Winehaus: vino tirado y sin etiquetas para una salida diferente

La esquina palermitana ofrece varietales y blends que llegan directamente desde el barril a la copa. La carta apunta al tapeo con productos de estación.

Pese a la sobreoferta gastronómica de Buenos Aires -y particularmente de Palermo-, muchas veces es difícil pensar en una “salida distinta”. Como cuando un usuario se sienta en el sillón con todas las plataformas de contenidos de series y películas en el control remoto pero no logra encontrar nada que lo convenza. Así, Winehaus viene a llenar ese espacio, en una esquina palermitana pero no en el epicentro de Hollywood: ofrece vinos seleccionados “sin etiquetas” tirados directamente del barril y servidos por copa, con una carta gastronómica centrada en los tapeos.

Los vinos son de la bodega salteña Viñas en Flor, enfocada en alta gama y exportación, con lo cual no se trata de etiquetas visibles en las vinerías y tiendas locales. El vino llega directamente en los barriles y cuenta con la ventaja de la variedad de cepas que cosecha la bodega situada en Cafayate, sobre la Ruta Nacional 40 y a 1.700 metros sobre el nivel del mar. Así, Winehaus, una apuesta en momentos de pandemia -abrió en la primavera pasada-, es un lugar ideal para los enófilos, que pueden ir rotando entre las diversidad de las 18 canillas, con varietales que incluyen a los tradicionales -tintos, rosados y blancos- y otros no tanto como el Petit Verdot o el Tannat. También hay blend bi o trivarietales.

La experiencia apunta a ir rotando de vino, ya que se puede pedir de a media copa y los precios son amigables: en Winehaus se puede acotar el presupuesto a valores apenas mayores a los de una hamburguesería pero con una calidad mayor. Partiendo desde el vino, la carta incluye tapas para maridar, creadas con por el team de Nero Cocina. Una particularidad es que se recibe la copa con una etiqueta especial que lleva el nombre de la variedad elegida (un recurso pensado para recordar los vinos probados, también válido para evitar confusiones en la mesa). También hay lugar para gin artesanal tirada y cócteles a base de vino, como el Pink Tonic (gin tonic tirado, vino rosado de malbec y frutos rojos) y el Malbec Julep (jugo natural de lima, almíbar y hojas de menta fresca).

La carta gastronómica fue confeccionada por Ramiro Keklikan y Joaquín Lege y apunta a tapas de autor que remiten a la cocina callejera y al comfort-food en igual medida. Algunas de las destacas: croquetas de osobuco braseado al torrontés salteño y queso sardo; papas gramajo al modo Nero; mollejitas crocantes con puré de estación; buñuelos de estación ; “panchitos” con salchicha casera de pollo de campo, entre otros.

La estética es moderna, descontracturada. El frente sobresale por su fachada verde, mientras que en el interior tiene una ambientación sobria, de estilo industria, en la que se destaca la barra con banquetas altas y las canillas pulcras en un estilo minimalista.

En Winehaus también hacen referencia al consumo ecológico: los barriles evitan utilizar envases descartables como las botellas.