15 de mayo 2025 - 12:40

El gobierno evalúa dos emisiones para este año, atento al contexto internacional desfavorable

La Unidad de Gestión de Deuda estudia una emisión en moneda europea y otra vinculada a indicadores ambientales.

El gobierno evalúa dos emisiones para este año, atento al contexto internacional desfavorable.

El gobierno evalúa dos emisiones para este año, atento al contexto internacional desfavorable.

Foto: Vecteezy

El gobierno comienza delinear tímidamente su hoja de ruta para las emisiones en el mercado de deuda, con un fuerte énfasis en el mercado doméstico, mientras crece la ansiedad empresarial en torno al ritmo de la actual de la gestión económica: con dos emisiones previstas y una necesidad de financiamiento de 5.000 millones de dólares, los ojos se posan sobre la Unidad de Gestión de Deuda (UGD) del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).

La ansiedad empieza a crecer entre empresarios financieros y banqueros por el lento ritmo en que el nuevo gobierno del Frente Amplio (FA) encabezado por Yamandú Orsi está encarando el calendario de nuevas emisiones de deuda. Sin embargo, el equipo económico no ha descuidado este importante aspecto, ni mucho menos las alternativas de financiamiento del Estado, sobre todo considerando que este año necesitará 5.000 millones de dólares para este fin.

Al respecto, el director de la UGD, Herman Kamil, confirmó que el MEF llevó un claro mensaje a Washington en su reciente gira por Estados Unidos: de la mano con la búsqueda de financiamiento estará también la reducción de la exposición a riesgos en la estructura de deuda. En diálogo con el semanario Búsqueda, el jerarca que se mantuvo de la gestión anterior aseguró que un objetivo transversal en el calendario de emisiones es seguir avanzando en la desdolarización de la economía, apoyados fuertemente en el mercado doméstico.

Si bien, por el momento, las emisiones proyectadas para este año son aperturas de bonos y Letras de Regulación Monetaria (LRM) en pesos y Unidades Indexadas (UI), la UGD tiene pensado potenciar funcionamiento del mercado de deuda doméstica en moneda local, simplificando el acceso para los inversores no residentes, mejorando la liquidez y reforzando el mercado secundario.

Diversificación y dos emisiones en el horizonte

La diversificación de la deuda uruguaya es otro de los grandes objetivos planteados desde la UGD y en línea con las acciones ya llevadas a cabo durante la gestión anterior, marcando la continuidad de la política de gestión de riesgos.

En ese sentido, el gobierno apunta no solo a incrementar la variedad de monedas en el flujo de financiamiento, sino también ampliar la base de clientes y lograr mejores tasas de financiamiento que permitan reducir los costos. Kamil aclaró que eso no significa dejar de emitir en dólares, sino incursionar en otros mercados estables, tal y como hizo el MEF con la emisión en yenes en diciembre del año pasado.

En esa línea, está en estudio la posibilidad de emitir en una moneda europea, aunque todavía no está determinada qué divisa específica —el euro, la libra y el franco suizo son opciones sobre la mesa—; mientras que el yuan no se evalúa como una moneda posible de denominación, “lo que no significa que, eventualmente, podamos tener alguna aproximación a inversores de ese país que quieran invertir” en deuda uruguaya, consideró el director de la UGD.

Otra emisión en que se está trabajando es en un nuevo bono indexado a indicadores de cambio climático, similar al “bono verde” en el que Uruguay fue pionero en 2022. Si bien no es inminente, está en carpeta la posibilidad de emitir un “bono azul”, vinculado a la conservación de los ecosistemas marinos y de las playas, y apuntando a atraer más inversores ESG.

El contexto internacional, sin embargo, no es el propicio para ningún tipo de emisión, y eso el gobierno lo sabe —y pondera en el ritmo de emisión—: a la volatilidad característica de la coyuntura marcada por la errática política comercial estadounidense, se suma el hecho de que la Reserva Federal (Fed) subió las tasas de interés a largo plazo en un momento de incertidumbre sobre la política monetaria, lo que complica el spread y, por lo tanto, el costo de financiamiento de deuda uruguaya.

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