La semana que recién comienza puede presentar algunas complicaciones. En primer lugar, luego de muchos dimes y diretes, llegó el turno para que la Fed actúe. Pero no es éste el único frente del cual podría sobrevenir algún susto. El Banco de Japón deberá decidir qué es lo que hace con el costo del dinero en el país del sol naciente, mientras que se está especulando sobre un posible reajuste del valor del Yuan a producirse en los próximos días, y que podría reverberar sobre la moneda de Hong Kong y en lugares tan lejanos como la Argentina. Esto, sin tener en cuenta la serie de sorpresas que podría dar Hewlett Packard, que mañana enfrenta la crucial votación de su asamblea para la fusión con Compact, etc. Si bien con la excepción de las acciones tecnológicas que perdieron 3,18%, y en particular las de Internet, que se desbarrancaron 5,74%, el saldo de la semana que acaba de terminar es positivo, el ánimo de los inversores quedó lo suficientemente golpeado como para que cualquiera de los hechos mencionados más arriba termine generando un movimiento bajista en las acciones. Esto no es tanto por lo acotado de las subas, donde el Dow apenas ganó 0,33% y el S&P 500 0,16%, sino por una impresionante caída de los volúmenes negociados, que en el mejor día de la semana, el viernes, apenas si alcanzó a 1.469 millones de acciones en el mercado tradicional y 1.699 millones en el electrónico. De hecho, de no ser por lo acontecido en esta última rueda, cuando el S&P trepó 1,14% y el promedio industrial ganó 0,86% para cerrar en 10.607,23 puntos, la semana hubiese sido perdedora para todos los grandes índices bursátiles. Estamos en un mercado en el que apenas una rueda puede marcar la diferencia. Esto no es ni malo ni bueno, pero refleja la caída en la liquidez y esto, a menos que mejore pronto, sí puede ser preocupante.
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