Cómo la inteligencia artificial cambiará el empleo y qué grupos son los más expuestos en el país, según el FMI

Uruguay podría aumentar su PIB con la tecnología, pero el organismo advierte que la automatización también ampliará desigualdades entre sectores.

El FMI recomienda que el país adapte su mercado laboral ante la irrupción de la inteligencia artificial.

La irrupción de la inteligencia artificial aparece como una oportunidad para mejorar la productividad y sostener el crecimiento económico del país en las próximas décadas, pero también como un factor que reconfigurará el mercado laboral y ampliará brechas entre sectores, regiones y géneros, según un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El documento "Impulsando el crecimiento en Uruguay mediante reformas estructurales e inteligencia artificial", elaborado por María Alexandra Castellanos, Christopher Evans, Roberta Guarnieri y Héctor Pérez-Saiz, proyecta que la adopción de la tecnología podría aumentar el PIB entre 8,5% y 9% en los próximos 30 años. Sin embargo, aclara que el impacto sobre el empleo dependerá de la capacidad del país para acompañar la transición tecnológica y reducir los posibles efectos regresivos sobre trabajadores vulnerables.

Aunque Uruguay figura entre los países emergentes mejor posicionados en términos de regulación, ética e infraestructura para la IA, su fuerza laboral presenta niveles de exposición similares al promedio de las economías en desarrollo. El organismo afvierte que la expansión de estas herramientas provocará una reasignación entre capital y trabajo, con tareas más susceptibles al reemplazo y otras que se verán potenciadas por la automatización.

En esa línea, los gerentes, profesionales y trabajadores de alta calificación son quienes muestran mayor complementariedad con la IA. Ocupaciones como abogados, cirujanos y jueces podrían beneficiarse de la automatización sin quedar desplazadas. En cambio, los empleados administrativos y trabajadores de oficina figuran entre los más expuestos al reemplazo. Los empleados agrícolas, artesanos y operadores industriales presentan baja exposición, debido a que sus tareas requieren habilidades físicas o conocimiento práctico difícil de automatizar.

El sector servicios concentra buena parte de los empleos con mayor exposición y también con mayor diversidad de efectos. Vendedores, asistentes administrativos y trabajadores del comercio enfrentan riesgos significativos de sustitución. En cambio, docentes, maestras y cuidadoras pueden ver mejoradas sus tareas por el apoyo tecnológico, sin que eso implique una pérdida directa de puestos.

La desigualdad también condiciona los beneficios. Los hogares de ingresos altos concentran ocupaciones donde la IA actúa como complemento, lo que sugiere que las ganancias derivadas de su adopción se acumularán mayormente en la parte superior de la distribución del ingreso. Aunque el FMI proyecta cierta reducción en las brechas salariales por la mayor exposición de los trabajadores mejor remunerados, advierte que la riqueza tenderá a concentrarse más a medida que aumenten las rentas del capital.

Los grupos más afectados por género y edad

El informe examina, además, cómo se distribuye la exposición a la IA en distintos grupos demográficos. Los jóvenes ocupan empleos con mayor exposición y mayor capacidad de adaptación, aunque la automatización podría reducir oportunidades tempranas de aprendizaje laboral. A medida que la edad avanza, la exposición disminuye, pero también lo hace la posibilidad de reconversión rápida, lo que convierte a los trabajadores mayores en un grupo de riesgo.

Las mujeres aparecen como uno de los colectivos más atravesados por este proceso. En el país participan en mayor proporción en ocupaciones altamente expuestas, debido al peso del sector servicios. A la vez, muchas de ellas trabajan en tareas que son altamente complementarias a la IA, lo que las ubica en un escenario dual que combina riesgos y oportunidades. Según el FMI, la expansión de la tecnología podría potenciar su productividad, pero también ampliar brechas si el mercado laboral no se adapta.

El impacto cambia también por región

Las diferencias regionales refuerzan esta desigualdad. Montevideo concentra la mayor cantidad de puestos con alta exposición, sobre todo en educación, servicios profesionales y tecnología. Esto le otorga ventajas en la captación de beneficios derivados de la automatización, pero también implica un riesgo más alto de desplazamiento laboral. Canelones, en contraste, presenta un perfil productivo más agrícola e industrial, con empleos menos expuestos, lo que podría amortiguar el impacto inicial de la IA. Estas asimetrías anticipan efectos territoriales dispares, que podrían profundizar inequidades históricas entre la capital y el interior.

Frente a este escenario, el organismo recomienda invertir en infraestructura digital, mejorar la calidad de la educación, reforzar la formación técnica y ofrecer programas de reconversión para trabajadores vulnerables. También plantea modernizar los marcos de negociación salarial, flexibilizar ciertas regulaciones laborales y promover políticas activas de empleo, con especial atención a jóvenes y mujeres. La adaptación, sostiene, será clave para que la IA no profundice desigualdades y permita que sus beneficios se distribuyan con mayor equidad.

El FMI concluye que, aunque los efectos de la IA sobre el empleo son inciertos y heterogéneos, su impacto será determinante para el desarrollo del país durante las próximas décadas. El desafío no está en frenar la innovación, sino en acompañar a quienes queden más expuestos a su avance. El informe sostiene que la experiencia internacional, marcada por aumentos de productividad y simultáneos recortes de personal en grandes empresas tecnológicas, muestra que la transformación está en marcha y que los países que mejor la gestionen tendrán mayores posibilidades de sostener su crecimiento sin dejar trabajadores atrás.