La Administración Nacional de Combustible, Alcohol y Portland (Ancap) dejó, solo este mes, dos de los monopolios que usufructuaba al momento de vender combustible en el territorio de Uruguay: en puertos y aeropuertos. Mientras tanto, se aproxima una discusión conflictiva por la asociación con privados en el negocio del portland y la cal.
Monopolios estatales, ¿llegó el adiós en el combustible?
La desmonopolización de la venta de combustibles en aeropuertos para vuelos nacionales e internacionales se suma a la de los puertos. Avanza la discusión por la asociación del portland.
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El gobierno le quitó a Ancap el monopolio de la venta de combustibles en aeropuertos
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"El país va a perder la espalda de Ancap", alertó Stipanicic sobre el conflicto por el portland
Ayer se conoció la noticia de que el gobierno aprobó el decreto que le quita a Ancap el monopolio de la venta de combustibles en aeropuertos, una medida que ya regía en los vuelos internacionales y que a partir de ahora también se aplicará “a las aeronaves de cualquier bandera con fines comerciales y cuyos vuelos tengan como destinos aeropuertos fuera del territorio nacional”.
La medida en sí misma puede generar controversias por la aparente privatización del servicio —o, al menos, el espacio que “abandona” el Estado para que tomen los operadores privados en un sector estratégico—, pero todavía más si se tiene en cuenta que apenas unas semanas atrás, este mismo mes, el gobierno tomó una decisión similar respecto de los puertos.
En este último caso, fue el directorio de la misma petrolera la que propuso la desmonopolización, debido a la imposibilidad de Ancap de suministrar el Fueloil que requieren los barcos, situación que “estaba restringiendo la operativa del puerto” —en un contexto de fuertes reclamos por mejorar la eficiencia del puerto de Montevideo, calificado como uno de los peores del mundo—, según explicó el presidente de la empresa estatal, Alejandro Stipanicic.
En el caso de los aeropuertos, en varias ocasiones —incluso en el pasado reciente—, los conflictos con la Federación Ancap (Fancap), el sindicato de la petrolera, han puesto en riesgo el abastecimiento de combustible a las aeronaves, poniendo en peligro la conectividad aérea en momentos críticos para la economía local como las vacaciones de invierno. Si bien desde el gobierno no explicaron los motivos detrás de la desmonopolización total también en las terminales aéreas.
La asociación del portland, un tema que dará mucho que hablar
A estas decisiones del Poder Ejecutivo respecto de quitar el monopolio de Ancap en dos sectores de importancia para el sector de transporte se suma una discusión subyacente que está generando otro tipo de problemas para las autoridades nacionales y para la empresa estatal: la asociación de privados al negocio del portland.
La apertura de este rubro es el que mayores conflictos está generando, sobre todo con el sindicato, que se opone rotundamente a la privatización —parcial—, en tanto entienden la iniciativa como una importante pérdida de recursos para la petrolera, así como de puestos de trabajo.
Desde el gobierno y el directorio de Ancap, en cambio, sostienen que el portland no es un negocio rentable y que es imposible mantenerlo tras más de 20 años yendo a pérdida en este tipo de operaciones. El argumento principal es que, por muy buenas decisiones de negocio que se tomen al respecto, la inexistencia de un mercado que reciba la oferta existente de cemento imposibilita el balance positivo para la empresa.
Sin embargo, Fancap se mantiene inamovible de su posición de rechazo y lleva a cabo medidas de fuerza —tales como la ocupación de las plantas de La Tablada y La Teja— para disuadir al gobierno de avanzar con el proceso licitatorio, cuya apertura fue postergada hasta septiembre. Mientras tanto, Ancap perderá millones por los retrasos que las medidas del sindicato han generado en la parada de mantenimiento programada en la refinería.
Queda preguntarse qué hay detrás de estas desmonopolizaciones que el gobierno está llevando a cabo: si se debe a motivos netamente comerciales de buscar la mayor eficiencia empresarial —debido a las pérdidas que estos sectores generan para la petrolera y, por ende, para el Estado en una situación precaria en términos fiscales—; si es una nueva visión sobre el rol de la empresa estatal, de mayor competitividad en el rubro; o si se está preparando a Ancap para adaptarse a los requerimientos para ingresar al Acuerdo Transpacífico (CPTTP), que rechazan los monopolios estatales.
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