Las grandes cadenas de supermercados están perdiendo participación en el mercado de alimentos y bebidas, en los últimos 4 años, pero los autoservicios independientes y formatos de proximidad fueron los más beneficiados en el comercio.
En los últimos 4 años los autoservicios crecieron 9% en ventas y superaron a los supermercados
El consumidor tiende a comprar alimentos y bebidas en los comercios de proximidad por los precios y la cercanía.
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Ferias, autoservicios y comercios de barrio superan a las grandes cadenas en ventas de alimentos y bebidas.
De acuerdo al último un estudio privado que consultó la Asociación de Supermercados del Uruguay (ASU), las cinco principales cadenas del país (Ta-Ta, Grupo Disco, El Dorado, Tienda Inglesa y Macromercado) redujeron su participación conjunta del 23,5% en 2021 al 22,3% a diciembre de 2024.
Esta tendencia refleja un estancamiento que mantiene a las grandes superficies en aproximadamente un tercio del mercado total de alimentos y bebidas, un segmento que representa el 85% de las ventas de las cadenas y que el sector estima en unos 6.600 millones de dólares anuales.
Los datos contrastan con el crecimiento sostenido que había caracterizado al sector supermercadista en décadas anteriores, cuando las grandes cadenas ganaban participación de mercado año tras año.
Los autoservicios independientes ganan terreno
El principal beneficiario de esta reconfiguración ha sido la categoría "autoservicios", que incluye supermercados independientes no pertenecientes a cadenas y locales. Este segmento experimentó un salto importante, pasando del 33,1% de participación en 2021 al 42,1% el año pasado. Este crecimiento de casi 9 puntos porcentuales posiciona a los autoservicios independientes como el canal dominante en la comercialización de alimentos y bebidas en todo el país, superando ampliamente a las grandes cadenas.
Por ejemplo, los locales de "proximidad" registraron un crecimiento del 3% al 4,2% de participación. En esta categoría se incluyen las modalidades Express de Devoto y Tienda Inglesa, así como los almacenes Kinko, que han apostado por la conveniencia y cercanía al consumidor.
Sin embargo, los almacenes tradicionales también experimentaron una fuerte contracción en su participación de mercado, cayendo del 40,3% al 31,4% en el mismo período. Esta caída de casi 8,9% sugiere una migración de consumidores hacia otros formatos de ventas.
La transformación del mercado responde a varios factores convergentes. Las ferias vecinales y los autoservicios de estaciones de servicio han ganado protagonismo como puntos de venta de cercanía, aprovechando cambios en los hábitos de consumo. El sector también enfrenta una competencia creciente del comercio electrónico, particularmente a través de plataformas como Temu, que opera bajo el régimen de franquicia aduanera y ofrece precios competitivos en productos no alimentarios que tradicionalmente vendían los supermercados.
El impacto del contrabando y la frontera perjudica a supermercados
Las grandes superficies también reportan afectaciones por el contrabando, especialmente en zonas de frontera donde la diferencia cambiaria con Brasil hace atractivo el ingreso ilegal de mercadería. Este fenómeno se extiende desde la periferia hacia zonas más céntricas del país.
Por otra parte, el estancamiento en participación de mercado se acompaña de un nivel general de ventas que recién está alcanzando los niveles previos a la pandemia. Si bien las localidades del interior, especialmente las fronterizas, han recuperado las ventas tras el fin de la brecha cambiaria que desviaba consumo hacia la Argentina, el panorama general muestra un consumo "muy quieto".
Reclamos por desregulación
El sector supermercadista reclama "soluciones de fondo" que incluyen la eliminación de regulaciones y trámites que consideran generan "costos ocultos". Entre las principales demandas figura la agilización de permisos del LATU para importaciones, la digitalización de trámites y la reducción de requisitos burocráticos.
Desde ASU se planea presentar estas inquietudes al gobierno en los próximos meses, argumentando que la reducción de estos costos se traduciría en menores precios para los consumidores.
El sector enfrenta además la posibilidad de mayor regulación a través de un proyecto de ley del Frente Amplio que propone limitar la cantidad de locales por cadena y establecer plazos máximos de pago a proveedores. La iniciativa, reingresada en marzo a la Cámara de Diputados, busca equilibrar las reglas entre comerciantes grandes y pequeños.
Los números revelan una industria en transformación, donde las grandes cadenas luchan por mantener su posición frente a formatos más ágiles y cercanos al consumidor, en un contexto de cambios profundos en los hábitos de compra y nuevas formas de competencia.
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