16 de agosto 2017 - 00:00

Los CEO huyen en estampida de los órganos asesores de Trump

El mandatario insistió en que la violencia en Virginia fue “ por culpa de ambas partes” pero, presionado, estudia deshacerse de su asesor ultra Steve Bannon. Una mujer murió y 19 personas resultaron heridas el sábado cuando un supremacista atropelló una marcha contra la segregación.

Los CEO huyen en estampida de los órganos asesores de Trump
Nueva York - La luna de miel entre Donald Trump y parte de la comunidad de negocios se interrumpió repentinamente tras la reacción del presidente estadounidense a la violencia racista en Charlottesville, considerada inadecuada e insuficiente por varios grandes empresarios que abandonaron los consejos asesores del Gobierno.

La elección hace nueve meses de un empresario al frente de la Casa Blanca había suscitó el entusiasmo de numerosos CEO, pero varios del dieron la espalda cuando Trump puso el sábado al mismo nivel a los militantes de extrema derecha y a contramanifestantes después de que uno de los primeros atropellara a un grupo en Virginia (este) y dejara una mujer muerta y 19 heridos.

El presidente ejecutivo del gigante farmacéutico Merck, Kenneth Frazier, inició la rebelión dando un portazo el lunes en el Consejo de Industria. Fue seguido rápidamente por Kevin Plank, presidente de la marca de artículos deportivos de moda Under Armour, y por Brian Krzanich, presidente del gigante de los chips informáticos Intel.

Scott Paul, presidente de la Alianza para la Industria Estadounidense, siguió sus pasos ayer explicando simplemente en Twitter que "es lo que hay que hacer".

"Sospecho que otros empresarios también habrían querido protestar renunciando o posicionándose públicamente, pero están atrapados", estimó el economista Joel Naroff. "Por un lado, deben maximizar la rentabilidad de los accionistas y, por el otro, no pueden ser indiferentes a las implicaciones sociales de sus decisiones".

Anoche, en tanto, Richard Trumka, presidente de AFL-CIO, el principal sindicato del país, renunció como consejero de Trump.

Esas reacciones se conocieron después de que el mandatario republicano pusiera en pie de igualdad a racistas y antirracistas por el atropellamiento que perpetró un manifestante supremacista el sábado en Charlottesville (Virginia), que dejó una mujer muerta y 19 heridos. En su primera reacción, el mismo sábado, atribuyó a "muchas partes" la responsabilidad por la violencia.

Recién el lunes condenó de manera explícita a los "supremacistas blancos, al Ku Klux Klan y otros grupos de odio". Pero, insólitamente, ayer insistió en que "hubo culpa de ambas partes".

Notorios empresarios ya se habían expresado contra Trump. En enero, varios denunciaron un controvertido decreto que limitaba el ingreso de personas de países musulmanes, entre ellos el presidente de Apple, Tim Cook, o el de Google, Sundar Pichai.

En junio, el dueño de la constructora de autos eléctricos Tesla, Elon Musk, y el de Disney, Bob Iger, abandonaron otros comités asesores tras la decisión de Trump de sacar a Estados Unidos del Pacto sobre Cambio Climático de París.

Sin embargo, las partidas anunciadas entre el lunes y ayer tuvieron un tono más personal. Para justificar su rechazo a seguir sirviendo al presidente, Frazier, uno de los pocos titulares negros de una gran empresa estadounidense, señaló que los dirigentes deben "rechazar claramente las manifestaciones de odio, de sectarismo y toda reivindicación que niegue el ideal de que todos los hombres han sido creados iguales".

Under Armour tiene su sede en Baltimore, una ciudad portuaria del este muy afectada por problemas de pobreza y segregación racial, donde su presidente, Kevin Plank, apoya numerosos proyectos sociales.

"Ningún consejero que crea sinceramente en la tradición de un Gobierno bipartidista puede creer que sirve para algo" estar del lado de Trump, consideró Larry Summers, exsecretario del Tesoro. "Deberían tener vergüenza de dar apoyo moral a las palabras y actos de Trump", escribió en The Washington Post.

El presidente embistió ayer en Twitter contra los renunciantes, yendo más allá de lo dicho el lunes sobre Frazier, el CEO de Merck. "Ahora va a tener más tiempo para reducir los precios abusivos de sus medicamentos", disparó.

Pero pese a esa actitud desafiante, sabe que está bajo presión. Por eso sugirió ayer que podría prescindir de su estratega jefe, Steve Bannon, referente de la "derecha alternmativa".

Agencia AFP, DPA y Reuters

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