29 de marzo 2021 - 00:00

Magnífico film ruso se lleva un premio del Bafici

El poco comprensible reglamento lo hizo competir con cortometrajes.

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Con un título en coincidencia, “No va más”, terminó ayer el 22° Bafici, Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, esta vez desarrollado “en modo híbrido”, como da en llamarse la combinación de películas online (casi todas las programadas) y escasas funciones presenciales (en salas al 30% o en espacios abiertos de parques y museos). Muchos festivales disponen que cada obra pueda verse online una sola vez, y en un solo horario. Este, plausiblemente, decidió que se puedan ver a lo largo de 72 horas, y gratis. Menos elogioso fue el reglamento de premios.

En cada sección cortos y largometrajes competían juntos por un Primer Premio y un Gran Premio. Lógicamente, habiendo un Gran Premio el otro queda relegado en los hechos, y en los titulares, a Segundo Premio. Esto fue evidente justo en la Sección Internacional, donde de lejos se destacaba el trabajo del veterano ruso Andrei Khzhanovsky, “La nariz o La conspiración de los disidentes”, que con diversas técnicas de animación combina muy bien el cuento de Gogol, la ópera de Shostakóvich y la caricatura de Stalin y sus comisarios políticos. Deslumbrante al comienzo y lacerante al final, solo recibió el Primer Premio, es decir, el Segundo.

Los laureles fueron para “Mi última aventura”, cortometraje cordobés que no está mal pero tampoco es una maravilla. Para mayor perplejidad, como Mejor Cortometraje fue declarado un tercer trabajo, el portugués “Catavento”, veleta. Por suerte el ganador de la Sección Argentina es casi inobjetable: “Implosión”, de Javier Van de Couter, que entre ficción y realidad expone resentimientos y reflexiones de dos sobrevivientes de la Masacre de Carmen de Patagones (2004, un pibe disparó contra sus compañeros de escuela).

En la Sección Americana ganaron “Cosas que no hacemos” (Bruno Santamaria, México) y “Vacío” (Pau Venegas, Ecuador), atractivo relato de una pareja de inmigrantes clandestinos chinos obligados a transportar droga a cambio de la visa. Estas películas, y algunas otras participantes, se verán a lo largo del año en Sala Lugones. El ruso, dentro de todo, tiene un consuelo más atendible: la plataforma Kabinett compró su película en 1500 dólares. Y Flow adquirió “Una casa sin cortinas”, el buen documental de Julián Troksberg sobre Isabel Perón.

Otros premios fueron para las actrices Ayla Gresto (“Ainda temos a imesidade da noite”), Simone Spoladore (“O livro dos prazeres”), Eliza Carricajo (“Bahía Blanca”) y Ana Katz (corto “Fabián canta”), los documentales “O amor dentro da camera” (el matrimonio de Orlando y Conceicao Senna), “Los plebes” (sicarios mexicanos) y “Algo se enciende”, de Luciana Gentinetta (cómo reelaboraron su tristeza las compañeras de una chica asesinada en Lomas de Zamora), y varios títulos más, algunos inmerecidos. Y otros quedaron fuera, injustamente, como “Taranto”, de Víctor Cruz, y el muy gracioso “Los visionadores”, de Nicolás Frenkel, burlón homenaje al cine policial argentino de los 80 (y a Rodolfo Ranni en particular).

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