12 de noviembre 2009 - 00:00

El show, como en el ’73

«Tres mujeres para el show». Actuación de Susana Rinaldi, Amelita Baltar y Marikena Monti. Con Aldo Saralegui (piano), Sebastián Barbui (bajo, guitarra), Abel Rogantini (piano), Juan Pablo Navarro (contrabajo), Mariano Signia (bandoneón) y Juan Carlos Cuacci (guitarra). (Clásica y Moderna; todos los días hasta el 21 de noviembre).

Eran tiempos políticos tumultuosos. Y no era nada habitual, además, que tres mujeres fueran las únicas cabezas de un espectáculo. El lugar donde se estrenó, en el año 1973, estaba en Maipú y Córdoba y se llamaba La Bola Loca -un bowling que había agregado shows en vivo-. Y allí fueron Susana Rinaldi, Marikena Monti y Amelita Baltar; no sólo a cantar, sino también a comentar las noticias del día, a marcar su postura ante el mundo.

Muchos años han pasado. Cada una ha hecho su propia carrera y ninguna necesita presentación. Han mantenido la amistad y el respeto artístico aun en las diferencias ideológicas que Amelita se encarga de recordar en este reestreno. Y han elegido un espacio pequeño, intimista, muy cercano al público, para volver a hacer, remozado, actualizado, estas «Tres mujeres para el show».

La fórmula es sencilla. Cada cual tiene su parte, previamente presentada y con anécdotas conmemorativas incluidas, por alguna de sus colegas. Arranca Amelita Baltar, acompañada por piano -Aldo Saralegui- y bajo o guitarra -Sebastián Barbui-. Arma una lista de canciones con obviamente varios títulos de Piazzolla -nadie cantará, nunca, la «Balada para un loco» como ella- pero también con algunas piezas folklóricas -»La pobrecita», «Criollita santiagueña», «La tristecita»-. Y hasta se anima con algunos rasgueos de guitarra.

Después es el turno de Marikena Monti. Ahora la mezcla de autores incluye a Chico Buarque, Tom Jobim, Vinicius, Jacques Brel, Roberto Cantoral, George Gershwin, Jorge de la Vega. Y cierra su parte, siempre acompañada por el excelente piano de Abel Rogantini, con una maravillosa versión a dúo con Edith Piaf de «Non, je ne regrette rien».

Finalmente, es el turno de Susana Rinaldi. El entorno musical lo da entonces un cuarteto bajo la dirección del guitarrista Juan Carlos Cuacci. Y con ese vozarrón que no ha perdido la más mínima de sus virtudes, lleva el espectáculo a su punto más alto, con un listado que incluye glorias de la canción argentina como «Ventarrón», «Tinta roja», «Sueño de barrilete», «Yuyo verde», «Naranjo en flor», «Siempre se vuelve a Buenos Aires» y hasta una versión medio improvisada de «Como dos extraños». Quizá le faltaría, aunque es cierto que tampoco lo tenía en 1973, un encuentro final de las tres, al menos para una pieza. Y a lo mejor, la propuesta termina siendo excesivamente extensa -alrededor de dos horas- para un espacio de café concert. Pero, por lo demás, no pueden sino derramarse elogios sobre este reencuentro que vale la pena festejar.

Dejá tu comentario