Cabildo Abierto (CA) vuelve a ser un problema para el gobierno a pesar de —o por— ser un miembro de relevancia dentro de la Coalición Multicolor, esta vez en lo que respecta al debate y la votación del proyecto de ley de Rendición de Cuentas, que definirá el presupuesto para la última etapa de la gestión de Luis Lacalle Pou como presidente del Uruguay. Las demoras en el Parlamento y la tensión a tal punto que puso en riesgo la coalición ya tiene un antecedente: el tratamiento de la ley de reforma de la seguridad social.
Cabildo Abierto y la Rendición de Cuentas: un antecedente en la dilación de los debates
El sector liderado por Guido Manini Ríos logró cambiar sus votos por el tratamiento de sus reclamos una vez más. La última vez, la coalición estuvo al borde de la ruptura.
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Rendición de Cuentas: Cabildo Abierto echó para atrás su decisión y votó a favor
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Manini Ríos aseguró que "es posible" que renuncien los ministros de Cabildo Abierto
Cabildo Abierto vuelve a ser un dolor de cabeza para el gobierno uruguayo y sus proyectos.
“Nos vemos en el Senado”, dijo el presidente de Cabildo Abierto, el senador Guillermo Domenech, sobre las diferencias que, una vez más, los alejan de sus socios de coalición —y de gobierno. En esta ocasión, los recursos asignados al Hospital Militar y los sueldos del personal del ejército son los puntos de discordia para el sector liderado por el senador Guido Manini Ríos, que hicieron revivir la tensión que ya casi es permanente entre CA y el resto de los partidos multicolores.
Domenech se refería al acuerdo que llegaron para que el proyecto de ley de Rendición de Cuentas pudiera superar la primera etapa parlamentaria en el Senado con cierta celeridad, para pasar al debate en Diputados luego de los cruces entre legisladores que llevaron incluso a Manini Ríos a aceptar la posibilidad de que los ministros cabildantes renunciaran a cambio de no apoyar el mensaje presupuestario presentado por el Poder Ejecutivo.
A cambio de sus votos, el partido rebelde de la coalición logró acordar que sus reclamos respecto del texto de la Rendición de Cuentas —500 millones de pesos que se destinen a salarios militares y al Hospital Militar— sean tratados con detenimiento en la Cámara Alta, durante la segunda parte del debate. Para el gobierno, esto puede ser un nuevo dolor de cabeza, si observa los antecedentes recientes de una negociación similar.
La reforma de la seguridad social y la crisis en puerta
Otro proyecto que terminó siendo casi una pesadilla para el presidente Luis Lacalle Pou fue la ley de reforma de la seguridad social; y ahora, la Rendición de Cuentas puede ir por el mismo camino. En el caso de la reforma jubilatoria, Cabildo Abierto también fue uno de los mayores obstáculos a los cuales se enfrentó el oficialismo —incluso más que el Frente Amplio, cuyos reparos eran previstos y previsibles—, al punto de poner en riesgo no solo la aprobación de uno de los pilares de la agenda reformista del gobierno, sino también la coalición misma.
En ese entonces, los puntos problemáticos fueron los años considerados en la tasa de reemplazo para el cálculo del sueldo básico jubilatorio, la posibilidad de que las AFAP invertan en el exterior y el Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS). Estas cuestiones pusieron la traba al proyecto, ya que CA se negó a votar el texto sin modificarlas. La negociación logró “patear” el hilado fino que pretendían hasta la Cámara de Diputados —a la inversa de lo que sucede ahora con la Rendición de Cuentas, en tanto el proyecto ingresó por la Cámara Baja—, pero eso también llevó a que el debate se prolongara, al menos, un mes más de lo pretendido por Lacalle Pou.
En el medio, miles de idas y vueltas y una situación de tensión extrema entre los partidos que puso en riesgo la coalición de gobierno, con los cabildantes amenazando con la ruptura en varias ocasiones. La balanza terminó inclinándose hacia el lado de los liderados por Manini Ríos, mientras que el Ejecutivo debió hacer varias concesiones para terminar votando una reforma de la seguridad social “lavada”.
Con el acuerdo alcanzado para la Rendición de Cuentas, el oficialismo se enfrenta a una situación similar de demoras, arduas negociaciones y, muy probablemente, situaciones críticas que, en definitiva, desgastan —aún más a un gobierno que encara el tramo final de su gestión con problemas económicos y de inseguridad que se hacen urgentes frente al año electoral. En ese contexto, los propios socios de la coalición —en este caso, y en la mayoría, Cabildo Abierto— parecen actuar como una oposición más compleja para Lacalle Pou.
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