5 de noviembre 2025 - 08:45

Masa salarial crece 2,4% en el último año y marca un récord

Es por el aumento simultáneo del empleo y el salario real. Sigue en línea con el PIB.

Con la mejora en los índices de salario y de empleo, la economía uruguaya demuestra su capacidad de recuperación y avance.

Con la mejora en los índices de salario y de empleo, la economía uruguaya demuestra su capacidad de recuperación y avance.

La masa salarial (el monto global de salarios pagado en la economía) tuvo un aumento del 2,4% en el último año. La cifra es una estimación a partir de los datos del INE de empleo y de salario. En concreto, se tomaron los promedios del trimestre julio-setiembre en cada una de dichas variables: la Tasa de Empleo (que surge de la encuesta de hogares) y el índice de salario real, es decir el Índice Medio de Salarios (IMS) descontada la inflación (IPC) . En el cálculo no se consideran las variaciones poblacionales (que en Uruguay no son grandes).

El aumento simultáneo del salario real y el empleo -en la medición interanual- ha llevado la masa salarial a un nuevo máximo de las últimas décadas. Luego del trance de la pandemia y las dificultades que generó en materia de empleo (en puestos de trabajo y horas trabajadas) el mercado laboral se recompuso; enfrentó luego los embates de la crisis en Argentina y la sequía, pero aún así salario y empleo siguieron avanzando.

Esto fue consecuencia, por un lado, del compromiso del gobierno anterior de recuperar el salario luego del descenso convenido ante la crisis sanitaria. Luego, la exitosa profundización de la política anti inflacionaria del Banco Central (BCU) -que sigue hasta hoy- redujo la tasa de inflación y con eso (dado que los ajustes salariales nominales venían establecidos por los convenios salariales previos) la diferencia entre el aumento de salarios y la inflación se agrandó, con el consecuente aumento del salario real. Este año la dinámica continuó: si bien los aumentos salariales nominales, en promedio, han sido más moderados, la inflación siguió bajando, con el consecuente efecto positivo en el salario real.

Masa salarial
La masa salarial aumentó y alcanzó un máximo histórico.

La masa salarial aumentó y alcanzó un máximo histórico.

En el período previo de aumento del salario real -que transcurrió entre 2011 y 2017- el empleo se mantuvo estable y luego cedió, generando un escenario de estancamiento económico entre 2016 y 2019. Subía el salario, pero se perdían puestos de trabajo (partiendo de un nivel muy alto de empleo, por la acumulación de históricas inversiones entre 2010 y 2014).

En el último período, el proceso luce aún más virtuoso porque coincide el aumento del salario real (que está en un máximo de 50 años) con un avance en el empleo (tal como sucedió entre 2006 y 2011). El aumento simultáneo de empleo y salario refleja una economía positiva y un mercado de trabajo fuerte. Otros indicadores también han evolucionado positivamente en los últimos años, por ejemplo la informalidad, que bajó de 25% en los años pre pandemia al entorno del 22% actuales.

Desafíos

Con el último aumento interanual la masa salarial se acompasa al aumento reciente del PIB y vuelve a la relación Masa Salarial / PIB previa a la pandemia. Esto tomando un crecimiento interanual del PIB del 2% para el tercer trimestre, lo que puede resultar algo optimista dados los recientes indicadores de avance (IMAE del BCU, Índice Líder de Ceres), que muestran cierta desaceleración del crecimiento o directamente PIB estable.

Si el PIB no mantiene su crecimiento, la relación Masa Salarial / PIB aumentaría (lógico cálculo matemático) pero sería un efecto de corto plazo y un escenario de preocupación: si la economía no avanza, es difícil sostener esta masa salarial récord.

Estas cuestiones hay que mirarlas en el largo plazo y es notorio que hay desafíos planteados para la evolución futura del mercado de trabajo. Por un lado, dados los niveles históricamente altos de salario y empleo, seguir avanzando implica cada vez más aumentar la productividad, asunto que debería estar incluido en las negociaciones salariales, pero que los gremios resisten. No es casualidad, en consecuencia, que dichas negociaciones salariales estén avanzando muy lentamente.

Y más allá de las negociaciones salariales, el aumento de productividad a mediano y largo plazo se fundamenta en procesos intensos de inversión, donde no ya los trabajadores en determinado puesto de trabajo, sino los nuevos empleos son más productivos que el promedio previo, lo que permite avanzar en productividad. Nuevas máquinas, nuevos sistemas, nuevos productos, logrados a través de nuevas inversiones en todas las áreas (agro, industrial y especialmente servicios), permiten avanzar en productividad de manera más sistémica. Para esto es necesario profundizar más la agenda de facilitación de negocios y abrir mercados (hacia afuera y hacia adentro).

Por otro lado, hay un gran desafío del sistema de formación (incluyendo el sistema educativo) para responder de la mejor manera a las demandas muy cambiantes del mercado laboral, más ahora con la revolución tecnológica asociada a las tecnologías de la información y la expansión de la Inteligencia Artificial. El sistema educativo tiene un problema de eficiencia (una baja relación egresos / ingresos), y además dificultades para responder a las nuevas demandas. Y esto no se soluciona solo con más recursos, sino con cambios de gobernanza, institucionales y de enfoque pedagógico, donde no parece haber consensos políticos. Esto pone en riesgo la continuidad de la positiva tendencia que se ha configurado hasta este año en el mercado de trabajo.

En síntesis, el mercado de trabajo ha configurado un virtuoso escenario de aumento de empleo y salario en simultáneo. Mantenerlo es un desafío ante los límites que está teniendo la propia economía y los fuertes cambios (y competencia) que impone la revolución tecnológica, además de las trabas comerciales que están a la orden del día. Buscar nuevos espacios de crecimiento externo (mercados, acuerdos) y abrir mercados locales para promover más productividad a nivel interno, parecen dos pilares claves para fundamentar nuevos avances del salario y el empleo. Ambas cuestiones están en la agenda del gobierno y su equipo económico.

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