24 de septiembre 2025 - 08:29

Economía uruguaya: reconocimientos y advertencias

El FMI y Fitch evaluaron la economía uruguaya. El FMI reconoció fortalezas, pero marcó preocupaciones e hizo recomendaciones. Fitch mantuvo la nota e hizo advertencias.

El FMI y Fitch analizaron la economía de Uruguay, destacando sus méritos y advirtiendo algunos riesgos.

El FMI y Fitch analizaron la economía de Uruguay, destacando sus méritos y advirtiendo algunos riesgos.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) culminó su revisión sobre la economía uruguaya y divulgó el correspondiente documento sobre el país que -en la región- está siendo el mejor de la clase, con el menor riesgo país.

Según el FMI, Uruguay sigue siendo resiliente en medio de la incertidumbre mundial. Destacó el crecimiento de las cosechas y la mejora del turismo, luego de la apreciación de la moneda argentina. Remarcó que bajó el desempleo y crecieron los salarios “en línea con la productividad”. Señaló que las reservas internacionales son abundantes, aunque recordó que el déficit fiscal subió en 2024.

Según el organismo, el comercio se ha mantenido estable, pese a las incertidumbres por su diversificación y la alta relevancia de las materias primas, cuyos precios se han mantenido estables.

El FMI proyecta que el crecimiento sea de 2,5% este año y 2,4% el próximo “impulsado por la recuperación de los salarios reales”. Este punto es interesante porque -en general- públicamente hay reclamos permanentes por salarios insuficientes. Pero es cierto que el salario -en promedio- está en niveles récord a nivel histórico y seguramente se reafirmará con la menor inflación.

Eso sí: hay un costo de competitividad por el proceso de baja del IPC. Por eso el FMI espera que “la inflación se consolide en torno a 4,5%, lo que permitiría al BCU una relajación gradual de la política monetaria”, es decir, bajar la tasa de interés.

Según el Fondo, los riesgos posibles para el Uruguay están en el exterior (incluyendo la región), por precios o problemas comerciales, y también menciona posibles shocks climáticos. Esos riesgos están limitados por altas reservas, largos plazos de deuda y buenas condiciones de financiamiento. A su vez, menciona oportunidades para los agronegocios, precios de materias primas, nuevos acuerdos comerciales, inversiones y “efectos mayores a lo previsto de las reformas estructurales”. El organismo no profundiza en este último asunto, pero es relevante: en la pasada administración se avanzaron, aunque parcialmente, cambios relevantes en algunas áreas. Y la principal reforma -la seguridad social- más allá del mayor esfuerzo que implica para los trabajadores y jubilados, le abre más espacio de crecimiento a la economía, respecto al que habría si no estuviera vigente.

Aún así, en otro pasaje del documento señala que “el envejecimiento de la población plantea riesgos para el crecimiento y la sostenibilidad, lo que reafirma el valor de políticas que fomenten la participación en la fuerza laboral y la integración de la población migrante”.

Dudas y recomendaciones

El FMI señala que el déficit subirá este año (tal como estima el gobierno) por una inercia del gasto previo, y describe las proyecciones fiscales del gobierno, señalando que habrá “un aumento permanente del gasto y la inversión social, que se financiará con un aumento gradual de los ingresos, por menor evasión, mayor eficiencia tributaria, racionalización de ciertos impuestos y la implementación del Impuesto Mínimo Global, lo que permitiría llevar el resultado primario a +0,1% del PIB en 2029. Señala a continuación que “este ajuste está sujeto a riesgos por el entorno macroeconómico y del contexto impositivo internacional, y presiones de gasto futuro”. Por esto, plantea recomendaciones: reducir los incentivos fiscales, moderar el gasto salarial y mejorar la eficiencia de los gastos. Fácil decirlo, difícil hacerlo.

El organismo agrega que -según la proyección oficial- la deuda neta pasará de 58 a 63% del PIB (nueva ancla prudencial) y recomienda esfuerzos por reducir ese ratio a mediano plazo. No hay que ser muy perspicaz para advertir que el FMI ve aquí un problema.

Carnet de notas

Mientras el Fondo Monetario divulgaba su evaluación, la calificadora de riesgo Fitch anunció que mantenía la nota de Uruguay en el primer escalón del Grado Inversor (BBB). La nota está basada en un alto PIB per cápita, buena gobernanza y una buena posición financiera externa. Como limitaciones, destaca una perspectiva de crecimiento bajo una deuda pública que está por encima del promedio de países con nota similar y una flexibilidad de políticas restringida por la dolarización, la indexación y la escasa profundidad financiera.

Para Fitch, la situación fiscal le pone restricciones a la agenda del gobierno. Además destaca que una demografía débil es un desafío para el Uruguay a mediano plazo. Y un asunto que el propio gobierno reconoce: la tasa de inversión es débil, ubicándose en el 15,6%, según la calificadora, mientras países con similar nota tienen una media de inversión del 22,4%.

Al igual que el FMI, Fitch destaca los avances en política monetaria y reducción de la inflación. Señala en su informe que mantener una inflación baja puede facilitar otras metas como contener el impacto de la indexación salarial, reducir la dolarización y mejorar la capacidad de la política monetaria. Destaca que las pautas salariales propuestas por el gobierno limitan los correctivos retroactivos, lo que ayuda a reducir la indexación.

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Las proyecciones de la deuda bruta, según Fitch y el gobierno.

Las proyecciones de la deuda bruta, según Fitch y el gobierno.

Fitch remarca que el déficit fiscal ha resultado mayor al esperado y analiza la proyección fiscal del equipo económico para este periodo, que apunta a un equilibrio primario en 2029. La calificadora espera que el déficit se vaya reduciendo, pero a un ritmo menor del que espera el gobierno, con un déficit proyectado para 2027 del 3,8% del PIB, tres décimas arriba de la proyección oficial. Fitch plantea que el crecimiento será menor del que esperan las autoridades y el aumento de ingresos por las medidas tributarias también sería menor del proyectado en el Presupuesto.

Esto haría que la deuda bruta al año 2027 alcance el 69% del PIB, nueve puntos por encima de la media de los países con similar nota. En su cálculo de endeudamiento Fitch incluye los bonos para recapitalizar el Banco Central del Uruguay (BCU) y la indexación de los bonos en Unidades Indexadas (UI) y Unidades Previsionales (UP).

Más allá de estos indicadores -que pueden interpretarse como vulnerabilidades-, Fitch destaca la estabilidad política y social del Uruguay. Nuestro país califica alto en los indicadores de gobernanza del Banco Mundial, que tienen alta ponderación en los modelos de calificación de deuda soberana de Fitch. La calificadora destaca las transiciones políticas pacíficas y estables, derechos de participación política bien establecidos, fortaleza institucional, respeto por la ley y bajos niveles de corrupción.

En síntesis

Cada uno en su perfil, los documentos de FMI y Fitch plantean algunas cuestiones similares. En términos sencillos, reconocen en Uruguay un país sólido institucionalmente, pero con limitaciones en sus proyecciones de crecimiento. No es casualidad que ambos señalen también las dificultades demográficas. En el plano fiscal, implícitamente coinciden con lo que ha dicho el propio ministro Gabriel Oddone, en cuanto a que es un Presupuesto optimista, por lo cual tiene riesgos.

En lo fundamental de estos análisis, se reafirma a Uruguay como país confiable. Y su historia lo confirma: si no fuera por la pandemia, hace más de 20 años que el país no tiene una crisis. Hay dificultades, contratiempos, eventuales complicaciones por cuestiones externas, pero no se vislumbran quiebres graves. El desafío es acelerar, elevar la dinámica y entrar en una trayectoria de mayor crecimiento, lo que permitirá fortalecer la economía y la sociedad, que tiene aún muchos asuntos pendientes.

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