Hay un estereotipo del gran jugador de ajedrez que es, a la vez o por consecuencia, una persona sumamente inteligente, por lo menos en lo que a cálculos o pensamiento abstracto se refiere. Como si el juego fuera un gimnasio para el cerebro. Ahora bien, ¿la práctica de este milenario juego-ciencia puede volver a las personas más inteligentes? ¿Puede desarrollar su coeficiente intelectual (ICQ)? Un estudio abordó esta cuestión, tantas veces planteada.
Cerebro: ¿jugar al ajedrez nos hace más inteligentes?
Un estudio finalmente revela si la práctica intensiva de este juego-ciencia efectivamente hace subir el ICQ de las personas. ¿Los grandes maestros son cognitivamente superiores?
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El ajedrez y la inteligencia.
No es un dato menor, por caso, que muchos padres deseen que sus hijos jueguen al ajedrez, con la esperanza de que el juego pueda ayudar a aumentar los niveles de inteligencia e incluso ayudarlos a tener éxito en una amplia variedad de asignaturas.
De hecho, los jugadores exhiben en promedio una capacidad cognitiva superior a quienes no son ajedrecistas. Y las habilidades necesarias para jugar al ajedrez también se ha demostrado que se relacionan con varias medidas de la inteligencia, como el razonamiento fluido, la memoria y la velocidad de procesamiento.
Llegado este punto, la pregunta del millón es: ¿esto ocurre porque las personas inteligentes son más propensas a jugar al ajedrez, o jugar al ajedrez hace que la gente sea más inteligente?
Lo que requiere este Juego mental
La noción de que jugar ajedrez te hace más inteligente va más o menos así: el jugarlo requiere concentración e inteligencia, y como las matemáticas y las capacidades lectora y escritora requieren las mismas habilidades generales, entonces practicarlo debe mejorar tu rendimiento académico.
Con esta idea en mente, el Instituto de Educación del University College de Londres llevó a cabo una investigación para comprobar los efectos de la instrucción en ajedrez sobre las habilidades académicas de casi 4.000 niños británicos.
Los resultados publicados recientemente fueron decepcionantes. Efectivamente, se determinó que el ajedrez no influye en los niveles de logros de los niños en matemáticas, capacidades lectora y escritora o ciencia. Es decir, la habilidad en este juego no se proyectaría hacia otras disciplinas.
Los resultados mostraron apenas algunos efectos moderados de la instrucción en ajedrez sobre la capacidad cognitiva y el rendimiento académico, especialmente matemáticas.
Por ello, se planteó ser cautelosos en la interpretación del poder del ajedrez sobre las habilidades cognitivas o académicas.
Cuando se le compara con una actividad alternativa –como los damas o los deportes– el ajedrez no muestra ningún efecto significativo en las habilidades de los niños. Por lo tanto, podría muy bien ser sólo que los efectos positivos observados de la instrucción en ajedrez sean meramente debido a efectos placebo.
Lo que todo esto demuestra es que es improbable que el ajedrez tenga un impacto significativo en la capacidad cognitiva general. Así que aunque puede sonar como una victoria rápida –que un juego de puede mejorar una amplia gama de habilidades– desafortunadamente no es este el caso.
El fracaso de la generalización de una habilidad particular, de hecho, ocurre en muchas otras áreas más allá del ajedrez, como la formación musical, que se ha demostrado que no tiene ningún efecto sobre las habilidades cognitivas o académicas no musicales. Lo mismo se aplica al entrenamiento con videojuegos, al entrenamiento mental [brain training], y al entrenamiento de la memoria de trabajo, entre otros.
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