4 de diciembre 2025 - 08:37

El Acuerdo Transpacífico le abre a Uruguay un escenario comercial optimista detrás de los desafíos previos

El país inicia un largo proceso de adhesión al Cptpp, que incluirá negociaciones, ajustes normativos y un crecimiento potencial en comercio y actividad.

Uruguay inicia un proceso de adhesión al Acuerdo Transpacífico que incluirá negociaciones y ajustes normativos.

Uruguay inicia un proceso de adhesión al Acuerdo Transpacífico que incluirá negociaciones y ajustes normativos.

El ingreso de Uruguay al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (Cptpp), más conocido como Acuerdo Transpacífico, fue la gran noticia al cierre del año y en la previa de lo que, se espera, sea otro gran avance en inserción internacional: el acuerdo Mercosur-UE. Con este escenario optimista para la apertura comercial, ¿cuáles son las oportunidades y desafíos por delante?

El Acuerdo Transpacífico es, ya a simple vista, algo positivo para Uruguay. Primero, porque es el resultado de una política de Estado. Algo que no solo destacaron tanto oficialistas como opositores, sino también especialistas: “Los países consiguen cosas en la continuidad, en haber mantenido esta línea que tiene que ver con que los acuerdos comerciales con terceros reflejen las necesidades de acceso comercial del país”, señaló el economista y profesor de Comercio Internacional (UdelaR), Marcel Vaillant, en diálogo con Ámbito.

Pero con un mercado de doce países que reúne más del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y más del 17% del comercio global, y le abre sus puertas una economía pequeña como la uruguaya, es difícil no priorizar el impacto que tendrá la incorporación efectiva al bloque en la economía local.

Uruguay, de los más beneficiados

Las oportunidades económicas son “bastante claras”, apuntó Vaillant, que participó en la elaboración de estudios de impacto sobre el ingreso del país al bloque. Los análisis, desde un enfoque dinámico —con escenarios que, por ejemplo, contemplan la incorporación de China o Costa Rica, que esperan la aprobación de su solicitud al Cptpp; así como diferentes variables que exceden los costos comerciales—, prevén, en el mejor de los casos, un “salto de actividad” de entre el 10% y el 15%, así como un crecimiento de medio punto del PIB en un plazo de 20 años.

“No son números chicos para el tamaño de la economía de Uruguay”, señaló el especialista que, además, sostuvo que el país sería el cuarto más beneficiado de todo el bloque. “El acuerdo mejora el acceso a los mercados asiáticos y, al mismo tiempo, profundiza las relaciones comerciales con los países americanos con los que Uruguay ya mantiene relaciones preferenciales”, sostiene uno de los informes, al respecto.

“Los impactos deben mirarse en la dirección, no en el número estricto”, consideró Vaillant. Según explicó, el hecho de que las exportaciones uruguayas sean de las que más puedan incrementarse hacia los países miembro del Acuerdo Transpacífico “también debe derramar sobre inversión y producción”.

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El sector agroexportador será al más beneficiado por el ingreso de Uruguay el Acuerdo Transpacífico, pero no hay que descartar el efecto en servicios.

El sector agroexportador será al más beneficiado por el ingreso de Uruguay el Acuerdo Transpacífico, pero no hay que descartar el efecto en servicios.

La mira en el sudeste asiático

El impacto fuerte del ingreso uruguayo al Cptpp, sin embargo, no es lineal. “Hay que tener en cuenta algunos matices: con algunos países ya tenés acuerdo, con México, con Perú, con Chile; ahí vas sacando. Con Australia y Nueva Zelanda no tenés mucha potencialidad de comercio, Brunéi es muy chiquito y Singapur cobra cero arancel para todos los productos, y además ya tenés un acuerdo Mercosur-Singapur que está por entrar en vigor”, enumeró el doctor en Relaciones Internacionales y director del Instituto de Negocios Internacional (INI-UCU), Ignacio Bartesaghi; reduciendo los orígenes de los beneficios para Uruguay.

“Entrar al Cptpp es entrar a ciertas economías asiáticas de importancia, como puede ser el caso de Vietnam, de Malasia y, principalmente, de Japón”, apuntó a Ámbito. A la lista agregó también al Reino Unido, “como una oportunidad de comercio interesante” tras el Brexit y su salida de la Unión Europea (UE).

Si se suman China e Indonesia, a la espera de ingresar al bloque, las potencialidades se multiplican; sobre todo, porque el grado de complementariedad con el mercado asiático es muy alto —la matriz exportadora uruguaya coincide con la de sus importaciones—, y porque ya hay algunos mercados exportadores rivales que ingresan a esos países en condiciones preferenciales a las que los productos uruguayos podrían igualarse.

El derrame sobre la economía

Si bien los principales beneficios esperados están asociados a la baja de aranceles (costos comerciales bilaterales) y al comercio potencial (nuevos mercados), también se esperan efectos sobre la inversión y la actividad económica.

A nivel sectorial, la agroindustria —y el sector agroalimentario, en particular— sería la más beneficiada, pero tampoco hay que dejar de lado las oportunidades para el rubro de servicios. Al respecto, Bartesaghi destacó la sofisticada normativa vinculada al comercio del Cptpp a la que Uruguay deberá ajustarse para efectivizar su ingreso, “que genera también un agregado de valor a la producción si cumplís con los estándares más elevados”.

El acceso a insumos y tecnología con menores aranceles también tendría su repercusión en la productividad y competitividad interna. Y no hay que olvidar que “estos acuerdos también abren oportunidades en sectores y actividades que hoy desconocemos”, como señaló Vaillant, pero que “impactan en las expectativas” y habilitan, asimismo, procesos de inversión asociados a la verosimilitud” y a la confianza en el país.

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El ingreso de Uruguay al Acuerdo Transpacífico le abrirá puertas a más mercados, más inversiones y más crecimiento.

El ingreso de Uruguay al Acuerdo Transpacífico le abrirá puertas a más mercados, más inversiones y más crecimiento.

Los desafíos por delante

La legislación interna será el campo de mayor trabajo, sobre todo en cuestiones vinculadas a la propiedad intelectual y patentes, las empresas públicas, y las tasas a las importaciones y a las exportaciones de productos no tradicionales.

Actualmente, los ministerios de Economía y Finanzas (MEF) y de Relaciones Exteriores (MRREE) ya analizan las brechas entre el marco regulatorio nacional y los compromisos exigidos por el Cptpp. “Proponer un programa de liberalización en bienes no es complicado porque ya lo hemos hecho, lo acabamos de hacer con la UE y ya estamos relativamente abiertos en el comercio regional con Argentina y Brasil”, consideró Vaillant.

“El desafío tiene más que ver con el tema del conjunto de normativas que tenemos que poner a tono, más allá de la liberalización de aranceles a las importaciones”, agregó el economista. Según explicó, se trata de un “ejercicio de tres cajas”: “en una caja, las cosas que tenemos que cambiar para el acuerdo de adhesión; en otra, las cosas que tenemos un tiempo para cambiar; y en la última, aquellas cosas que decidimos que no vamos a cambiar y que entran en las excepciones”.

Si bien el país viene trabajando hace muchísimos años en la convergencia regulatoria —la suscripción al Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (TCP), en 2024, fue un paso fundamental en este sentido—; todavía queda bastante camino por recorrer. "Ese fue el primer paso", advirtió Bartesaghi.

¿Es posible hacer todos los ajustes necesarios para ingresar al Acuerdo Transpacífico? “Sí, son parte de una negociación, y Uruguay los puede hacer. No cumplimos con todo y, en algunos temas puede haber quizás alguna restricción y tendrá que negociarla”, consideró el director del INI.

Las empresas públicas y los monopolios son cuestiones especialmente en la mira: "Se aceptan, pero hay aspectos vinculados a su funcionamiento que debe atenderse, junto con las compras y las licitaciones públicas”, explicó. La atención está puesta en agua, combustibles y en cables de cobre para telefonía fija.

“Uruguay, si quisiera, podría gastar todas las excepciones en los tres”, consideró Vaillant, pero el único caso que estaría fuera de discusión es el primero, en tanto está establecido en la Constitución. “Es algo que gestionar”, insistió, “y la manera de hacerlo es en la forma de esas cajas”.

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