17 de diciembre 2025 - 08:31

Revisionismo, continuidad económica y cuentas pendientes, los ejes del primer año de gobierno

El Frente Amplio cerró un 2025 de gestión con logros y muchas expectativas por delante, de cara a un 2026 en el que deberá pisar el acelerador.

El gobierno de Yamandú Orsi cierra 2025 con algunos logros importantes y varias cuentas pendientes, 

El gobierno de Yamandú Orsi cierra 2025 con algunos logros importantes y varias cuentas pendientes, 

Foto: @FrenteAmplio

El gobierno dio por cerrado el 2025 con el sexto y último Consejo de Ministros en Torre Ejecutiva, donde el presidente, Yamandú Orsi, encabezó los balances y proyecciones de cada cartera de lo que fue un primer año de gestión marcado por revisionismos, debates parlamentarios, la muerte de José Mujica y algunas dudas que deberán empezar a resolverse pronto.

Orsi advirtió que no llegó al poder “con un espíritu refundacional”, pero sí lo debe haber hecho con uno definitivamente revisionista: el primer año del nuevo gobierno del Frente Amplio (FA) tuvo como una de sus principales características la revisión de políticas —algunas de ellas, centrales— de la gestión de la Coalición Republicana, lo que generó fuertes roces con una oposición más que dispuesta a la confrontación.

La derogación de decretos que flexibilizaron el consumo de tabaco, firmados por Luis Lacalle Pou, es apenas un ítem de una larga lista que quedó, sin dudas, encabezada por la cancelación del contrato del proyecto Arazatí y la denuncia penal contra el astillero español Cardama: dos “hitos” de la administración previa que, en pocos meses, se vieron desarmados con argumentos que plantean dudas sobre el período anterior. Desde la oposición, claro, hablan de “revanchismo político”; desde el gobierno, lo desmienten, pero no pudieron escapar del todo de la espiral.

Consejo de Ministros,
El gobierno cerró el primer año de gobierno en el sexto Consejo de Ministros, con el triunfo reciente de la aprobación de la ley de Presupuesto y las proyecciones para el 2026.

El gobierno cerró el primer año de gobierno en el sexto Consejo de Ministros, con el triunfo reciente de la aprobación de la ley de Presupuesto y las proyecciones para el 2026.

La continuidad económica y el gran logro parlamentario

Pero así como hay rupturas claras, también hay continuidades que, incluso, llegan a llamar la atención por parte de un gobierno de izquierda, pero que se podían prever con las designaciones de Gabriel Oddone al frente del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y de Guillermo Tolosa, en el Banco Central del Uruguay (BCU): la política económica y, sobre todo, la monetaria —en lo que respecta a la regla fiscal y el control de inflación —, mantuvieron tanto rumbo como objetivos.

La no intervención en el mercado cambiario, incluso con un dólar que lleva una pérdida del 11,61% en lo que va del año, es un ejemplo de ello; la continuidad de Herman Kamil en la Unidad de Gestión de Deuda (UGD), es otro. Y cómo olvidar las recientes expresiones de Oddone respecto del “ajuste fiscal” que lleva adelante el gobierno… una frase poco feliz para las filas frenteamplistas pero que, innegablemente, llevó tranquilidad a los mercados.

Este enfrentamiento entre el ala política orgánica de la coalición de izquierda —que encontró su expresión más extremista en el grupo de legisladores que apoya el “impuesto al 1%”— con el sector más técnico, encarnado en ministros ajenos al riñón partidario, fue habitual durante los primeros meses. Pero quedó en un lejano segundo plano de cara al debate de la ley de Presupuesto que, contra la mayoría de los pronósticos, fue un triunfo importante y no tan costoso como se proyectaba, incluso con la falta inédita de mayorías en la Cámara de Diputados y el fuerte rechazo de la oposición al paquete impositivo.

Pesada herencia, desafíos futuros (y urgentes)

El escenario recibido por el Frente Amplio distó bastante de ser el que la Coalición Republicana dice haber dejado: las acusaciones cruzadas, condimentadas con Ferraris, excusas, bombas de tiempo y cráteres, postergaron algunas discusiones que, ya con el Presupuesto en mano, deberán atenderse de forma prioritaria.

La compleja situación fiscal —más entreverada de lo esperado, pero no tan desastrosa como se cree, según el ala más moderada del gobierno— endurece aún más el escenario general de estancamiento económico y falta de competitividad. A esto se le suman los altos niveles de pobreza infantil, una conflictividad laboral que dificultó sectores claves de la actividad y la inseguridad, que sigue siendo percibida como el principal problema de los uruguayos.

Los problemas no faltan y, a medida que pasan los meses, la carta blanca propia de una nueva gestión comienza a desvanecerse. Las encuestas de opinión marcan una desaprobación creciente del gobierno, más asociada a la falta de resultados en áreas clave y a la evaluación entre los votantes coalicionistas, por lo que el 2026 deberá ser un año en el que la sensación generalizada de avances lentos comience a revertirse y los logros comiencen a materializarse: el viaje de Orsi a China confirmado para el primer trimestre es una buena señal en ese sentido —a la que se suman los avance ya alcanzados en materia de comercio internacional (EFTA, Acuerdo Transpacífico, ¿Unión Europea?)—, pero queda mucho camino por recorrer.

El principal obstáculo del gobierno

El 2025 fue un año en el que el Frente Amplio comenzó a recorrer un camino inevitable: el que ya no tiene a sus líderes históricos. La muerte de Mujica terminó de cerrar una etapa y abrir otra que encontró a la fuerza política en un nuevo e incipiente gobierno, presionado en dos frentes.

Muerte de José Mujica Yamandú Orsi y Lucía Topolansky.jpg
La muerte de José Mujica abrió una nueva etapa para el Frente Amplio sin sus líderes históricos, apenas a dos meses de haber iniciado el nuevo gobierno.

La muerte de José Mujica abrió una nueva etapa para el Frente Amplio sin sus líderes históricos, apenas a dos meses de haber iniciado el nuevo gobierno.

Por un lado, una oposición que estuvo lejos de darle margen a la nueva administración y que se ocupó de cuestionar casi como un deporte. El récord de cinco interpelaciones a ministros del gobierno en apenas diez meses es el indicador más evidente de esta actitud que, de todos modos, no trancó el proyecto principal del año, el Presupuesto.

Por otro lado, y algo más sorpresivo, el PIT-CNT: la central sindical, histórica aliada de la coalición de izquierda, llevó a cabo dos paros generales en el año y continúa insistiendo con dos temas incómodos para el gobierno, la reducción de la jornada laboral y, más aún, el impuesto al 1% más rico.

Sin embargo, el obstáculo menos pensado del gobierno fue el gobierno mismo. O, mejor dicho, la comunicación. Las contradicciones, dichos y desdichos entre jerarcas fueron habituales durante los últimos meses, mientras que las grandes noticias —esas que deben ser anunciadas con bombos y platillos— muchas veces pasaron desapercibidas o se limitaron a ser posteos aislados en redes sociales. Y en tiempos donde los furcios y los errores corren como pólvora, el esfuerzo por incidir con más peso en la agenda pública debe ser aún mayor. Con la “autenticidad” sola no alcanza.

Los logros y pasos dados en el buen camino no faltaron, pero las exigencias y expectativas son muchas. Y si bien todavía quedan cuatro años de gobierno, el 2026 puede ser un año clave para empezar a priorizar las grandes demandas populares y los planes para que Uruguay crezca.

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