26 de febrero 2009 - 00:00

“El off Colón hoy dispone de voces que antes no tenía”

Casullo: «Pienso que el nuevo director del Colón, Pedro Pablo García Caffi, tiene muy claros los objetivos y la capacidad de lograrlos».
Casullo: «Pienso que el nuevo director del Colón, Pedro Pablo García Caffi, tiene muy claros los objetivos y la capacidad de lograrlos».
Cuatro acercamientos tuvo el director escénico Eduardo Casullo a la «Carmen» de Bizet. Dos puestas sucesivas con variantes según los distintos espacios escénicos se vieron en Paraná, a orillas del río, ante unas doce mil personas que quizá oían por primera vez esta obra maestra, y la que concretó en 2008 en San Juan, también ante un público masivo.
La versión que ahora presenta en el Teatro Avenida inaugurando la temporada lírica porteña (en años anteriores fueron «Aída» de Verdi y «La Bohème» de Puccini) es su tercera experiencia. Aunque hubo una, «Carmen de los corrales», que con música de tango reemplazó a la de Bizet, respetando las secuencias argumentales de la ópera, y que llevó en una gira de gran éxito por Europa «donde funcionó muy bien aunque acá no llamó la atención». Con ella y con una compañía de artistas argentinos cumplieron una tournée por veintidós ciudades de Italia (Roma, Milán, Asís, entre otras). Dialogamos con él:
Periodista: ¿Cuáles son las diferencias fundamentales entre la Carmen de Paraná, la de San Juan y la de Buenos Aires?
Eduardo Casullo: Tanto en Paraná como en San Juan, por ser la primera vez que se hacía en esos lugares, debía ser una puesta convencional. En Paraná constituyó megaespectáculo y en San Juan tuvo un desarrollo acorde al público que se acercaba, quizá, por primera vez a la ópera. En cambio ahora estamos ante una «Carmen» basada en la novela de Prosper Merimée. Frasquita no es la de siempre sino que su trabajo tiene doble sentido; Micaela lo mismo. Es muy fuerte. Ella tiene un juego dual entre lo que dice y su forma de comportarse. Explota el tema de la madre para retenerlo a Don José. No se toca ni una palabra de su texto pero lo explota corporalmente. Se hace la mosquita muerta pero hay un trasfondo atrás. Don José es un asesino por naturaleza. No es la víctima de Carmen, y tampoco Carmen es la victimaria del soldado. Ella es una mujer que dice la verdad, y hay quienes la escuchan y quienes no la pueden entender. Don José la escucha y tampoco la entiende y Escamillo, el torero, sabe que el amor de Carmen dura seis meses y se acaba. La tiene clara. Don José, en cambio, se va degradando en la vida, a cada paso que da. En realidad, la ópera debería terminar en el segundo acto, cuando se separan para siempre.
P.: Usted muestra algunos elementos de la novela para darle un relieve distinto a la representación.
E.C.: Lo lo hago para apartarnos de lo convencional e ir a lo fuerte. Por ejemplo la escena de la taberna tiene una trastienda donde se juega una escena muy íntima entre Carmen y Don José. Están en una especie de lupanar donde hay varias camas.
P..: ¿Esta visión enriquece la ópera?
E.C.: La idea era cambiar esa imagen tradicional que se tiene de Carmen. Mostrarla desde otra perspectiva. Es un recurso. Me permite, por lo menos, no ambientarla en el 2040 (con los riesgos que ello trae), no ponerla con una ametralladora en las manos, ni hacerla terrorista. Creo que es una visión diferente de la misma Carmen con el espíritu de Merimée. Y creo que esto la enriquece.
P.: De todas maneras hay cosas que no cambian. Lo hispánico por ejemplo.
E.C.: TRabajo la escenografía con multimedia, con cuadros seleccionados, con Edgardo Beck, de la obra de Picasso. Todas son imágenes de Picasso (algunas de la serie erótica y otras sobre las de corridas de toros). En algunos casos la imagen está y en otros se verán procesadas, viradas de color, llevándolas a la tonalidad que corresponda con la escena.
P.: La música no puede tocarla...
E.C.: Claro, no habrá ningún cambio. Los recitativos son cantados, sin cortes. Hay intérpretes de larga trayectoria como María Luján Mirabelli, Alicia Cecotti, Carlos Duarte, Juan Carlos Vasallo, Luciano Garay, Alberto Jáuregui Lorda, Andrea Maragno entre otros, y gente muy joven de mucho talento.
P.: ¿Ahora que el Colón no funciona, hay un circuito «off», una movida importante en ese sentido?
E.C.: Creo que el circuito off se potenció mucho con el cierre del Colón y los que estamos en la parte off Colón, contamos con la ventaje de tener cantantes que si el Colón estuviera en actividad no los tendríamos disponibles. Hay muchos grupos independientes. El nivel vocal es cada día mejor. Para estas representaciones armamos dos coros nuevos. Se llama Nuevo Coro de Opera y audicionamos a 90 personas y nos quedamos con cincuenta, todos muy buenos. También un coro de niños. Esto es encontrarse con una nueva generación que se abre paso.
P.: ¿Cree usted cree que la eventual recuperación del Colón podría afectar la actividad de la ópera independiente como la de Juventus Lyrica, Buenos Aires Lírica, Casa de la Opera, Fundamús?
E.C.: No, pues el Colón tendría que marcar el camino, tendría que estar en la punta. La finalidad del Colón como la del Argentino de La Plata es crear otro nivel. Pero creo que se puede convivir con las grandes casas de la ópera oficial. Además la ópera off Colón lleva a un público muy joven, que a veces no se veía en el Colón ni tampoco se lo ve en las transmisiones del Met en el 25 de mayo. Quizá también tiene que ver con los costos del espectáculo operístico en un ambiente y en el otro.
P.: ¿Cómo llegó usted. a la ópera?
E.C.: Desde la música folklórica. Componía y en cierta ocasión gané un concurso de Cosquín con una obra mía que era «El Evangelio Criollo», que tocó la Sinfónica de Córdoba. Me fui acercando a la ópera desde que mi padre me llevaba al Colón donde tenía un palco y por primera vea vi «Il trovatore». Tuvimos un abono los domingos y hasta allí llegaban cantantes como Liborio Simonella, Pedro Sofía, Luisa Sofía y así comencé a frecuentar la ópera y la gente de la ópera. También estuve vinculado al teatro en prosa. Compuse mucha música para teatro, sobre todo para las obras que dirigía Rodolfo Graciano. Soy, finalmente, egresado de la carrera de régie del Instituto Superior de Arte del teatro Colón.
P. ¿Cómo ve la realidad del Colón, hoy, con nuevo director y en vigencia la ley de Autarquía?
E C.: Pienso que el nuevo director, Pedro Pablo García Caffi, tiene muy claros los objetivos y la capacidad de lograrlos. Ojalá sea para beneficio del Colón, pueda abrirse y sacarse adelante. Y que se maneje con prudencia en lo que se refiere a todos sus empleados. Lo primero que habría que hacer es abrir las puertas del Colón y mostrar cómo está todo. Blanquear la situación, ya que hay un halo de misterio alrededor del Colón que no le hace bien a nadie.

Entrevista de Eduardo Giorello

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