17 de diciembre 2025 - 20:38

La economía uruguaya entra en una fase de enfriamiento para 2026

Luego de ocho meses consecutivos en expansión, el PBI comenzó a desacelerarse a partir del tercer trimestre de este año.

La economía entra en una etapa de enfriamiento para el año que viene. 

La economía entra en una etapa de enfriamiento para el año que viene. 

La economía uruguaya transita una etapa de desaceleración que comienza a consolidarse y cuyo desenlace dependerá, en mayor medida, de las decisiones de política económica internas que del contexto internacional.

Esa fue una de las principales conclusiones del webinar de coyuntura económica organizado este miércoles por la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (Ccsuy) donde se presentaron los resultados de encuestas empresariales y análisis sectoriales actualizados. El informe fue presentado por la directora del Departamento de Estudios Económicos de la Cámara, Ana Laura Fernández, y Alejandro Cavalo por la firma especializada en opinión pública, Equipos Consultores.

Si bien el escenario global muestra señales mixtas con Estados Unidos creciendo cerca del 2%, la Unión Europea (UE) apenas por encima del 1% y China desacelerándose gradualmente, el diagnóstico fue claro: Uruguay enfrenta vulnerabilidades propias que condicionan su desempeño futuro, en un contexto de crecimiento más moderado y pérdida de dinamismo interno.

El comienzo del enfriamiento

Los datos del tercer trimestre de 2025 confirman que el Producto Interno Bruto (PIB) ingresó en una fase de desaceleración, con un crecimiento interanual de 1,2% y una variación desestacionalizada negativa (-0,2%), luego de ocho trimestres consecutivos de expansión período a período. Las proyecciones apuntan a un crecimiento del entorno de 2% para 2025 y de apenas 1,6% en 2026, configurando un escenario de bajo crecimiento.

A este cuadro se suma un encarecimiento relativo de la economía uruguaya, asociado al debilitamiento global del dólar y a la fortaleza del peso. La pérdida de competitividad cambiaria impacta directamente sobre la rentabilidad exportadora y eleva los costos internos, consolidando, según se advirtió en la presentación; un problema estructural que difícilmente se revierta en el corto plazo.

Uno de los focos centrales del análisis fue la evolución del consumo privado, que mantiene tasas de crecimiento positivas pero cada vez más acotadas. En el tercer trimestre, el consumo creció 2% interanual, por debajo de los registros de trimestres previos, y las proyecciones indican que en 2026 podría expandirse entre 0% y 1%, ingresando en una virtual meseta.

La desaceleración se refleja con claridad en la predisposición al consumo de los hogares. Los indicadores de confianza del consumidor se ubicaron apenas por encima del nivel de neutralidad tras el ciclo electoral, con retrocesos extendidos —aunque moderados— en rubros clave como bares y restaurantes, hoteles, indumentaria y shoppings, incluso en meses tradicionalmente más dinámicos del año.

Esta menor intención de gasto ya tiene correlato en los datos reales de ventas: sectores como restaurantes y confiterías acumulan caídas interanuales cercanas al 8%, el cuidado personal continúa en terreno negativo y los supermercados muestran una marcada desaceleración, con un crecimiento interanual de apenas 1,2% en el tercer trimestre, frente a tasas cercanas al 3% a comienzos de año.

Pese al panorama de enfriamiento, los analistas identificaron dos factores que están mitigando parcialmente la desaceleración del consumo. Por un lado, la fuerte reducción de la fuga de consumo hacia Argentina: mientras que en 2022 y 2023 entre seis y siete de cada diez uruguayos compraban productos de supermercado del otro lado de la frontera, en octubre de 2025 esa proporción cayó a apenas 5% de los encuestados, reorientando el gasto hacia el mercado interno.

Por otro lado, los ingresos de los hogares medidos en dólares volvieron a crecer a tasas de entre 10% y 15% en los últimos meses, a pesar de la desaceleración del salario real. Este fenómeno explica por qué la predisposición a la compra de bienes durables se mantiene relativamente estable, aun cuando el consumo corriente pierde impulso.

Mercado laboral

El mercado de trabajo comienza a mostrar señales consistentes con una economía menos dinámica. Si bien el empleo aún crece en términos interanuales, el ritmo se ha enlentecido y los últimos meses muestran un virtual estancamiento, con aumento de la informalidad que amortigua la suba del desempleo. Dado que el empleo es un indicador rezagado del ciclo económico, los expositores advirtieron que una fase prolongada de crecimiento moderado podría traducirse en una detención de la creación de nuevos puestos de trabajo hacia adelante.

La encuesta empresarial presentada por la cámara revela un escenario de rentabilidad tensionada. Más del 40% de las empresas reportó resultados similares a los del año anterior, pero un 38% registró caídas, atribuidas principalmente a la competencia desleal, el informalismo y el contrabando, así como a una demanda más cauta y a mayores presiones de costos. Las expectativas a un año vista aparecen divididas, reflejando un clima de negocios marcado por la cautela.

De cara a la temporada turística 2025, las expectativas empresariales son prudentes. Más del 60% de las empresas no prevé un impacto significativo del turismo en sus resultados, aunque cerca del 20% —principalmente en rubros directamente vinculados— espera un efecto positivo. El turismo receptivo, impulsado por un aumento cercano al 40% de visitantes argentinos, sostiene la actividad, pero no se perfila como un motor capaz de cambiar la tendencia general de bajo crecimiento en los próximos trimestres.

Frente a este escenario, el mensaje central del webinar fue la necesidad de un “shock micro de productividad” para evitar que el enfriamiento económico se prolongue. Las propuestas incluyen desburocratizar procesos, mejorar la competencia, reducir barreras regulatorias y avanzar en una mayor apertura comercial, con hitos como el acuerdo Mercosur–Unión Europea y el ingreso a las negociaciones del Acuerdo Transpacífico.

Según se destacó, una empresa promedio destina alrededor de 50 jornadas laborales al año solo a cumplir con la normativa vigente, lo que refleja la magnitud de la carga burocrática. En un contexto de crecimiento acotado y competitividad erosionada, la capacidad de encarar estas reformas será clave para atraer inversión, sostener el empleo y evitar que la economía uruguaya quede atrapada en una fase prolongada de estancamiento

Dejá tu comentario

Te puede interesar