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Telson: de Bagdad Café al Cuchi Leguizamón

Bob Telson e Isabel De Sebastián se conocieron hace 20 años en Manhattan, mientras él interpretaba su famoso tema. Hoy, además de dúo, son un matrimonio con dos hijos.
P.: A pesar de sus trabajos como intérprete, a usted se lo conoce más por su tarea como compositor. ¿Se siente igualmente representado por ambas profesiones?
B.T.: No son cosas distintas. Siempre me gustó tocar porque, además, eso me ha permitido satisfacer mis inquietudes hacia músicas étnicas. He sido siempre muy curioso y eso me llevó a tocar músicas diferentes. Y a la vez, he buscado siempre abarcar un amplio abanico a la hora de componer.
P: Usted tiene un pasado argentino muy ligado al rock. ¿Cómo se combina con este presente más cercano a la balada, a la canción?
I.D.S: En realidad, yo tenía la camiseta del rock pero hacía pop. De modo que la melodía, la canción, es algo que ha estado siempre en mí.
B.T.: Voy a entrometerme. Me parece que la canción es una unidad maravillosa que, en pocas estrofas y con un estribillo que se repite nos permite introducirnos en un mundo especial. Puede tener distintos colores, distintos tonos, ser parte de distintos géneros, pero «la canción» como unidad está por encima de todo. Y por eso, un judio de Brooklyn como yo puede sentir placer tocando zambas del Cuchi Leguizamón, o haciendo chamamé con Franco Luciani, el armoniquista que tenemos como invitado en estos conciertos del Jazz Voyeur.
I.S.B: Fue muy enriquecedor para nosotros un viaje reciente que hicimos a Vietnam. Fuimos como turistas pero también tocamos. Y notamos que, desde allá, América se ve como una sola. De modo que hemos ido incorporando a nuestro repertorio, y será parte de un próximo disco que haremos este año, temas latinoamericanos, sobre todo de Brasil y de Argentina.
B.T.: Lo bueno de este lugar, en el que uno está cerca del público y que tiene un buen piano de cola, es que podemos tocar como si estuviera en el living de su casa. Así lo sentimos; y así surge porque es un instrumento que siempre ha estado presente en mi música; la incorporación de la armónica de Franco Luciani, que es un músico maravilloso además de una gran persona. Le digo además que, aunque no lo hace habitualmente, Franco es un percusionista muy formado, y está también haciendo algunas cosas ahora con nosotros.
P.: ¿Este trabajo y su vida en Buenos Aires lo alejan de otras cosas personales y de sus raíces?
B.T.: No, porque yo sigo componiendo para teatro, sigo cumpliendo con los pedidos que me hacen y sigo viajando periódicamente a los Estados Unidos. Sí, quizá, sienta más la distancia de mis amigos, de mis costumbres, de mi idioma. Pero Buenos Aires, sobre todo donde vivimos nosotros, en La Lucila, me resulta un lugar muy agradable para vivir. Yo soy muy familiero y disfruto cuando mi familia está bien. Mi mujer quiso volver a la Argentina hace unos años cuando sus padres enfermaron y pudo estar cerca cuando murieron. Mis hijos están cómodos aquí y como ambos son músicos yo sueño con armar una banda familiar, los Telson. Así que resigno algunas cuestiones pero el saldo de vivir acá es positivo.
Entrevista de Ricardo Salton
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