El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) difundió el primer reporte anual del Bono Indexado a Indicadores de Cambio Climático(BIICC, SBL por su sigla en inglés), una herramienta con la que Uruguay se colocó en la vanguardia de nuevas formas de financiamiento a nivel mundial.
Bono indexado a cambio climático: ¿Cómo le fue a Uruguay en el primer reporte anual?
El MEF difundió las primeras cifras sobre los indicadores climáticos del bono sostenible, que no fueron tan positivas como se esperaba en el gobierno.
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El BIICC, conocido como bono sostenible o sustentable, fue lanzado el año pasado por el MEF para dar al país acceso al mercado de las finanzas soberanas sostenibles y lograr así un enfoque alternativo para el financiamiento de la deuda vinculado a la sostenibilidad.
Específicamente, el bono permite implementar premios y penalidades de tasas simétrica, vinculando el costo de capital del país al logro de sus objetivos climáticos y de conservación medioambiental asumidos en el Acuerdo de París (COP21).
¿Qué pasó con los indicadores climáticos del bono sostenible?
De acuerdo al detallado informe, disponible solo en inglés y difundido por la Unidad de Gestión de Deuda (UGD), los dos indicadores que componen el bono sustentable mostraron un comportamiento dispar durante el 2021.
El Bono Indexado a Indicadores de Cambio Climático está compuesto por dos indicadores de desempeño (KPI, por sus siglas en inglés), uno vinculado a la reducción en el total de emisiones brutas de dióxido de carbono por unidad de PBI real (KPI-1) y otro relacionado al mantenimiento del área de bosques nativos.
Durante el 2021, KPI-1 logró una reducción del 41% en la intensidad de las emisiones brutas agregadas de dióxido de carbono por unidad de PIB real, con respecto a los niveles de 1990 (año de referencia para los indicadores del BIICC). No obstante, el indicador retrocedió en relación a la prepandemia, cuando la reducción de las emisiones del principal componente de los gases invernaderos fue de 48%.
El Ministerio de Economía y Finanzas explicó que ello se debe a “a un aumento de 10,7% en el agregado emisiones brutas de dióxido de carbono entre 2019 y 2021, y a una contracción acumulada del 1,3 % en términos reales PIB en el mismo período”.
Según el informe, fueron clave en el aumento de las emisiones de carbono, el proceso de exportación de electricidad a Argentina y Brasil en 2021, que se abastecían de combustibles fósiles, y el uso de fertilizantes nitrogenados sintéticos en el campo, ligado a la fuerte expansión de la superficie cultivada de trigo, colza, cebada, maíz y arroz en Uruguay.
En tanto, el PBI real de Uruguay aún no logra recuperar se la contracción pospandemia, por lo que permanece en niveles bajos, agregó la UGD en el texto.
Todo ello lleva a que el indicador de desempeño de reducción de emisiones se encuentre actualmente 9 puntos porcentuales por debajo de la meta del 50% establecida para 2025.
En tanto, el KPI-2 alcanzó un 100% de mantenimiento del área de bosque nativo en 2021, con respecto a la línea de base de 2012. “Esto se explica principalmente por planes de regeneración natural, aumento de cobertura y restauración. En particular, la cobertura de bosque nativo en Uruguay ha aumentado en zonas de baja presión agrícola como la sierra (bosque Serrano) y en lugares donde el bosque fluvial se encuentra fragmentado”, señala el reporte anual.
Así, el Ministerio de Economía proyecta que el indicador vinculado a bosques nativos no sólo cumplirá la meta, sino que Uruguay está listo para alcanzar una segunda la meta más ambiciosa para 2025 que consiste en aumentar un 3% por sobre el objetivo de mantener el 100% del área de bosques.
¿Cómo reducirá Uruguay sus emisiones para mejorar el perfil de finanzas sostenibles?
“A pesar del fuerte aumento de la electricidad generada por combustibles fósiles en 2021 vinculado condiciones climáticas de la región, Uruguay se mantiene entre los líderes mundiales en energía eólica a gran escala y e la producción de otras formas de energía eléctrica limpia ”, aseguró el gobierno en el reporte anual del Bono Indexado por Indicadores de Cambio Climático.
Cabe destacar que, mientras que en 2021 (año medido en el informe), más del 45% de la producción de electricidad de Uruguay se generó a partir de fuentes de energía eólica y solar, esa cifra fue mucho mayor para el 2022.
De acuerdo al Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), el año pasado se registró un menor consumo de combustibles y uno mayor de energía hidráulica, que contribuyeron al aumento en la participación de fuentes renovables en la matriz eléctrica hasta alcanzar el 91%.
Los mayores desafíos provienen al día de hoy en la reducción de emisiones en el transporte de pasajeros, para lo que el gobierno inició un programa de subsidios para renovar taxis y colectivos por vehículos eléctricos; y en aumentar la producción agrícola y ganadera al mismo tiempo que se reducen las emisiones de metano y óxido nitroso, preservando el ecosistema de pastizales.
El Banco Mundial (BM) analiza una propuesta de Uruguay para extender el uso de los bonos vinculados al cambio climático y fomentar la innovación en los bonos soberanos de mercados. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en tanto, ha recibido sugerencias de expertos para sumar esa herramienta en la negociación de deuda.
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