9 de octubre 2024 - 08:18

Mejora la proyección de deuda, pero hay dudas sobre la economía y el déficit

La relación Deuda / PIB bajó con el mayor crecimiento, pero se precisa una economía más dinámica y bajar el déficit.

La proyección de deuda mejora en Uruguay, pero las dudas a futuro pasan por la economía y el déficit fiscal.

La proyección de deuda mejora en Uruguay, pero las dudas a futuro pasan por la economía y el déficit fiscal.

Foto: Freepik

La Unidad de Deuda del Ministerio de Economía (MEF) divulgó sus documentos trimestrales sobre la situación financiera del Estado y las proyecciones de endeudamiento, documentos clave para entender la dinámica de las finanzas públicas. Allí la relación deuda / PIB tuvo una caída de dos puntos respecto al informe anterior (de 72,2 a 70,8%), en la medida que el PIB tuvo una mejora en el segundo trimestre (con un avance interanual del 3,8%).

La relación deuda / PIB es un indicador clave para evaluar la capacidad del país de afrontar de manera sostenible sus compromisos financieros futuros. En la gráfica adjunta se expone la evolución reciente de esta relación, que ha tenido cambios relevantes, particularmente como consecuencia de la pandemia.

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Las crisis y la reactivación

En efecto, por la crisis sanitaria que impactó a Uruguay y al mundo en 2020-21, el Estado tuvo un “salto” en el déficit fiscal y -en consecuencia- en el endeudamiento. Esto sucedió en prácticamente todos los países, que debieron -acertadamente- responder con mayor gasto para contener las consecuencias más graves de la pandemia y sus efectos en las economías.

Ya en aquel momento la ministra Azucena Arbeleche planteaba que “los motores de la economía no iban a parar” y se tomaron medidas no solo para atender las consecuencias sociales más duras, sino para que la economía y -especialmente- la reactivación posterior fuera lo más rápida y firme posible. La reactivación llegó, aunque no fue de una vez sino en escalones; además, sobrevinieron después de la pandemia nuevas complicaciones, como el pico de inflación (2022), la crisis argentina y la sequía (2023).

Todo esto afectó la trayectoria del PIB, que recién ahora parece estar con un desempeño más firme. Luego de un 2023 con crecimiento magro (0,4%), el PIB tendrá un avance más fuerte este año, con estimaciones de crecimiento en torno a 3%. El crecimiento interanual en el primer semestre se ubicó en 2,2%, luego de un primer trimestre casi sin subir y un segundo trimestre mucho mejor (con el referido aumento interanual del 3,8%). Sin embargo, esta semana el Ceres divulgó su Índice Líder correspondiente a setiembre, que mostró un modesto avance del 0,1%, por segundo mes consecutivo. Esto indicaría que la economía tendría un crecimiento menos vigoroso en el tercer trimestre.

En cualquier caso, más allá de cómo cierre el 2024, la tasa de crecimiento de la economía uruguaya a mediano plazo, estructural, es menor, del entorno del 2,7% según las últimas estimaciones de los expertos. Mientras, el déficit fiscal ha subido por encima del 4% (4,4% es el último dato para el año móvil a agosto). Dicho en términos muy básicos, si el déficit (en puntos de PIB) es mayor al propio crecimiento, la relación deuda / PIB va a tender a aumentar.

El desafío hacia adelante

Por tanto, el desafío está planteado: o la economía aprieta el acelerador más a fondo o el déficit debe reducirse de manera clara; en realidad, el desafío es combinar ambas cosas, que están relacionadas. Es la tarea -que debe ser permanente- para mantener el grado inversor y sostener las buenas condiciones de acceso al crédito que tiene Uruguay.

Las proyecciones del MEF incluidas en la Rendición de Cuentas 2023 apuntan a una reducción paulatina del déficit en los próximos años, con una tasa de crecimiento de largo plazo de 2,7% anual. Es algo plausible, pero dependerá (además de un contexto externo más amigable) de decisiones políticas presupuestales que -se sabe- son difíciles.

De más está decir que, en este contexto de alto déficit, aprobar el plebiscito que propone el PIT-CNT sobre seguridad social sería calamitoso. El déficit del sistema jubilatorio se agrandaría drásticamente y se volvería insostenible. Como dicen los líderes sindicales que lo impulsan, esto no es inmediato; pero es seguro y en pocos años. Además, los agentes financieros, al ver una proyección tan gravemente negativa a futuro, deciden ahora. Ya lo vimos hace pocos días con las ventas de bonos globales en pesos. Si gana el plebiscito, volverá a suceder y, seguramente, con una dimensión bastante peor.

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