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Lograda versión de “La viuda alegre”
La asociación independiente Juventus Lyrica, que está celebrando su décimo aniversario, incluyó en su temporada anual una obra genuinamente festiva: «La viuda alegre», una opereta de Franz Léhar, que con el tiempo se transformó en uno de los más famosos referentes del género ligero. Todo en ella es despreocupación, glamour, danza y happy end, aunque en medio de todas estas superficialidades haya un fuerte indicador económico que motiva todas las acciones y convierte al personaje femenino central en una suerte de salvadora de una pequeña localidad alemana que está en la ruina y caerá en la catástrofe financiera si la viuda Hanna Glawari se casa con un extranjero.
La puesta de Ana DAnna, con la colaboración de Gui Gallardo, expone con deleite y no poca diversión esa Europa de la belle époque con una fuerte presencia de la danza que implica a todos los integrantes de la compañía (desde los bailarines guiados por la coreografía de Igor Gopkalo hasta los mismos cantantes, en una faz nueva para sus carreras). Agilidad y buen gusto en las acciones, en el vestuario, en la marcación actoral y en una sencilla pero efectiva escenografía que son apoyadas desde el foso por una orquesta conformada por maestros y jóvenes integrantes de la (¿ex?) Orquesta Académica del Teatro Colón. La dirección musical de Carlos Calleja apuntala en todo momento el canto de los intérpretes en el escenario, logrando una versión vital y ajustada en lo estilístico.
Otro de los aspectos positivos de esta producción es que se canta en alemán, con subtitulado.
Un extenso reparto canta esta opereta ejemplar. Soledad de la Rosa compone una Hanna Glawari de sólida musicalidad y muy buena voz, extensa y matizada. Muy bien la «soubrette» de Sonia Stelman, con exquisita actuación y bella voz. Armando Noguera canta con conocimiento técnico y excelente emisión su Danilo, aunque tiene tendencia a la sobreactuación. El resto del elenco pone entusiasmo y calidad a sus breves personificaciones.
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