Entre Córdoba Capital y San Javier hay unos 189 kilómetros. Ambas ciudades están unidas por la Ruta Provincial 34; en parte, por el Camino del Peregrino —el sendero que recorría el Cura Brochero, el primer santo argentino—; pero, sobre todo, por dos experiencias turísticas únicas que reúnen a la perfección sustentabilidad, bienestar y relax, y aromas y sabores: el Azur Real Hotel y Spa, con sus baños subterráneos, y la Posada Rural La Matilde, con su propuesta de proximidad, orgánica y biodinámica.
Relax, hospitalidad y sabores locales: una experiencia de bienestar única y sustentable
Las propuestas de Azur Real Hotel y Spa y la Posada Rural La Matilde permiten disfrutar una oportunidad inigualable para conectar con la naturaleza y con uno mismo a través de todos los sentidos.
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Aunque con propuestas diferentes, ambas experiencias comparten una filosofía muy similar: la importancia de dar a conocer todo lo que Córdoba ofrece desde una perspectiva sustentable; y de la hospitalidad, donde cada detalle cuenta para crear momentos inolvidables: desde el recibimiento con una taza de té La Matilde, con hierbas aromáticas del lugar, pasando por la degustación de quesos y vinos de cortesía tras una tarde en los Baños, hasta los mensajes personalizados de bienvenida y despedida que esperan en la mesita de luz junto con alguna atención que completan una vivencia cálida y de calidad.
El viaje comienza con JetSmart, que se une perfectamente a la experiencia de turismo sustentable con sus propios principios. Esto puede verse ya en los animales autóctonos que adornan la cola de los 41 aviones de la flota —la más joven de Sudamérica—, parte del acuerdo con Temaikèn para conservar y restaurar la biodiversidad; pero también está en otros detalles que no solo contribuyen a valores más económicos en los pasajes, sino también al cuidado del medio ambiente, como una menor utilización de combustible gracias a sus asientos ultra livianos o la separación de residuos a bordo.
Actualmente, JetSmart cuenta con dos frecuencias diarias a Córdoba, aunque en breve planean aumentarlas a tres, con la llegada de los nuevos aviones adquiridos por la compañía aérea low cost. En todo caso, es la manera perfecta de comenzar unas vacaciones o escapada de fin de semana de la mejor forma posible.
Azur: un oasis en medio de la vorágine citadina
La calle San Jerónimo, en medio del Distrito Histórico de Córdoba, esconde entre sus fachadas grises y el movimiento intenso del centro citadino un oasis de relajación y bienestar boutique tras las puertas del Hotel Azur. Basta con ingresar al edificio para transportarse a lo que parece ser otra dimensión, creada cuidadosamente por los aromas, los sonidos y la decoración sofisticada y cálida.
Sus 16 habitaciones se dividen en cinco categorías: Standard, Clásica, Superior, Deluxe y Suite Azur. Todas tienen un diseño exclusivo y están equipadas con un escritorio de trabajo, personal bar, Smart TV, caja de seguridad, cafetera Nespresso y equipo para mate y té, menú de almohadas y productos de tocador e higiene personal hechos con extracto de yerba mate.
Otros elementos que completan la estadía extraordinaria en Azur, al punto de haber sido elegido en 2010 como uno de los mejores nuevos 66 hoteles del mundo por parte de Condé Nast Traveller e incluido en la Guía Michelin, son sus espacios comunes: un rooftop con splash pool, sala de estar, gimnasio y piscina climatizada.
En aquel edificio de 1915, patrimonio arquitectónico de Córdoba, se mezclan lo antiguo y lo moderno a través de las historias que se descubren en pequeños detalles como el número 16 sobre la puerta de la habitación 9, indicio de que allí funcionó un anexo del colegio Dean Funes —en cuyas aulas cursó el Che Guevara—; o en las anécdotas de los recitales en el inicio de la carrera de Rodrigo, cuando fue “Jerónimo Bailable”. Hoy, con un aura muy diferente, las joyas del hotel boutique son su spa subterráneo, inspirado en la arquitectura jesuita; y su restaurante de cocina kilómetro 0 y platos que transportan a cada localidad cordobesa.
Baños de Azur retoma el significado romano original de la palabra spa: salus per aquam, es decir, salud a través del agua. Premiado a fines de 2023 como la mejor experiencia de spa en Latinoamérica por los World Luxury Awards, ésta ofrece un recorrido por doce etapas que exploran los beneficios del agua a través de la crioterapia, los hidromasajes y diversos momentos que combinan e intercalan propiedades para la piel y el cuerpo, temperaturas, y prácticas de bienestar inspiradas en antiguas civilizaciones. Luces tenues, música suave y techos abovedados de ladrillo crean la ambientación perfecta para relajarse y conectar con uno mismo.
La Despensa de Azur, el restaurante del hotel a cargo de la chef ejecutiva Agostina Saldivar, es el toque final para una experiencia dedicada a todos los sentidos: ofrece un amplio panorama de los sabores y texturas de Córdoba, combinando productos locales en una carta que varía según la estación y cuyos platos tienen como protagonistas ingredientes de diferentes localidades de la provincia. Si bien el desayuno, el almuerzo y la cena son de tipo buffet —con un mesón repleto de color y variedad, con tantas opciones que nunca se sabe por dónde comenzar—; la cena es el momento perfecto para explorar el menú junto con la carta de vinos, que también ofrece un meticuloso recorrido por la ruta del vino cordobés.
La Matilde: el espacio de bienestar donde la tierra se une con el cielo
En el corazón de San Javier, a los pies del Cerro Champaquí, se erige La Matilde, una posada rural que invita a disfrutar el lujo de lo simple y la belleza de la naturaleza y lo local en un rincón tierra adentro donde todo tiene una razón y cada detalle está cuidadosamente pensado. Desde el primer momento, las 64 hectáreas que componen la comarca ofrecen una experiencia sensorial cargada de paisajes increíbles, aromas que transportan al bosque nativo y sabores que reúnen lo mejor de la producción local, para crear una experiencia inigualable, única y personalizada.
Con las Altas Cumbres de frente y el valle a sus espaldas, la Posada Rural con sus amplias galerías es el centro de la primera comarca biodinámica del país, rodeada de vegetación y vida silvestre. “Pase nomás”, invita un cartel, resumiendo en dos palabras el espíritu hospitalario en torno al cual todo se mueve en aquel sitio construido en 2015, pero que recrea una calidez antigua en su arquitectura y su mobiliario, en su imponente hogar y las salamandras de cada una de las diez habitaciones —cinco con vista al monte y cinco hacia el corazón del campo; ocho clásicas y dos de categoría superior.
Entre las actividades que se pueden realizar, es imperdible la cabalgata por los olivos, frutales y viñedos de uvas malbec, cabernet y tannat; y las casas privadas, parte del proyecto de loteo, que van intercalando los cinco prototipos de vivienda que se pueden construir para mantener la filosofía del lugar. El taller de panificación es otras de las experiencias que permiten pasar un momento especial, para luego degustar los productos con las mermeladas caseras y las sierras rojas por el efecto Magenta del atardecer; o, también, se puede cambiar la merienda por una degustación de los vinos orgánicos y biodinámicos de la bodega La Matilde, donde cada nombre y etiqueta tiene una anécdota por detrás.
La posada rural ofrece, además, una sala de masajes y yoga, clases de arquería, clases de equitación, taller de elaboración de jalea con pétalos de flores, trekking y senderismo, experiencias de astroturismo y la infaliblemente recorrido por la comarca, para terminar de conocer y entender el concepto biodinámico de trabajar la tierra en función de la astronomía que se extiende de manera integral en la posada, la finca, la pulpería —donde se consiguen los vinos y las aromáticas— la huerta orgánica, el invernadero de gírgolas, el taller de cosmética natural —en la cual se fabrican los productos de tocador e higiene 100% naturales—, y, por supuesto, el restaurante.
DeAdobe es otra de las grandes propuestas de La Matilde, en la cual se puede saborear el orgullo de lo autóctono gracias a su gastronomía de proximidad, que utiliza ingredientes de productores a no más de 15 kilómetros a la redonda. Su cocina, a cargo del chef Juan Cruz Galetto, fue finalista de la última edición del Prix Baron B - Édition Cuisine, y permite explorar los sabores locales sin dejar de lado la sustentabilidad. A cada gran plato, además, lo acompaña un vino cordobés de igual calidad.
Ciertamente, cada momento en La Matilde está pensado para ser de descanso, bienestar y conexión con el entorno y, sobre todas las cosas, placentero. Una experiencia que no se pude dejar de disfrutar en cada pequeño detalle.
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