27 de mayo 2023 - 11:52

Los retos y oportunidades de la banca central latinoamericana

El Banco Central del Uruguay organizó una conferencia sobre los desafíos en el corto y largo plazo, así como sobre la importancia de las metas de inflación en estos escenarios, a cargo del economista brasileño Alexandre Tombini.

El economista brasileño Alexandre Tombini, durante la conferencia organizada por el Banco Central del Uruguay.

El economista brasileño Alexandre Tombini, durante la conferencia organizada por el Banco Central del Uruguay.

Los bancos centrales de América Latina se enfrentan a dos grandes retos: la inflación alta y las amplias deudas públicas que limitan el crecimiento ya desacelerado de los países. Así lo explicó el economista brasileño Alexandre Tombini durante su conferencia organizada por el Banco Central del Uruguay (BCU).

El BCU llevó a cabo el viernes la conferencia “Metas de inflación como régimen de política monetaria: evidencias y desafíos”, para seguir trabajando y profundizando la función de la política monetaria como herramienta para el control de los precios internos, un tema que es central en la agenda política y económica de Uruguay, con las particularidades de las presiones del sector agroexportador por un dólar más competitiva, por un lado; y la desdolarización que pretende el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el otro.

La conferencia fue dada por el expresidente del Banco Central de Brasil y actual jefe de Representación del Banco de Pagos Internacionales (BIS) en las Américas, Alexandre Tombini; quien señaló dos desafíos “considerables” para los bancos centrales latinoamericanos: en el corto plazo, la inflación alta que puede volverse persistente; y en el mediano y largo plazo, las deudas públicas altas y el crecimiento bajo.

Sin embargo, señaló también que las autoridades monetarias están también preparadas para enfrentar estos retos, gracias al compromiso con reducir la inflación y los marcos de política monetaria flexibles y robustos.

Los retos en política monetaria para América Latina

En general, en la región la inflación ha mostrado una baja desde mediados y fines del 2022, que tiene una correlación también a nivel mundial, con los efectos de la pandemia de Covid-19 ya quedando casi superados, y con las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania ya habiendo sido relativamente controlados. Este es también el caso de Uruguay, cuyo índice de inflación es más bajo que el promedio de América Latina y ha mostrado un descenso más persistente.

Sin embargo, Tombini señaló que la inflación subyacente sigue alta. El aumento de los precios de las materias primas, la disrupción de las cadenas de suministro, los desbalances entre oferta y demanda, y los desplazamientos de la demanda entre bienes y servicios explican este “comovimiento” de los índices inflacionarios.

El problema que subyace a esta situación es el riesgo de que la inflación alta se mantenga persistente, con un claro desanclaje de las expectativas con la realidad que, a su vez, empuje a la aplicación de mecanismos de indexación que no contribuyan a controlar el aumento de precios. Por esto, el economista brasileño hizo hincapié en la importancia de “reducir la inflación ahora, antes de que la inflación alta se consolide”.

A este desafío se le suma también uno que se mueve en el escenario a mediano y largo plazo: las vulnerabilidades fiscales y el bajo crecimiento potencial de los países latinoamericanos. En este sentido, los gráficos representaron una situación de deuda pública en niveles récord —el promedio de la región se encuentra alrededor del 60% del Producto Bruto Interno (PBI), al igual que en el país— en paralelo a una de déficit fiscal elevado —si bien el trabajo uruguayo en este punto reconocido de forma positiva por el FMI. Este escenario, junto con un bajo crecimiento, genera un círculo vicioso en el que las deudas crecen y, al mismo tiempo, reducen aún más el crecimiento ya limitado.

Al mismo tiempo, Tombini señaló que las políticas fiscales y monetarias tienden a ser divergentes en la región: mientras que las segundas tomaron un matiz restrictivo, con aumento de tasas que permitieran reducir la inflación y los déficit, las segundas se mantienen expansivas. Esto genera que la responsabilidad de la política monetaria aumente a la vez que se restringe la habilidad del banco central de estabilizar la economía. El diagnóstico es la necesidad de consolidación y mayor eficiencia fiscal para no disminuir aún mas el crecimiento.

Un escenario no tan negativo como parece

Los desafíos existen y hay que afrontarlos. Sin embargo, Tombini reconoció que los bancos centrales están preparados para ello. En esa línea, reconoció como acertada la decisión de los aumentos de las tasas de interés en América Latina, la cual está llevando a un rápido desanclaje de las expectativas de inflación, al punto de que los analistas prevén una convergencia a las metas entre el 2024 y el 2025.

Esto ha logrado que los bancos centrales mantengan su credibilidad gracias a “un marco de política monetaria robusto y exitoso” que, de todas formas, no ha dejado de ser flexible para poder adaptarse a las circunstancias cambiantes, algo también necesario para lograr los objetivos. En definitiva, los países que tienen metas de inflación fijadas, como Uruguay, son los que mejor preparados están para afrontar los desafíos en el corto, mediano y largo plazo.

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