El Consejo Fiscal Asesor (CFA) del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) presentó el “Informe sobre el cálculo del Resultado Fiscal Estructural al cierre del 2023” en Uruguay, el documento de elaboración propia sobre los resultados económicos presentados por el gobierno la semana pasada, y aseguró que el cálculo del RFE del Gobierno Central-BPS “se ajustó a la metodología vigente”. Sin embargo, puso sobre la mesa distintos desafíos que el régimen fiscal vigente enfrentará en 2024, el primer año electoral desde su implementación.
¿Cuáles serán los desafíos de la regla fiscal para este año?
El Consejo Fiscal Asesor planteó los puntos en los que el equipo económico del gobierno deberá prestar atención para mantener la institucionalidad fiscal.
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El 2024 presenta varios desafios para la regla fiscal en Uruguay.
En una conferencia de prensa a la que asistió Ámbito, los integrantes honorarios Alfonso Capurro, Ana Fostel y Jorge Roldós, realizaron una serie de consideraciones no solo sobre los resultados fiscales del 2023 —los cuales valoraron positivamente en términos del “cumplimiento de la regla fiscal por cuarto año consecutivo en sus tres pilares”—; sino también sobre los desafíos a corto y mediano plazo en materia de institucionalidad fiscal.
Con una bienvenida al público para Roldós, que se integró al Consejo a partir de noviembre del año pasado —en el marco de la renovación anual de un miembro del CFA—, y un agradecimiento al economista Aldo Lema, exintegrante y “parte importante de lo que es este informe y de los últimos años”, Capurro comenzó hablando del “aporte importante de todo este nuevo marco fiscal” a partir del cumplimiento de los tres pilares de la regla.
“Demuestra el compromiso de la política fiscal con el cumplimiento de la nueva institucionalidad”, destacó, haciendo también un repaso de los números presentados por la titular del MEF, Azucena Arbeleche, la semana pasada.
Otro punto destacado por el economista de CPA Ferrere fue que, a pesar de la presencia de varios “shocks negativos” como la sequía, la inestabilidad argentina y una inflación menor a la esperada —que afectó la recaudación impositiva—, la posición del Resultado Fiscal Estructural fue mejor que en años anteriores en los que también se experimentaron factores contraproducentes para la economía nacional.
“Uruguay debe seguir este camino y, a mediano plazo, dar un resultado que se consistente con la sustentabilidad de la deuda y converger a un equilibrio con superávit primario y un déficit estructural más cercano al 2%”, consideró Capurro, asegurando que “todavía queda camino a recorrer a mediano plazo”.
Metas ajustadas y el dilema entre el cambio y el desvío, los desafíos 2024
Más allá de los puntos positivos y valoraciones realizadas por el CFA —por ejemplo, y además de lo buenos resultados del 2023, Roldós destacó particularmente el camino recorrido en lograr un manejo de la política fiscal contracíclico o acíclico a partir del enfoque estructural adoptado en la regla fiscal—; los economistas también hicieron hincapié en los desafíos que deberá afrontar esta relativamente nueva institucionalidad.
El primero y más inmediato es que las metas fiscales planteadas para el 2024 son “exigentes”, incluso con el cambio anunciado por el MEF respecto de la Rendición de Cuentas de junio del 2023, que pasó de un RFE del 2,6% del Producto Bruto Interno (PBI) a uno del 2,9%. “Vamos a estar jugando muy cerca de los bordes de los tres pilares, y supone riesgos de incumplimiento o de desvío en algunos de ellos”, señaló Capurro, en su parte de la presentación.
Asimismo, planteó que la recaudación de la Dirección General Impositiva (DGI) —luego de un año tan atípico como lo fue el 2023— trae incertidumbre respecto de su comportamiento; que, a su vez, está acompañada de la posibilidad de que una mejora en la recaudación o reducciones de gastos incurridos por única vez sean interpretados como mejoras estructurales cuando, en realidad, serán cíclicas —por lo que no deberían ser consideradas como un mayor margen de maniobra para la política fiscal.
Las consecuencias económicas de las mejoras en el empleo y el salario real también pueden tornase un riesgo: el piso del crecimiento del gasto está ubicado en, al menos, un 1,7%, por lo que el criterio prudencial al momento de ejecutar las partidas presupuestarias será fundamental para el cumplimiento de la regla fiscal. Sobre todo, en un contexto en el que la incertidumbre internacional todavía es alta.
Sin embargo, el cambio mismo de las metas fiscales —independientemente de que la argumentación esgrimida por el MEF sea pertinente— fue señalado como un elemento de riesgo para la institucionalidad fiscal o, al menos, que podría evaluarse para seguir contribuyendo a la credibilidad y transparencia de los logros en esta materia.
Para los integrantes del CFA, la situación presenta un trade off o dilema entre cambiar la meta original a riesgo de socavar la credibilidad de los resultados o arriesgarse a tener “desvíos ex post”. El llamado de atención con el objetivo de seguir mejorando la regla fiscal no llega en un mal momento, sobre todo si se tiene en cuenta las recientes críticas que recibió el gobierno tras la presentación de los números oficiales, entre las cuales el senador y precandidato del Frente Amplio, Mario Bergara, acusó a Arbeleche de “correr el arco” constantemente para que “entre la pelota”.
En ese sentido, los economistas señalaron la posibilidad de plantear “metas duras y exigentes que operen como ancla de la política fiscal, pero que acepte la ocurrencia de desvíos por shocks externos” como, por ejemplo, habría sucedido el año pasado, “y tenga mecanismos de explicación de desvío y de convergencia de las metas”. “El marco fiscal actual no distingue entre lo que son proyecciones y lo que son metas, quita margen de maniobra para poder transparentar ese problema. Es una oportunidad de mejora detectada por el CFA”, explicó Capurro.
Por un fortalecimiento del marco fiscal hacia adelante
Los desafíos fueron señalados también como oportunidades para continuar mejoran un régimen fiscal relativamente nuevo y que, este año, enfrentará la “tendencia o incentivo a gastar más en años de elección”, como señaló Roldós.
En línea con la idea de “seguir con una mirada a largo plazo la institucionalidad fiscal”, Ana Fostel resaltó algunos hitos del 2023 y otros que están encaminándose para este 2024. En el primer sentido, destacó el lanzamiento de Fislac, una herramienta desarrollada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) orientada al fortalecimiento de los marcos fiscales en América Latina y que Uruguay ya está utilizando dentro del ámbito del MEF.
Esta herramienta es clave para lo que puede ser un evento de importancia para este año: la confección de una Hoja de Ruta para fortalecer el marco fiscal de Uruguay. Este proyecto ya fue puesto en marcha por la cartera dirigida por Arbeleche, e incorporará lecciones aprendidas en su etapa de implementación y las tendencias internacionales en la materia. La idea es que sea un “documento que evalúe y marque con luces bien largas cómo seguimos hacia adelante”, apuntó Fostel.
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