Jaaukanigás: el humedal más biodiverso de Argentina, clave por su naturaleza y en busca de protección

Bordeado por el Río Paraná, se trata de una zona única, destacada por su amplitud, su flora y su fauna. Con una conservación impactante, sin dudas realza al litoral argentino.

El Jaaukanigás es el humedal con mayor biodiversidad de Argentina.

El Jaaukanigás es el humedal con mayor biodiversidad de Argentina.

Pablo Carlos Rodas

En el norte de Santa Fe, al borde del majestuoso río Paraná, se despliega un tesoro natural de 420.000 hectáreas que se convirtió en el humedal con mayor biodiversidad de Argentina: el Jaaukanigás. Su nombre, que en lengua abipona significa “gente del agua”, rinde homenaje a los antiguos pobladores originarios de estas tierras, cuyos vestigios aún se hallan en algunas islas del río.

Este paraíso natural, ubicado en el litoral argentino, también se extiende parcialmente sobre sectores de Chaco y Corrientes, al menos desde el río, aunque la mayor parte de su superficie pertenece a Santa Fe. Su gran riqueza biológica lo convirtió en uno de los espacios más valiosos del país, no solo por su fauna y flora únicas, sino también por el papel fundamental que cumple en el equilibrio ambiental y el ciclo del agua.

La importancia del Jaaukanigás

El Jaaukanigás fue declarado sitio Ramsar, una categoría internacional que reconoce a los humedales más importantes del planeta por su biodiversidad y su rol en la conservación del agua. Esta designación implica compromisos estatales para su cuidado, aunque en la práctica muchas de sus zonas todavía carecen de protección efectiva.

En diálogo con Ámbito, Alejandro Giraudo, Doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Coincet, habló de la importancia del humedal: "Es un humedal de importancia internacional, tiene el reconocimiento de la Convención Ramsar, el primer tratado ambiental del mundo, que ocurrió porque se habían perdido el 50% de los humedales".

"De los humedales extraemos el agua para todas nuestras actividades, pero también donde toman el agua los árboles y los animales. Y es agua de buena calidad, que es verdaderamente muy importante. Además, este sector del río, por tener localidades pequeñas y difícil acceso, es muy importante para la biodiversidad", aclaró.

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El Mono Carayá solo puede hallarse en la zona del humedal.

El Mono Carayá solo puede hallarse en la zona del humedal.

"Hay distintos tipos de ambientes, como bosques, palmares, humedales, sabanas, esteros, vegetación de pajonales, y todos esos ambientes albergan una muy rica biodiversidad, en la que hay más de 700 vertebrados y 344 especies de aves, que es más o menos el 34% de todas las que viven en la Argentina", indicó el especialista.

No obstante, se encargó de destacar la fauna que peligra: "También conserva especies amenazadas, como el ciervo de los pantanos, el agorahuazú, el mono carayá que solo habita en este humedal, con poblaciones muy abundantes. Y, entre otras cosas, se encuentran las dos especies de yacaré nacionales".

Por otro lado, Román Murzyla, Director de Turismo de Villa Ocampo, planteó lo esencial de la preservación del lugar: "El Jaaukanigás tiene un modelo de conservación, basado en la sociedad. O sea, con participación de los municipios, de las comunas, de la gente, de los operadores turísticos"

"Hay capacitaciones tratando de atraer a la gente, ganaderos encargados de los animales que también operan turísticamente como guías de cabalgatas, por ejemplo", extendió.

"Ellos además de sus actividades tradicionales, que generalmente están integradas al ambiente, se suman a estas propuestas de recibir turistas para dar a conocer el lugar y su importancia. Al Jaaukanigás lo conservamos entre nosotros, los lugareños", sentenció.

El río Paraná es el centro del humedal

Sobre la importancia del río Paraná, el biólogo indicó: "El agua es donde comenzó la vida en el planeta, es un elemento esencial para todos los seres vivientes. Tenemos que tener alguna fuente de agua, sino básicamente la vida no existe".

Este es el sistema hídrico del lugar, ya que gira en torno al río Paraná, "el segundo más ancho de Sudamérica después del Amazonas, y uno de los más caudalosos del mundo. Su caudal varía según la temporada, y en su punto medio transporta el equivalente a 8 millones de litros de cerveza, llegando a 14 millones cuando crece", ejemplificó Ignacio Gebala Elías, guía de turismo en naturaleza y especialista en el Jaaukanigás.

"Su planicie de inundación, que puede alcanzar entre 15 y 20 kilómetros, crea un entorno fértil y vital para el ecosistema", expandió acerca de uno de los ríos más importantes del planeta.

La flora y la fauna del Jaaukanigás

Por su parte, la vegetación en este territorio abunda en especies como el timbo colorado, el ambay, el aliso de río, el laurel, el ubajay y el aromático ibirá pitá guazú. La selva presenta árboles nativos entremezclados con densos cañaverales, y en sus aguas florece el asombroso irupé, una planta flotante de gran tamaño.

Árboles como el Francisco Álvarez y el Ingá también son propios de este humedal, cargados de historia y leyendas del litoral. También tiene una amplia varidedad de palmeras, entre las que se encuentra la única palmera de cuatro gajos en todo el mundo.

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Uno de los palmares del Jaaukanigás.

Uno de los palmares del Jaaukanigás.

La fauna es igual de impresionante. En ningún otro rincón del país se observa tanta variedad de especies: se identificaron en el Jaaukanigás cerca del 34% de las aves de Argentina, y un 70% de las aves de la región. Entre los animales más representativos se encuentran los carpinchos, los coatíes, los yacarés, el tatú mayor, las nutrias, las comadrejas, los zorros y hasta pumas en ciertas áreas más alejadas.

Entre sus habitantes más emblemáticos sobresalen los mencionados monos Carayá y los ciervos de los pantanos, especies difíciles de hallar fuera de esta zona. En los cursos de agua prospera la pesca de dorados y surubíes, especies fundamentales para la subsistencia de muchas familias que habitan en el humedal.

Las serpientes también forman parte del ecosistema. Es común hallar ejemplares de yararás, cascabeles y corales. La convivencia entre seres humanos y fauna silvestre ha moldeado una cultura particular en la región, donde muchos se dedican a la pesca artesanal, a la ganadería o a la caza de subsistencia.

Los pobladores de la zona, como ocurre en Puerto Piracuacito, construyeron sus viviendas con recursos del entorno, muchas casas fueron levantadas a mano con caña y barro, y en su mayoría pertenecen a peones rurales encargados del cuidado de las tierras. Además, pequeños rebaños de cabritos, chivos y vacas pastan en espacios aprovechados para la ganadería.

El humedal alberga también huellas milenarias de la cultura originaria. "En islas del Río Paraná aún se descubren vasijas, flechas, hornos, tumbas y restos óseos como carcachos, que permiten rastrear la presencia de los Jaaukanigás, uno de los tres grupos que formaban la nación de los abipones, quienes poblaron la región hace más de 6.000 años" contó Gebala.

La implicancia ambiental del humedal y su protección

La importancia ambiental del Jaaukanigás es inmensa. Su capacidad de almacenar agua y regular el clima regional lo vuelve un regulador natural ante sequías o inundaciones. Sin embargo, gran parte del territorio sigue siendo tierra fiscal sin protección efectiva, lo que la expone al avance de actividades humanas descontroladas, incendios e intervenciones destructivas.

Algunas áreas como la Reserva Natural Pindó, en Villa Ocampo, o la Reserva Florencia, ofrecen ejemplos de conservación. No obstante, la mayoría de este enorme humedal carece de un esquema estatal sólido de preservación. La Ley de Bosques brinda cierta cobertura, pero no evitó que muchas veces los incendios arrasaran con zonas críticas del ecosistema.

Respecto a esto, Alejandro Giraudo manifestó: "Hoy el Jaauckanigás necesita mayor grado de protección en algunos lugares, protección efectiva. Si bien se está logrando con varias estrategias, como es el caso de algunas reservas municipales, necesitamos que se genere un parque provincial en algunas islas fiscales".

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El Jaaukanigás alberga a las dos especies de yacaré de Argentina.

El Jaaukanigás alberga a las dos especies de yacaré de Argentina.

"Acá la sociedad está convencida, pero requiere también, en estos casos, de decisión política para que que se efectivice. Por eso estamos trabajando en conjunto con el Ministerio de Ambiente, muy codo a codo, y con el Ministerio de Turismo, que forman parte de este recorrido para que eso se concrete", destacó.

"En esos pequeños lugares donde haya mayor cuidado ambiental, a través del guardaparque, de infraestructuras necesarias, de penas ante alguna situación que afecte la naturaleza del humedal, los animales se van a amansar mucho y se van a poder ver muy fácilmente, lo cual ya ocurre. Además garantizaría un pleno cuidado de una biodiversidad única", sentenció Giraudo.

El Jaaukanigás es un reservorio de vida, un pulmón verde que regula el agua y el clima, y un santuario que guarda secretos arqueológicos y naturales. Su conocimiento y conservación son fundamentales no solo para las comunidades que dependen de él, sino para toda la biodiversidad del país.

En tiempos donde el cambio climático amenaza los ecosistemas más frágiles, defender este humedal se vuelve un acto urgente y necesario. Reconocer su valor es el primer paso para garantizar su futuro.

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