9 de febrero 2009 - 00:00

En la tradición de los cuartetos de Troilo

En la tradición de los cuartetos de Troilo
Existe un «cuarteto típico» que forma parte de la historia grande del tango, y es el que formó en la década del '60 el recordado Aníbal «Pichuco» Troilo. Aquel conjunto se completaba con una guitarra -la de Roberto Grela y luego la de Aníbal Arias-, un piano y un contrabajo. Pero también hubo un Cuarteto Troilo-Grela y otro Leopoldo Federico-Grela (bautizado como Cuarteto San Telmo) que tuvieron dos guitarras, una de ellas más grave, junto al bandoneón y el contrabajo.
Es precisamente éste último el instrumental que eligió el Cuarteto Típico Catenacho cuando se formó en el año 2005. Desde entonces, a la experiencia anterior de cada uno de sus integrantes (Diego Kvitko y Felipe Traine en guitarras, Ernesto Molina en bandoneón y Adrián De Felippo en contrabajo) sumaron el recorrido por varias salas porteñas, la presencia en algunos festivales, y ahora la edición de este álbum. Lo tradicional de la conformación tímbrica se reitera en las piezas elegidas y en el modo de tocarlas. Con solvencia profesional y sin sorprender por su originalidad, Catechacho -una castellanización de «catenaccio», cerrojo en italiano- ofrece un repertorio de piezas tangueras emblemáticas como «Don Agustín Bardi, «Mal de amores», «Mala junta», «El Once» o «Inspiración». Y agrega algunas más ligadas al folklore, de lo que fuera el repertorio gardeliano, como «Guitarra, guitarra mía», «Criollita de mis amores», y más cercanas en el tiempo, como la zamba «La tristecita» de Ariel Ramírez.
R.S.

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