13 de abril 2005 - 00:00

Brasil: asesinan a cura en un motel con amante

Rio de Janeiro (EFE) - El asesinato de un sacerdote en el estado brasileño de Goiás cuando estaba en un motel con una amante dejó a la policía sin un testigo clave en la investigación de las extrañas muertes de otros dos religiosos, informó ayer la prensa. El cura asesinado a tiros la semana pasada, José Altino Pereira Torres, era investigado por su presunta responsabilidad en la muerte del sacerdote Moacir Bernardino da Silva, tiroteado en junio del año pasado, según el diario «O Globo».

Da Silva, por su parte, llegó a ser acusado formalmente del asesinato del sacerdote Adriano Moreira Curado, su sucesor en una parroquia del estado de Goiás y que fue envenenado en abril de 2002, agrega la versión periodística. Pereira, de 54 años, fue asesinado el jueves pasado por el marido de la mujer con la que mantenía relaciones amorosas desde hace varios años, según la policía.

La amante del religioso, la ex novicia Creuza Soares Macena, de 44 años, admitió que pretendía abandonar a su marido, el carpintero José Amilton Coelho de Souza, de 35 años, para huir con el sacerdote. La mujer dijo que estaba discutiendo los detalles de la fuga con el sacerdote cuando su marido los sorprendió en un cuarto de un motel de la ciudad de Aparecida de Goiania, y mató de cuatro balazos al religioso, dos de los cuales los recibió en la cabeza. «Mi marido ya sabía que tenía un romance con el sacerdote. Hasta mi hijo de trece años lo sabía. Pero mi marido comenzó a seguirme hace dos meses dispuesto a resolver el problema a balazos», afirmó la ex novicia en declaraciones al diario «O Globo». Según la versión periodística, el religioso asesinado, que tenía un hijo de 23 años, fue acusado el año pasado de intentar matar a uno de sus hermanos por una discusión sobre una herencia.

La archidiócesis de Goiania, capital de Goiás, informó en un comunicado que el sacerdote había sido separado temporalmente de sus funciones «por problemas físicos y psicológicos consecuentes de un accidente sufrido cuando era capellán del Ejército».

Para la policía brasileña, el asesinato podía haberse limitado a un homicidio por motivos pasionales si Pereira no hubiera sido el testigo clave en las investigaciones de las muertes de los otros dos religiosos. El sacerdote llegó incluso a ser considerado el principal sospechoso de la muerte del cura Da Silva, asesinado el año pasado con dos tiros en la cabeza en la ciudad de Goiania. Da Silva, por su parte, estuvo preso durante algunos días como sospechoso del asesinato del sacerdote Moreira, su sucesor en la parroquia de Novo Mundo, en Goiania.

Moreira murió envenenado en 2002, después de que anunció que investigaría y denunciaría la supuesta mala gestión de los fondos parroquiales y la amistad de Da Silva con un estudiante, con quien presuntamente mantenía relaciones homosexuales.

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