5 de marzo 2013 - 00:00

Traumático: nostalgia en Rusia del nefasto legado de Stalin

Un estalinista muestra una imagen de su referente en un acto en la Plaza Roja de Moscú en diciembre pasado. Se cumplen 60 años de la muerte de Stalin, fallecido a los 73.
Un estalinista muestra una imagen de su referente en un acto en la Plaza Roja de Moscú en diciembre pasado. Se cumplen 60 años de la muerte de Stalin, fallecido a los 73.
Moscú - Retratos en colectivos, en imágenes religiosas o pósters de héroes: 60 años después de la muerte del dictador soviético Josef Stalin, Rusia revive el culto del histórico personaje.

Nacido en 1879 como Josef Yugashvili, murió el 5 de marzo de 1953, a los 73 años. Hoy, cuando se cumplen 60 años de su de-saparición, películas en la televisión estatal y conferencias recordarán al hombre que no sólo controló la Unión Soviética, sino todo el bloque europeo oriental.

Pero muchos se preguntan por qué se añora ahora en Rusia a un personaje represor, lo que ha desatado un fuerte debate en el país.

"Stalin es celebrado por algunos como si se tratara de una superestrella", dijo el publicista Nikolai Svanidze en declaraciones al diario sensacionalista "MK". "Ya no es el sangriento dictador, sino casi Jesucristo", escribe provocador. Svanidze critica que hoy en día se vuelva a "apretar las tuercas" a la población: "El pueblo no cuida la libertad y la democracia, y aprueba indiferente todo, está de acuerdo en todo. Y vuelve a odiar a Estados Unidos".

Activistas de los derechos humanos e historiadores denuncian desde hace años que tras una fase de apertura y cambio (Glasnost y Perestroika) muchos archivos siguen reservados. El esclarecimiento de los crímenes de Stalin sigue siendo difícil.

Y a debate público no salen cuestiones como los campos de la muerte, el fusilamiento de eclesiásticos y de otros inocentes, la hambruna de los tiempos soviéticos, o toda esa brutal inhumanidad de la época estaliniana, señalan. La televisión pública presenta comprensivamente a Stalin como un hombre que tuvo que tomar decisiones difíciles en momentos difíciles. Los políticos defienden, por ejemplo, que la ciudad de Volgogrado vuelva a llamarse Stalingrado, y no sólo para las celebraciones. Opinan que el nombre retirado en 1961 en el marco de la "desestalinización" podría quizá recordar más duraderamente la victoria contra la Alemania de Hitler. E incluso un grafiti borrado y reescrito en el subte de Moscú vuelve a recordar hoy al dirigente soviético: "Stalin nos inculcó la fidelidad a la nación".

Muchos padres están indignados porque en las escuelas se enseñe a sus hijos que Stalin fue un "gestor efectivo" y fundador de una gran potencia mundial. La muerte de millones de personas y las represiones son cuestiones que quedan en un segundo plano. El historiador Alexander Vatlin, de la Universidad Lomonossov de Moscú, ve el peligro de que Stalin gane popularidad entre los jóvenes como "símbolo del valor y autoridad".

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha encargado la elaboración de un libro de historia unitario en el país que no contenga contradicciones. Y los analistas advierten que la figura de Stalin volverá a utilizarse para dividir a la sociedad y desviar la atención de cuestiones importantes.

"Se habla tanto de Stalin porque falta una política real", comentó el escritor Michail Weller en una mesa redonda con motivo del aniversario.

Rusia sigue sufriendo hoy en día las consecuencias de la economía estalinista, aseguró el economista Mijail Alexeyev durante un debate en Moscú. El mantenimiento de la propiedad estatal en algunas zonas da dolores de cabeza al país. Historiadores y politólogos toman la palabra, pero no hay una postura unitaria.

Según las encuestas, cada vez más rusos vuelven a ver al exdictador de forma positiva. En torno al 48% de los encuestados considera que su papel fue bueno para la historia, según el instituto de sondeos Levada. Hace 15 años, el 60 por ciento de los rusos lo veían de forma negativa, un porcentaje que se reduce hoy al 22%. Y sobre todo los comunistas vuelven a poner claveles rojos en la tumba de su héroe en los muros del Kremlin.


Agencia DPA

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