25 de septiembre 2007 - 00:00

Silvia Pérez podría ser la Mejor Actriz

El elenco de «Encarnación» en el Festival de San Sebastián: Martina Juncadella, la directoraAnahí Berneri y Silvia Pérez, a quien varios medios locales sindicaron como posibleMejor Actriz en el Festival.
El elenco de «Encarnación» en el Festival de San Sebastián: Martina Juncadella, la directora Anahí Berneri y Silvia Pérez, a quien varios medios locales sindicaron como posible Mejor Actriz en el Festival.
San Sebastián - Las dos puntas del continente, y dos estilos de cine, se enfrentaron anoche, sin querer, en la competencia donostiarra. Por un lado, «Emotional Arithmetic», de Canadá, que parece un típico telefilm sobre gente que se reencuentra y siente aflorar unos recuerdos ocultos desde la II Guerra (un hombre protegió a dos niños en un campo de detención; ahora la niña, ya mujer grande, lo localiza y quiere cuidarlo). Por el otro lado, «Encarnación», de la Argentina, que es una típica obra de cine joven, sobre gente que se reencuentra y se siente a disgusto, con una guerra que parece ir por dentro, como las procesiones (una actriz en baja vuelve a su pueblo, donde su propia hermana la mira torcido, mientras la sobrina la toma parcialmente como modelo de mujer).

Las diferencias también son de producción. «Emotional» costó 7 millones de dólares canadienses, tiene ambientaciones de época, despliegue, argumento enrevesado, paisajes hermosos de Québec en otoño (parecido a Maipú o Luján de Cuyo), y sus intérpretes son Susan Sarandon, Max von Sydow, Christopher Plummer, Gabriel Byrne y Roy Dupuis. Semejante elenco decidió al gobierno de Canadá poner 50% del presupuesto. «Allá los subsidios no son automáticos. El gobierno da su mejor apoyo a las películas que tienen más posibilidades de difusión internacional, como ésta», comentó su productora.

«Encarnación», en cambio, tiene un presupuesto medido, es de asunto sencillo, rodaje en calle Corrientes, complejo Tita Merello, y San Andrés de Giles, y elenco apretado: Silvia Pérez, la debutante Martina Juncadella, Luciano Cáceres, Osmar Núñez. Pero al público le gustó más, por lo menos al público específico de festivales, que asimismo ya conoce el nombre de la directora Anahí Berneri.

También gustó la franqueza con que Silvia Pérez supo presentarse: «En mi país he tenido una imagen de sex-symbol. Para algunos la sigo teniendo. Pero a diferencia de mi personaje, no sigo tratando de parecerme a esa que fui. Superar eso en mi vida personal me permitió hacer este papel». Con el que se apunta ahora como nominable al premio de mejor actriz, donde, por ahora, no tiene muchas rivales.

Humilde, también, el director canadiense Paolo Barzman. «Los actores me ayudaron a preparar algunas escenas. Todos fueron accesibles, sencillos, sin divismos, nadie hizo pesar su fama. Eso los hace grandes». Y fue inteligente, al exponer el tema de su obra: «La película se mueve entre el recuerdo de cosas horribles, y el olvido. Es difícil olvidar algo. Cuando dices 'olvidé' tienes que saber de qué te olvidaste. Pero es necesario soltar algún lastre. No puedes pasar toda la vida con ese museo del horror en tu cabeza».

Sobre estos asuntos de la memoria, llaman la atención, en secciones paralelas, los documentales «Calle Santa Fe», de Carmen Castillo recordando con terquedad y nostalgia su propia vida como esposa del jefe del MIR chileno Miguel Enríquez, que murió a los tiros, «El abogado del terror», de Barbet Schroeder, sobre el abogado de famosos terroristas de Argelia, Palestina, Alemania y Venezuela, y «Lucio», de Arregi & Goenaga, sobre Lucio Urtubía, un albañil navarro, anarquista, que fue ladrón, contrabandista, asaltante, y, sobre todo, gran falsificador, al punto de poner en jaque al propio Citibank, que debió negociar con él para que deje de falsificar los cheques de viajero. Todo esto, sin dejar ningún día su trabajo de albañil. La película tiene gran agilidad y sentido del humor, y a la presentación asistió el propio Urtubía, que fue ovacionado y poco menos que llevado en andas por el público. Estas cosas solo pasan en Donostia.

Para señalar, por último, la llegada del veterano Richard Lester, con la versión restaurada de «Help!» (se sigue disfrutando, pero ya no hay en la sala los gritos que se oían en el Iguazú hace 42 años), y la repercusión de una comedia sencilla de Antonio Mercero, «¿Y tú quién eres?», sobre un viejo afectado de Alzheimer. Se la acusa de sensiblera, y es cierto que José Luis López Vázquez sobreactúa a gusto, pero es imposible no estremecerse en la escena donde su personaje ya no reconoce su propia imagen en el espejo.

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