El comercio del Mercosur podría expandirse hacia tierras asiáticas, más allá de China, con las negociaciones que mantiene el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida. Mientras tanto, las negociaciones del bloque regional con la Unión Europea (UE) continúan en un punto muerto, a pesar de la insistencia de algunos países por su concreción, entre los que se encuentra Uruguay.
El Mercosur se acerca a Japón de la mano de Lula da Silva
El presidente brasileño conversó con el primer ministro japonés, Fumio Kushida, sobre un acuerdo con el bloque regional tras la multiplicación de incertidumbres en las negociaciones con la Unión Europea.
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Lacalle Pou insistirá en 2024 con "salir del corsé" del Mercosur y afianzar el vínculo con Argentina
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El embajador chino no descartó la posibilidad de un TLC con el Mercosur
El gobierno brasileño anunció el inicio de conversaciones con Japón, con el objetivo de avanzar en un acuerdo comercial entre el país asiático y el Mercosur, en medio de lo que parece ser una estrategia de comenzar a expandir el mapa de las negociaciones hacia otros socios, luego de que el acuerdo con la UE no llegara a buen puerto con el cierre del año.
En este sentido, y según el comunicado oficial, Lula recibió una llamada telefónica de Kishida, en la que también hablaron "del fortalecimiento de la asociación estratégica y comercial entre Brasil y Japón, la presidencia brasileña del G-20 y la cooperación entre los dos países en foros multilaterales a favor de la paz, la democracia y la superación de la pobreza".
La noticia es positiva en términos de un nuevo mercado que se abre para la región, si bien, por ejemplo, Uruguay ya mantiene intercambios comerciales bilaterales con este país, principalmente de lengua bovina —desde fines del 2022 se exporta lengua bovina fresca, además de la variedad cocido, un producto del que la nación asiática es el principal importador del mundo.
Sin embargo, un acuerdo comercial regional podría suponer ventajas para el país ya que, actualmente, no cuenta con ninguna preferencia arancelaria, y la tasa por defecto para la carne bovina es del 12,8%. En ese sentido, las negociaciones encabezadas por Lula podrían significar también la reducción de costos de exportación para los productores uruguayos.
Nuevas puertas que se abren tras la pausa con Europa
Las conversaciones con Japón no comienzan en tiempos inocentes o casuales: si bien las negociaciones con la Unión Europea no se cayeron definitivamente, el hecho de que el 2023 terminara sin acuerdo entre los bloques regionales fue una puntada casi definitiva para el pesimismo generalizado. En ese contexto, y tal y como habían advertido entonces Brasil y Paraguay, el Mercosur comienza a mirar hacia otros continentes en busca de nuevos socios comerciales.
“Ya estamos mirando para otro lado. Reiteré en varias oportunidades mi decisión de en la próxima presidencia pro tempore poder concentrar los esfuerzos en otros ámbitos”, expresó, al respecto, el presidente paraguayo Santiago Peña, que también había dado un ultimátum a los europeos para cerrar el acuerdo en diciembre.
También desde el gobierno brasileño se había declarado la intención de buscar alternativas al acuerdo Mercosur-UE ante las idas y vueltas por el capítulo referido a las condiciones medioambientales para el comercio.
Este escenario no es necesariamente perjudicial para Uruguay, si bien el gobierno expresó en incontables ocasiones su deseo de culminar con 25 años de negociaciones: así como aparece Japón en el horizonte comercial del bloque, la desestimación de Europa —o, al menos, su corrimiento del lugar prioritario que tuvo durante el 2023— deja lugar para que China se siente a la mesa con el Mercosur para conversaron sobre la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) —que, además allane el camino para el acuerdo bilateral.
De esta forma, y si bien el presidente Luis Lacalle Pou aseguró que en este 2024 insistirá con “salir del corsé” del Mercosur, el bloque regional podría significar acuerdos interesantes para el gobierno durante su último año de gestión —y sin grandes logros en materia de comercio exterior que, hasta el momento, puedan presumir.
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