argentina, que fue un factor muy importante este año en la coyuntura económica de ese país, ¿qué expectativas tienen a corto plazo?

- Argentina ha ido empezando a resolver algunas de las incertidumbres que tenía. Pasaron las elecciones, pero entiendo que todavía falta ver algunos elementos. Estamos en el periodo de transición y el gobierno está tomando decisiones de nombramientos, decisiones de política, que todavía no las tenemos. Vamos a ir monitoreando y viendo cómo se va conformando la nueva política económica argentina.

El sistema financiero, no obstante, está más desapegado a las consecuencias argentinas que 20 años atrás.

- Sí, Uruguay desde la crisis de 2002 ha hecho un muy buen proceso desacoplándose de Argentina. Previo a la crisis, los depósitos argentinos eran más del 40% y hoy son el 8%. Había muchos préstamos del sistema financiero local hacia Argentina, ahora eso prácticamente no existe. No obstante, Argentina es importante para Uruguay. No tenemos una preocupación de problemas como en 2002, pero sí hay que monitorear, sobre todo por temas de actividad, temas de turismo, la propia frontera en el río Uruguay.

Mencionó el tema del litoral y el sector turístico. La diferencia cambiaria ya existía, pero este año la brecha fue mucho mayor y el efecto se siente a nivel nacional. ¿Qué más se puede hacer para paliar las consecuencias de un problema que es argentino?

- Creo que en tu pregunta, está un poco la respuesta. Hay cierto desalineamiento con Argentina, pero el origen hoy está del lado argentino. Desde el gobierno se han tomado una serie de medidas como algunas ventajas fiscales a los combustibles, algunas reducciones en algunos tributos, se han ido reforzando los controles de frontera para evitar contrabando. Puede que no sean suficientes, pero son las medidas razonables que el gobierno puede tomar. Se han hecho esfuerzos, pero esos esfuerzos son limitados y no puede contrarrestar 100% lo que está pasando en la Argentina. Sí entendemos que Argentina va a ir encontrando ciertos equilibrios y eso tendería a normalizar la situación.

¿Qué valoración hace del funcionamiento del sistema de pago en monedas locales con Argentina?, porque los industriales lo han valorado como una herramienta, pero que en la práctica, con las barreras que hay a las importaciones, no logró despegar del todo.

- Argentina ha tenido en estos últimos tiempos ciertas restricciones al comercio exterior que el sistema de pago en moneda local no los puede resolver. Lo que busca es dar cierta agilidad y un mecanismo alternativo. Entonces eso es lo que le podemos pedir. Creo que es una buena cosa porque este tipo de convenios siempre hay que pensarlos en el largo plazo. Sirve bajo ciertas condiciones y a algunas empresas les puede servir. Tenemos la esperanza de que funcione mejor. Por ahora es poquito, pero el esfuerzo se ha hecho, la base está.

El FMI pidió que se acelere la desdolarización de la economía uruguaya. ¿Qué balance hace de ese proceso hasta ahora y que se debería hacer para acelerarlo?

- Es un proceso también muy lento y de mediano y largo plazo. Hemos tenido avances. Seguramente no todos los que hubiéramos querido. Siempre aclaramos que la desdolarización tiene una condición necesaria que es una inflación baja por bastante tiempo. Llevamos cinco meses ahora. En la medida que se vaya consolidando la inflación baja, eso nos va a permitir seguir dando ciertos pasos.

Después de 2002, Uruguay tomó una serie de medidas bien importantes para desdolarizar que tienen que ver con la propia regulación del Banco Central, reconociendo el riesgo que tiene la moneda extranjera, exigiéndole más capital a los dólares. Otra medida bien importante fue la creación de la unidad indexada, que permitió mantener el valor del peso. El mejor ejemplo del avance ha sido los créditos hipotecarios que antes del 2012 eran todos en dólares y ahora son todos en unidades indexadas. La mejor herramienta que Uruguay puede tener para enfrentar shocks es una moneda fuerte, estable, y permitir que la política cambiaria ajuste los shocks de afuera. Es el mejor régimen para el país y esa es la gran ventaja, que te permita amortiguar los shocks que los países recibimos al interior.

¿Cuáles son los desafíos de la banca central en momentos en que la economía está muy influenciada por la tecnología, desde criptomonedas a las fintech, pasando por el uso de la inteligencia artificial?

- Es un desafío bien importante porque los reguladores estamos acostumbrados a ir siempre atrás de lo que va pasando. Hoy los cambios son tan vertiginosos que, si bien no es posible que estemos adelante, sí debemos acercarnos un poco más a esa velocidad. Debemos tener cierta proactividad en las decisiones de hacia dónde van los mercados, es decir, estar bien atentos a las innovaciones. El BCU ha tratado el tema de activos virtuales, dando recomendaciones al público para que sea cuidadoso porque son temas que tienen muchos riesgos para los inversores minoristas. Hay que empezar a dar pasos para a regular algunas cosas, empezar a tomar posiciones en otras, experimentar. Estamos trabajando con un piloto con un blockchain. Es decir, estamos tratando de estar lo más adelante posible para que cuando se den estos cambios, no nos sorprendan.

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