8 de noviembre 2023 - 12:35

Los empresarios ven luces amarillas por el deterioro de la economía

La Encuesta de Expectativas Empresariales de Exante reveló que, si bien todavía hay una percepción general positiva, comienzan a darse señales de preocupación.

Los empresarios uruguayos todavía ven un clima de negocios favorables, pero en medio de una coyuntura económica que se deteriora

Los empresarios uruguayos todavía ven un clima de negocios favorables, pero en medio de una coyuntura económica que se deteriora

Foto: Pexels

El 85% de los empresarios de Uruguay considera que el clima de negocios continúa siendo positivo en el país, pero las luces amarillas comienzan a encenderse respecto de la situación económica a nivel nacional, en el marco de una coyuntura que entienden cada vez menos favorable.

Así lo demuestra la última Encuesta de Expectativas Empresariales realizada por la consultora Exante, a la que accedió Ámbito. El relevamiento semestral entre más de 300 ejecutivos determinó que la evaluación del clima de negocios, a octubre de 2023, continúa siendo “extraordinariamente favorable”, con un 85% considerando el contexto como “bueno” o “muy bueno”. El 15% restante lo entiende como “regular”, mientras que ninguno lo ve como “malo” o “muy malo”.

Lo que sí mostró un deterioro es la percepción de la economía o de su desempeño reciente, algo que viene observándose también en los relevamientos previos, tal y como señaló Exante en su informe. De esta forma, si bien el cambio se dio mayormente hacia las respuestas neutras que consideran la situación económica “igual” —48% contra el 31% relevado en abril—; también aumentó la percepción de que la situación económica es peor que hace un año, del 19% hace seis meses al 23% actual.

Esta respuesta, junto con la moderación, una vez más, de las expectativas de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) con un horizonte de tres o cuatro años —ubicándose apenas por encima del 2% anual— son señales de una coyuntura menos favorable para las empresas en Uruguay; en la cual inciden tanto las condiciones financieras internacionales más restrictivas como las dificultades que permanecen en términos de competitividad nacional.

Las señales de alerta entre los empresarios

Otro aspecto que enciende las luces amarillas a partir del relevamiento de Exante es la nueva caída en las expectativas de mejoras adicionales del clima de inversiones: en abril, un 23% de los encuestados todavía consideraba un horizonte más positivo, mientras que a octubre, el número de respuestas optimistas se redujo al 13%.

También se redujo por cuarta vez consecutiva la percepción de mejora al interior de las empresas en relación con la situación de un año atrás. Si bien todavía un 40% todavía ve mejoras, en abril este porcentaje era del 47%. Asimismo, creció en un punto la cantidad de respuestas que no ven cambios, mientras que quienes ven una peor situación en la actualidad en sus negocios aumentó del 15% al 21%.

En la misma línea, casi un tercio de los empresarios encuestados percibe ventas más bajas de lo previsto para este año —mayormente a causa de la sequía y la diferencia cambiaria con Argentina. De todos modos, las expectativas sobre el desempeño en el próximo año siguen siendo, en general, positivas; aunque se moderaron levemente.

Por otra parte, entre los principales desafíos que enfrentan las empresas, Exante recogió la presión de costos como el aspecto más señalado, con el 61% de las respuestas. “ Ello resulta consistente con la situación de baja competitividad y escaso crecimiento que tiene la economía”, señaló el informe. La competencia creciente, la escasez de demanda y la gestión de recursos humanos también son desafíos relevantes.

A pesar de esta coyuntura menos optimista, la evaluación de la gestión del gobierno de Luis Lacalle Pou sigue siendo sumamente positiva: 79% la aprueba y solo 3% la desaprueba. El balance es favorable en casi todas las áreas de gestión, pero en esta ocasión se destacó un aumento apreciable en los juicios positivos referidos al manejo de la inflación —94% de respuestas positivas contra el 69% del relevo anterior—; y, por el contrario, un deterioro del saldo neto de respuestas en lo relativo a la competitividad —con un crecimiento del 25% al 33% de quienes la califican como “mala”.

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