25 de julio 2025 - 00:00

Un malbec que revive prácticas de elaboración milenarias y cuenta la historia del Oasis Sur mendocino

Fermentado en ánforas de terracota y elaborado con métodos ancestrales, este vino de Jorge Rubio refleja con autenticidad el carácter de una de las regiones menos exploradas de Mendoza.

Jorge Rubio Malbec de Ánfora, una edición de 2000 botellas elaborada con técnicas de vinificación utilizadas hace más de dos mil años.

Jorge Rubio Malbec de Ánfora, una edición de 2000 botellas elaborada con técnicas de vinificación utilizadas hace más de dos mil años.

Desde el Oasis Sur mendocino, Bodega Jorge Rubio propone un vino que desafía lo establecido y rinde homenaje a las raíces más antiguas de la vitivinicultura: Jorge Rubio Malbec de Ánfora, una edición de 2000 botellas elaborada con técnicas de vinificación utilizadas hace más de dos mil años.

Inspirado en las prácticas ancestrales de las civilizaciones griega y romana, Jorge Rubio se propuso reinterpretarlas con una mirada contemporánea. El resultado es un Malbec elaborado íntegramente en ánforas de barro españolas de 500 y 1.000 litros, donde fermentó y reposó durante 11 meses. “Queríamos volver al origen, trabajar sin madera nueva, sin bombas, con levaduras indígenas y dejar que el vino cuente su historia tal como es”, afirma Rubio.

Las uvas provienen de Finca Gabriel, el primer viñedo plantado por la familia hace más de 22 años en el paraje El Desvío, en General Alvear. Allí, a 465 metros de altitud, el viñedo se riega con agua de deshielo del Río Atuel y crece sobre suelos aluvionales pobres en materia orgánica, pero ricos en minerales. El perfil del vino nace en esa combinación de naturaleza, tiempo y cuidado.

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La elaboración fue artesanal y precisa: se incorporó un 20 % de racimo entero, se utilizó levadura indígena para una fermentación espontánea en ánforas sin esmaltar, y los remontajes se realizaron de forma manual, sin intervención de bombas. Finalizada la maceración, el vino permaneció un mes más sobre los orujos antes de ser trasegado por gravedad. Una crianza de 11 meses en barricas de quinto y sexto uso aportó redondez sin desdibujar su carácter frutal.

Un vino expresivo y elegante

El resultado es un vino expresivo y elegante. Presenta un color rojo violáceo brillante y despliega aromas intensos de cereza, ciruela y mora, acompañados por sutiles notas especiadas y un delicado fondo terroso, herencia directa de la terracota. En boca se muestra fresco, franco y persistente, con taninos suaves y una acidez vibrante que invita a seguir descubriéndolo.

La presentación del producto acompaña su espíritu: botella tipo Borgoña, etiqueta envolvente, cápsula de cera, corcho técnico Diam 10 y estuches individuales o cajas por tres unidades. A su elegancia y pureza se suma un gran potencial de guarda, que —según estimaciones de la bodega— puede superar los diez años, consolidando su carácter como vino de colección.

Este Malbec de Ánfora se alinea con una tendencia global que busca reconectar con prácticas sostenibles, métodos de mínima intervención y una vinificación centrada en la expresión del origen. Sin roble nuevo ni tecnologías invasivas, está pensado para quienes valoran la pureza, la historia y la autenticidad.

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“Desde el sur mendocino, estamos convencidos de que se puede innovar sin perder de vista lo esencial. Este vino encarna nuestra visión: unir la historia con el presente, el paisaje con la técnica, y ofrecer una experiencia sensorial diferente”, concluye Rubio.

Con esta edición, la bodega reafirma su compromiso con una vitivinicultura consciente, creativa y profundamente arraigada a su tierra. Y lo hace con una voz propia, desde una región que comienza a contar, cada vez con más claridad, su historia e identidad: el Oasis Sur mendocino.

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