El Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS) vuelve a estar en escena en pleno debate por la reforma de la seguridad social en Uruguay, siendo uno de los puntos de discordia entre los diputados de la coalición, así como argumento detrás del voto negativo de, por ejemplo, el colorado Gustavo Zubía. Para el gobierno, la derogación de este tributo, en el corto plazo, no es factible pero, ¿qué implicancias tendría en las cuentas públicas?
¿Qué implicaría la derogación del IASS en la reforma de la seguridad social?
El diputado colorado Gustavo Zubía no votará el proyecto en tanto mantenga este impuesto en las jubilaciones y Cabildo Abierto incluye su reducción como una de sus condiciones, ¿es algo factible?
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La reducción del IASS podría ser contradictoria con la misma reforma de la seguridad social en Uruguay.
El voto negativo de Zubía ya está anunciado: el legislador no acompañará el proyecto pilar de la agenda reformista del gobierno. Por su parte, Cabildo Abierto (CA), entre sus tantas condiciones, exige el compromiso de reducción del impuesto. Los pedidos tampoco son descabellados, ya que fue una promesa de campaña del presidente Luis Lacalle Pou.
Sin embargo, el estado de las cuentas fiscales, si bien mejoradas en los últimos años, no soportaría el impacto en la merma de esta recaudación; menos aún en un contexto en el cual el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió al país en cuanto a sus niveles de deuda.
Pero en la misma discusión por la reforma de la seguridad social, la posibilidad de derogar el IASS pierde sentido: tal y como explicó Nicolás Lussich en su programa InformaCARVE, el recaudación total de este impuesto se dirige al Banco de Previsión Social (BPS); por lo que su eliminación implicaría el recorte de recursos para el organismo que la reforma apunta a mejorar en términos de financiación. Es decir, sería un despropósito e, incluso, una marcha atrás.
¿Cuál es la participación del IASS en las cuentas y qué impacto tendría su eliminación?
Este no es un tema nuevo sobre la mesa: previo al 2 de marzo y el discurso de Rendición de Cuentas del presidente, con el anuncio de la rebaja tanto en el IASS como en el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), ya se hacían estimaciones en torno al impacto que tendría la modificación impositiva en las cuentas públicas del Estado. Ya entonces se hablaba de una aumento del déficit fiscal como consecuencia directa de una menor recaudación.
Durante el 2022, el IASS aportó ingresos por 14.893 millones de pesos a las arcas del Estado y supuso una participación del 2,5% en el Producto Bruto Interno (PBI) del país el año en que el déficit fiscal total fue del 3,4% —en febrero se mantuvo en los mismos niveles. Con la rebaja del impuesto aprobada en el Parlamento de forma exprés en marzo, el gobierno avanzó en una renuncia fiscal de 30 millones de dólares—solo respecto del tributo sobre la asistencia de la seguridad social— que, a su vez, tuvo un impacto directo sobre los ingresos del BPS.
Si se considera un ingreso similar para el año en curso, se podría hablar de un 7,8% menos de recaudación anual en un organismo que, a través de la reforma de la seguridad social, busca mejorar su estado de financiamiento. El impacto de la rebaja, según el gobierno, puede ser solventado a través de la consolidación fiscal lograda en los últimos años; mas una reducción del 100% —con la derogación del impuesto— supondría un deterioro sustancial en las cuentas de la institución y una contradicción misma con el objetivo del proyecto que se debate en Comisión Especial de la Cámara de Diputados. En todo caso, quedaría una pregunta sin responder: de dónde sacar los recursos para compensar la merma de ingresos al BPS.


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