El nuevo gobierno del presidente Yamandú Orsi participa por primera vez en una cumbre del BRICS, el bloque económico liderado por Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica. ¿Se trata de una señal de alineamiento con un mundo multipolar o una jugada táctica para abrir mercados y ganar presencia internacional?
¿Qué busca Uruguay en los BRICS?
La presencia de Yamandú Orsi en Brasil puede suponer una señal de alineamiento con un mundo multipolar o una jugada táctica para abrir mercados y ganar presencia internacional.
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Los BRICS pueden ser la oportunidad de marcar presencia a nivel internacional para Uruguay.
¿Está Uruguay apostando de forma definitiva a una política exterior alineada con un mundo multipolar o simplemente se trata de una oportunidad para “estar en la foto”? La pregunta surge en medio del imponente escenario de Copacabana, donde se desarrolla una nueva reunión del grupo, ahora ampliado.
La política exterior del gobierno de Orsi comienza a delinearse con mayor nitidez. En esta fase inicial, se advierten elementos de continuidad con gestiones anteriores del Frente Amplio (FA), pero también señales de apertura y riesgo. La estrategia parece combinar conceptos del “regionalismo abierto”, una impronta de los gobiernos de Tabaré Vázquez, con la lógica pragmática de “negociar con el que se descuide”, marca registrada del primer gobierno de José Mujica.
Los BRICS y la importancia de Brasil
Ambos caminos, pese a sus matices, tienen un punto en común: Brasil. El gigante sudamericano, país vecino y socio estratégico, aparece como el principal respaldo —y quizás padrino— de esta renovada orientación diplomática. El peso de Brasil en la política exterior uruguaya actual se percibe en cada paso que da el nuevo gobierno, ya que es el principal mercado de destino para las exportaciones de Uruguay.
En el primer cuatrimestre del año, Brasil superó a China como el principal socio comercial del país, con exportaciones que alcanzaron los 733 millones de dólares, impulsadas por ventas de trigo, vehículos y lácteos, según datos de Uruguay XXI. Además, es un importante socio comercial de Uruguay en términos de inversión extranjera directa, representando el 7% del total, de acuerdo a un informe de la misma agencia.
Apertura de mercados y ampliación de horizontes
Durante la jornada en Río de Janeiro, el canciller Mario Lubetkin fue claro al ser consultado brevemente por Ámbito sobre los objetivos de esta participación en la cumbre BRICS: “Esta reunión es una oportunidad de acercarse a países —y por lo tanto mercados— que son figurita difícil en otros escenarios”.
En esa línea, la presencia de Uruguay no responde solo a intereses simbólicos, sino a una intención concreta de diversificar sus vínculos y ampliar sus horizontes comerciales. Si la jugada estratégica da resultados, Uruguay podría posicionarse como un país con capacidad de diálogo e intercambio con bloques y potencias de distintas orientaciones geopolíticas. Esto ampliaría su margen de acción internacional, abriendo puertas en múltiples direcciones.
Sin embargo, para que esta estrategia funcione, se requiere una alta dosis de pragmatismo. Y precisamente, ese parece ser el sello distintivo de la etapa “orsista” en materia de política exterior: pragmatismo ante todo, con una mirada enfocada en los intereses concretos del país, más allá de alineamientos ideológicos automáticos.
El tiempo dirá si esta apuesta posiciona a Uruguay como un actor relevante en el nuevo orden multipolar o si se trata simplemente de una presencia ocasional, útil para la foto, pero sin impacto duradero.
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