Uruguay conmemora el 50° aniversario del último golpe de Estado que sufrió el país, el cual fue corolario de un importante deterioro económico que se profundiza desde fines de la década del ‘50. ¿Cuáles fueron las cifras que oficiaron de base para la toma de poder por parte de las Fuerzas Armadas aquel 27 de junio de 1973?
¿Cuáles fueron los números de la economía antes del golpe?
A falta de un evento detonante o crisis económica puntual, el deterioro económico que se "arrastraba" desde fines de los años '50 construyeron las bases para la dictadura.
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Entre 1914 y 1930, la economía uruguaya atravesaba un buen momento en general. Según los datos del doctor en Historia Económica Gabriel Oddone —reconstruidos en base a diferentes fuentes oficiales— el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) era, en promedio, del 4,2%. A su vez, la inflación rondaba en torno al 1,6% y las exportaciones habían alcanzado un incremento del 6,6%. Todo esto, entre otras cosas, resultaba en un saldo fiscal positivo del 3,7%.
El buen desempeño continuó hasta 1954, donde el crecimiento se vio algo desacelerado —un 2,5% promedio del PBI en aquellos 24 años— y la inflación fue más elevada que durante el período previo, llegando al 4,2%. Sin embargo, las exportaciones tuvieron un importante incremento del 10,5%, por lo que el saldo fiscal se mantuvo en positivo, en un 3,6%.
Una época de deterioro creciente
La gravedad de la situación económica que desencadena en el golpe de Estado de 1973 no comienza a gestarse —o, al menos, a verse reflejado en los números macroeconómicos— sino a partir de 1955. En el período que va desde aquel año hasta el inicio de la última dictadura cívico-militar, el congelamiento de precios y salarios, una gran devaluación del peso y pérdida del poder adquisitivo —los salarios perdieron cerca del 45% de su valor real entre fines delos años '50 y 1073, según estimaciones oficiales—, entre otros factores, fueron los grandes protagonistas de un escenario que tuvo el peor desenlace.
A nivel de cifras, el PBI creció apenas un 0,7% promedio en aquellos años previos al golpe, mientras que la inflación fue del 32,8%. Asimismo, las exportaciones lograron incrementarse solo un 3,7%. Esto, sumado a otros factores macroeconómicos y de la economía interna, condujeron a un déficit fiscal del 2,1% que, luego, sería heredado durante los años democráticos venideros.
No hubo un desastre económico, sino una larga crisis
Con respecto a la coyuntura, para el profesor y magíster en Historia y Memoria, Javier Correa Morales “está claro que no vino un desastre financiero o económico que generó la crisis”. Por el contrario, habló de “un arrastre”. En diálogo con Ámbito.com consideró que “eso pasó porque la crisis política, económica y social se mantenía en nivel altísimo desde costo de vida, inflación, desempleo”.
También en conversaciones con este medio, el escritor, historiador y profesor de historia Carlos Demasi consideró que “la causalidad del golpe es compleja, no se explica por un solo motivo”. Y precisó: “hay una crisis económica muy larga que viene desde finales de los ’50, transcurre en todos los años ‘60 y se va profundizando, sin que se tome ninguna medida para resolverla”.
Para Demasi, la situación se vuelve de mayor gravedad porque existe “un repertorio de medidas que todos dicen aceptar”. Se trata del plan técnico elaborado por la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (CIDE), nombrada por el Estado para proponer soluciones. “Todos los partidos decían apoyarlas, pero nadie las impulsaba”, cuestionó.
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