4 de junio 2022 - 00:00

Qué es un líder y cómo influye en un grupo 

El líder debe ser miembro del grupo, funcionar en interacción social con sus liderados, ha de compartir los objetivos grupales y ser visto como contribuyente al progreso del grupo en dirección a la tarea. 

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La condición exclusiva del liderazgo es la influencia sobre los demás, según la escuela de dinámica de grupos. El líder genera adeptos que lo siguen porque confían en él. Es un fenómeno social que no ocurre en el vacío sino que la relación entre el líder y sus seguidores se da en relación a metas específicas.

El rol del líder proviene del vocablo inglés leader y quien ocupa la posición de liderazgo es aquel que ejerce en situación una influencia interpersonal, para lograr los objetivos que un grupo se plantea. Se trata de una posición diferenciada a los demás miembros del grupo, que posee una función móvil y cierta persistencia.

En el devenir grupal son las personas las que, a través de sus diversas acciones, toman posiciones en la dinámica del grupo y despliegan situaciones de liderazgo. Es decir que el liderazgo es siempre relativo a una situación, pues es necesaria determinada circunstancia previa para la aparición de esta figura y, lo específico de esa situación, será lo que determine los atributos o características del líder requerido en ese momento.

El líder debe ser miembro del grupo, funcionar en interacción social con sus liderados, ha de compartir los objetivos grupales y ser visto como contribuyente al progreso del grupo en dirección a la tarea. El liderazgo no es estático ni lineal, y afecta tanto al líder como a sus seguidores; es bidireccional, se da en una interacción permanente y refiere no solo a personas en cargos de poder –líderes formales–, sino a la posibilidad potencial de toda persona de serlo si se producen determinadas situaciones.

Existe un supuesto erróneo de que hay líderes natos, disponibles, solo a la espera de ser encontrados. El enfoque situacional del liderazgo muestra que no es así, que el liderazgo surge como consecuencia de las interacciones producidas en un grupo y que estos son el resultado del proceso interaccional, pues los miembros reconocen cuál es la persona más útil para lograr los objetivos grupales.

En este sentido y para la comprensión del liderazgo deberán analizarse distintos aspectos como los factores interaccionales, las expectativas de los miembros y las conductas por las cuales una persona se convierte en líder. Esto significa que es el grupo –y la situación en que se halla– el que produce al líder e invierte el supuesto (bastante extendido) de que el líder o sus condiciones preceden al grupo. Por estas razones, el liderazgo puede pasar de una persona a otra, y pueden existir muchos líderes en el mismo grupo si seguimos su curso de interacción y dependerá de la plasticidad de cada grupo si estos roles tienen movilidad o se mantienen rígidos y con escasas modificaciones.

Por su parte, el liderado evita la ansiedad y el costo del riesgo al fracaso, incluyendo sus posibles consecuencias. Tiene un estatus más bajo que el de líder y supone un menor control sobre las actividades grupales y las de los otros miembros.

En cuanto a la comunicación del grupo y el líder, será o no adecuada en tanto contribuya a alcanzar el objetivo. Existen distintas modalidades de comunicación grupal y si bien lo ideal sería un tipo de comunicación llamada en red, en la cual se comunican todos entre todos (cada uno con cada uno de los otros), en los grupos se presentan otras formas de intercambio. Por ejemplo, a veces se produce una conversación de uno hacia todos, típica del liderazgo autocrático, que es radial y centrífuga, donde la comunicación se origina en el líder y cada uno de los integrantes le habla a él; otras son radiales centrípetas, de todos hacia uno, que muchas veces es candidato a chivo en ese grupo.

En este sentido, un hablar desligado de la tarea a realizar no se tomará como positivo –aun si es fluido y con buen clima grupal–, pues sólo será evaluado como positivo o negativo si favorece u obstruye el alcance de las metas planteadas por el grupo. Evaluar la comunicación no es afirmar la mera presencia de esta, es necesaria su cualificación: preguntarse quiénes hablan, quiénes callan, cómo circula la comunicación, quiénes son escuchados, qué ocurre con los liderazgos; si la comunicación se halla en pos de la tarea o de la resistencia, habrá que escuchar y detectar qué y cómo se producen los obstáculos, qué es lo silenciado, lo no dicho y cuáles y cómo son los feed-back. Es decir que si la comunicación en una relación bicorporal es difícil de abordar, en un grupo se genera una complejidad mayor pues el número de intercambios se halla sensiblemente elevado y circula en diferentes direcciones.

Autor del libro “Evaluación de grupos”, de Editorial Paidós.

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