Altiva, sensual, estilizada, de voz ronroneante y burlona, hermoso cuerpo y ostentosa melena, Camila Perissé, que murió este mediodía en el Hospital Español, donde estaba internada con su salud deteriorada desde hace mucho tiempo, subyugaba a los espectadores.
Adiós a Camila Perissé, una sex symbol de los años 80
La actriz marplatense, que reinó una década en el espectáculo, había saltado a la fama por su desnudo total, durante la dictadura, en la obra de teatro "La señorita de Tacna", de Vargas Llosa, que hizo junto a Norma Aleandro.
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La actriz Camila Perissé murió hoy a los 70 años
Se consagró en los programas de Tato Bores, causó fascinación en 1981, durante la dictadura militar, al mostrarse desnuda y perfecta en la puesta en escena de la obra teatral “La señorita de Tacna”, de Mario Vargas Llosa (la protagonista era Norma Aleandro, pero ella era el imán de boletería en la sala del Blanca Podestá). Tuvo en cine su mejor imagen con “Las lobas”, donde a su paso rajaba la tierra. También en otros éxitos pornosoft de la época, como "Las esclavas" y "Los gatos", o policiales como "Delito de corrupción".
Se alejó más tarde en busca de otra vida, y varios años después reapareció, hasta despedirse con una actuación dramática, envuelta en nostalgia y amargura, en “Planta madre”, de Gianfranco Quattrini, junto a Robertino Granados, un talento bohemio y desperdiciado que murió un poco antes, como preparándole el camino.
Marplatense criada en la Capital, alumna del Labardén, profesora de guitarra y danzas nativas, jovencita integró el ballet de Joaquín Pérez Fernández y debutó en teatro con “Despertar de primavera”, dirigida por Agustín Alezzo y Hedy Crilla. Eligió entonces el apellido de su madre, Perissé que en su juventud supo ser actriz de reparto en nuestro cine, con el nombre de Ana Nieves.
Ella también fue actriz de reparto durante varios años en teatro, películas eróticas y programas de entretenimiento, hasta que tuvo su oportunidad en los programas del clan Bores (fue pareja durante un tiempo de Sebastián Borensztein, hijo de Tato). Convertida en símbolo sexual, encabezó teatros de revista, publicidades y programas de gimnasia. Apareció junto a los grandes capocómicos y divas del momento, como Jorge Porcel, Alberto Olmedo, Moria Casán y Mario Sánchez, entre otros. En 1996, antes que se le vieran las primeras arrugas, eligió retirarse. En Nueva York estudió cocina y terapia holística, instaló un local de comidas sanas, anduvo después por Europa y volvió en 2008, pero al campo. En Lobos enseñó inglés, tuvo un programa radial, “Camila sin siesta”, que repitió en Pergamino, y se dejó tentar solo por dos películas (“Helena”, de Milka López, y “Planta madre”).
Pero cuando todo parecía ir bien, dos operaciones de ingle y una fractura de fémur la obligaron a ir por otro camino, penoso, indeseado, luego agravado por la neumonía y otras complicaciones. En ese calvario, que duró mucho tiempo, y que provocó que la trasladaran desde Mar del Plata, donde vivía, al Hospital Español, tuvo la permanente asistencia de su pareja, Julio Fernández, y la ayuda económica de Mirtha Legrand y otra gente buena.
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