"Los tuyos, los míos, los nuestros"

René Russo en el papel que había hecho Lucille Ball en la versión original de «Los tuyos, los míos, los nuestros».

«Los tuyos, los míos, los nuestros» («Yours, Mine and Ours», EEUU, 2005, habl. en ingl.); Dir.: R. Gosnell; Int.: D. Quaid, R. Russo, S. Faris, K. Pevec, R. Torn, L. Hunt.

Esta película es bastante insoportable, muy poco graciosa, muy asquerosa (vómitos, flatos, etc.), y francamente innecesaria. Aunque se anuncie como comedia familiar, solo entretiene a los niños, siempre que no tengan mayores exigencias. Aparte es remake de una conocida comedia, lo que significa que no sólo caminó sobre huellas ajenas, sino que se perdió en el camino y encima dejó todo hecho un asco y a mayor precio. No vale la pena averiguar en qué truchescuelas se recibieron los guionistas, ni qué adolescentones les tomaron examen, ni siquiera considerar el triunfo del mal gusto y el vacío total, ni cuán bajo han caído ciertos sellos como la Metro-Goldwyn-Mayer, que en tiempos del finado Carl B. Mayer fuera impoluto reducto del cine familiar. Pero quizá convenga cotejar la versión original con la de ahora, aunque sea para semblantear el aire de cada época.

Basta un juego de siete diferencias: La de 1968, dirigida por Melville Shavelson («La sombra de un gigante»), con Lucille Ball y Henry Fonda (de 56 y 61 años respectivamente al momento del rodaje), fue escrita por guionistas de cine, basados en las memorias que la señora Helen North Beardsley había publicado acerca de cómo pudo criar una familia supernumerosa. Comedia de costumbres, sin efectos especiales, describía los conflictos de convivencia entre los 10 hijos de una viuda y los 8 de un viudo, hasta que se amoldaban mutuamente, crecían, y, muy emocionados, despedían al mayor de todos, que bien derechito se iba a cumplir con la patria. Considerando la fecha de rodaje, semejante final era más que «ideológicamente comprometido». Pero le gustó a medio mundo.

La versión de 2005 que ahoravemos, dirigida por Raja Gosnell («Mi abuela es un peligro»), con Dennis Quaid y René Russo (ambos de 51, edad máxima que hoy se tolera en Hollywood para encabezar una producción), fue escrita por guionistas de TV, basados sólo en la sinopsis del guión anterior. Película (supuestamente) cómica, tiene efectos especiales, dobles de riesgo, tomas aéreas, un chanchito, y muchas situaciones repetidas, pretende describir lo mismo que la anterior (sólo que ahora la viuda tiene hijos de todos los colores), pero llegando a otro final, sin verdadera emoción ni compromiso alguno. Eso es todo, y, es cierto, hay más de siete diferencias.

P.S.