La Administración Nacional de Combustible, Alcohol y Portland (Ancap) lleva a cabo todo un sistema nuevo de procesamiento de agua para eliminar el exceso de cloruros y sodio que contiene el líquido distribuido por OSE en el contexto de la crisis del agua que afecta a Uruguay; y procesa hasta 180.000 litros por hora para evitar dañar las tuberías de la refinería de La Teja.
En medio de la crisis del agua, Ancap procesa 180.000 litros por hora para poder utilizarla
A través de un sistema que cuenta con Unidades Potabilizadoras de Agua y dos plantas de ósmosis inversa, la petrolera procesa el agua para sacar el excedente de salinidad y poder utilizarla en la refinería.
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Que el agua está salada ya no es un misterio para nadie en el país, mucho menos para los hogares y comercios de la zona metropolitana. Pero para Ancap es, particularmente, un dolor de cabeza. Esto es así porque la petrolera estatal debe procesar millones de litros diarios para evitar que el exceso de salinidad —necesario para extender las escasas reservas de agua potable— aumente el riesgo de corrosión en los caños de la caldera de la refinería.
Frente a esta situación, la empresa instaló Unidades Potabilizadoras de Agua (UPA) de OSE y dos plantas de ósmosis inversa que reducen la sal en el agua. A través de esta maquinaria especializada procesan 180.000 litros de agua por hora para ser utilizada en La Teja, sin ocasionar problemas durante el proceso de refinación de combustibles.
En este nuevo sistema, además, introducen agua dulce que es traída desde el río Uruguay en barcazas, con el fin de neutralizar lo más posible el exceso de sodio y cloruros sin contribuir más en la merma de reservas.
Las complicaciones presupuestarias de La Teja
Ancap se enfrenta, además, a otros problemas relacionados con la principal refinería del país: la parada técnica programada para septiembre.
La pausa en la producción es una preocupación para la petrolera desde dos aspectos: por un lado, por la reducción significativa de ingresos que tendrá Ancap —que, a su vez, reducirá en gran medida su espalda financiera y su capacidad de subsidiar los precios de los combustibles en el país
Por otro lado, preocupa también por el incremento de los gastos que tendrá la empresa estatal para hacer frente a la obra en sí y por las importaciones necesarias para satisfacer la demanda interna; gastos a los que se suman ahora también las inversiones necesarias del nuevo sistema de procesamiento del agua, para así evitar los potenciales riesgos de seguir funcionando con el aumento de salinidad en el agua.
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