17 de abril 2013 - 14:44

La ricina, un veneno natural y letal

La ricina, sustancia que se detectó en una carta enviada al presidente estadounidense Barack Obama y en otra al senador Roger Wicker, es uno de los venenos de origen natural más peligrosos y letales.

No es una sustancia que se vende libremente ni es fácil de conseguir. El envenenamiento puede producirse incluso a raíz de una ingestión de granos de ricino, de los que deriva la sustancia, pero dependiendo de la cantidad.

Algo distinto es el veneno sintetizado de los granos, que es mucho más potente, pero para ello debe ser preparado de forma deliberado, tanto en forma sólida, aerosol o polvo.

La rapidez e intensidad con la que se manifiestan los síntomas dependen de las dosis.

En caso de inhalación, provoca serios daños a los pulmones en el arco de ocho horas y puede matar en tres días. 

Si es ingerida, en cambio, la ricina causa formación de coágulos en los vasos sanguíneos y daños a los órganos. La persona envenenada en este caso sufriría paros renales además de convulsiones, muy probablemente letales.

No hay antídoto conocido. Pese a que en los últimos años en Estados Unidos se anunciaron resultados positivos sobre la experimentación de un antídoto, éste aún no está disponible.

La ricina es letal, de forma aún más rápida, por inyección.

Así fue suministrada en el que probablemente es el episodio más llamativo con el que está asociado esta sustancia: el asesinato, en 1978 en Londres, del disidente búlgaro Gheorghi Markov, por parte de agentes secretos del régimen comunista.

Markov murió cuatro días después de que, en una parada de un autobús, le fue inyectada una cápsula de ricina en una pierna usando un paraguas modificado.

De la posibilidad de un eventual uso de ricina por parte de Al Qaeda se habló varias veces después del 11 de septiembre de 2001.

Pequeñas cantidades de este veneno fueron encontradas en Londres y París hace unos años. En 2004, tres edificios del Congreso de Estados Unidos permanecieron cerrados varios días tras hallarse una carta que contenía restos de ricina.

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