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Kusturica volvió con su estudiantina balcánica
El punto de partida de lo que hoy es «Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra» ocurrió a principios de los 80, con el nombre de «Zabranjeno Pusenje» («Prohibido fumar», en serbio-croata) de la mano del cantante Nenad Jankovic (que sería más conocido por sus nombres de Dr. Nelle o Nele Karajlic). Y como tal, este grupo que fue enrolado en el movimiento del pop-rock yugoslavo con elementos folklóricos, alcanzó popularidad e hizo algunos discos exitosos. A causa del cine, se sumó luego el talentoso y conocido director Kusturica, capaz de rasgar humildemente unos acordes en la guitarra, y el nombre de la banda cambió por otro más ganchero en inglés y con el del cineasta en primer plano. Claro que, más allá de títulos, ni cuando estaba Dr. Nelle indiscutiblemente al frente ni ahora que volvieron a la Argentina -un lugar que siempre los recibe muy entusiastamente- sin aquel fundador carismático, Kusturica tiene un lugar central.
Su sitio en la orquesta numerosa, multi-tímbrica y bullanguera es más para vender entradas que para sonar en el show; tanto que hasta ellos mismos bromean con sus limitaciones cuando «falsea» un punteo que en realidad toca otro de sus compañeros. Y en alguna medida también cosechan el prestigio musical de un artista más serio y mejor formado en estos asuntos, Goran Bregovic, que fue el sonorizador de las películas de Kusturica hasta que rompieron la relación y se distanciaron artísticamente.
El papel de cantantes de esta versión de la No Smoking se reparte ahora entre el acordeonista Zoki Milosevic y el violinista Dejan «Leopold» Saparavalo, mucho más histriónico. El sonido sigue siendo el de fiesta popular, algo descontrolada, en un tiempo binario recurrente hasta la fatiga y sumamente marcado. Las canciones remiten a las películas de Kusturica, al folklore balcánico o a bromas musicales como las de interpolar melodías de «La pantera rosa» -por el mismo Kusturica-, «Autumn Leaves», el «Bolero» de Ravel o de un par temas de Pink Floyd -todos terminan cayendo por estos días en las redes de «Otro ladrillo en la pared»-.
Ni rock and roll ni folklore en estado medianamente puro, ni profundidad de mensaje ni elaboración musical significativa. la No Smoking Orchestra, con Kusturica como publicitario maestro de ceremonias, sigue siendo un combo divertido, festivo, de estudiantina algo retrasada, al que le sigue sobrando para tener muy buena receptividad en el público. Y habrá entonces también shows en Neuquén, Mendoza, Córdoba y Santa Fe y una segunda fecha en el mismo salón de Colegiales.
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