Obras Sanitarias del Estado (OSE) comenzó a implementar medidas preventivas de preparación del sistema de abastecimiento de agua potable ante un escenario hídrico caracterizado por precipitaciones escasas y caudales circulantes por debajo de los valores medios en la zona sur del país.
OSE activó medidas preventivas ante un escenario de escasez hídrica en el sur del país
La empresa estatal implementa una batería de acciones para preservar el suministro de agua potable en el área metropolitana.
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OSE reforzó el monitoreo de las reservas de agua y recomendó reducir consumos no esenciales ante el actual escenario climático.
Según informó el organismo, las acciones se adoptaron en el marco del Protocolo Nacional de Sequías y del Protocolo Específico de Sequías aprobado para el sistema de agua potable metropolitano. Este instrumento fue elaborado por OSE con la participación de la Dirección Nacional de Aguas (DNA) del Ministerio de Ambiente (MA) y contó con el financiamiento y apoyo técnico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El protocolo establece indicadores, umbrales y acciones a aplicar en los distintos estados del sistema, con un enfoque preventivo y de gestión anticipada del recurso hídrico, orientado a preservar las reservas y fortalecer la capacidad de respuesta.
Coordinación interinstitucional y evaluación del sistema
En este contexto, se llevó a cabo una reunión interinstitucional entre OSE, la DNA y el Instituto Uruguayo de Meteorología (IUM), en la que se resolvió activar medidas de preparación del sistema de abastecimiento y emitir recomendaciones a la población para el uso responsable del agua potable.
De acuerdo con el comunicado, las acciones se vienen desarrollando de forma progresiva e incluyen el fortalecimiento del monitoreo de los recursos hídricos y de las reservas disponibles, así como la evaluación permanente del estado del sistema y la adecuación de la gestión operativa.
Asimismo, OSE señaló que se avanza en la preparación de infraestructuras de emergencia, con el objetivo de mejorar la capacidad de respuesta ante posibles escenarios de menor disponibilidad de agua durante los próximos meses.
Recomendaciones a la población
En paralelo a las medidas técnicas, la empresa estatal exhortó a la población a realizar un uso responsable del agua potable, con especial énfasis en la reducción de consumos no esenciales.
Entre las pautas difundidas se recomienda evitar el uso de manguera para el lavado de fachadas, patios, calles y veredas, utilizar el agua de forma racional al lavar vehículos y realizar riegos de jardines de manera eficiente y moderada.
También se solicita un uso moderado de lavarropas y lavavajillas, así como minimizar el llenado de piscinas, con el objetivo de contribuir a la preservación de las reservas disponibles en un contexto climático que presenta señales de alerta temprana.
Lecciones de la sequía histórica 2020-2023
La activación de estas medidas preventivas ocurre en un contexto que trae a la memoria la prolongada sequía meteorológica que afectó a Uruguay entre 2020 y 2023, considerada una de las más severas en décadas y que expuso vulnerabilidades estructurales del sistema de abastecimiento. Durante ese período, más de 60% del territorio nacional experimentó condiciones de sequía extrema o severa, lo que llevó al gobierno a declarar emergencia hídrica nacional y departamental en el área metropolitana de Montevideo en junio de 2023.
La falta de precipitaciones redujo drásticamente los niveles de varios embalses, incluido el Paso Severino, principal fuente de agua fresca para la capital y zonas circundantes que abastece a cerca de 1,8 millones de personas. En momentos críticos del déficit hídrico, la represa llegó a menos del 2% de su capacidad, obligando a OSE a mezclar agua del río Santa Lucía con aguas más salobres extraídas del Río de la Plata para mantener el servicio. Esta medida elevó la concentración de sodio y cloruros en el agua distribuida y generó preocupaciones de salud y malestar entre parte de la población.
El impacto de esa sequía también fue socioeconómico: la producción agropecuaria sufrió pérdidas significativas, con sectores como cultivos de verano y ganadería particularmente afectados por la falta de agua, y se registraron caídas importantes en la actividad económica de ciertos subsectores. La crisis puso de relieve desafíos de resiliencia del sistema hídrico del país, tales como la dependencia de una única fuente de agua potable para la ciudad capital y la necesidad de invertir en infraestructura alternativa.


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