Encontrar nuevas respuestas refleja crecimiento. Empezar a cambiar las preguntas que nos hacemos posiblemente sea signo de transformación. Estamos viviendo épocas de profundos cambios, y las empresas requieren tener la flexibilidad para adaptarse a estos tiempos, desafiando los nuevos interrogantes.
Cuáles son las preguntas que se hacen en la dirección de las empresas
Propongo tres preguntas claves para debatir junto a las personas que toman decisiones en tu empresa. Aspectos que se relacionan directamente con la estrategia y la sostenibilidad de cualquier organización.
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Uno de los desafíos con los que me encuentro al acompañar a jóvenes en el desarrollo de su potencial es la invitación a visualizar situaciones que aún no han vivido. Presentarles en el aula aquellas que se encuentran cotidianamente en el mundo real.
Para una persona que estudia una carrera de Ingeniería o Biotecnología, por ejemplo, no solo es importante el aprendizaje de todas las cuestiones técnicas y diferenciales de su carrera específica, sino también tener una mirada macro de los desafíos a los que se enfrentan aquellas personas que ocupan roles de gerentes o directores de empresas.
En esta línea, les compartía que me encuentro con más frecuencia de lo que se imaginan con los que me gustan llamar “directorios de armonía ficticia”. Son esos equipos directivos o gerenciales que no discuten para mantener el vínculo relacional y emocional, el cual se prioriza por sobre la empresa o el negocio.
Según el autor Patrick Lencioni, una de las grandes disfunciones de un equipo directivo justamente es la ausencia de conflicto, porque denota falta de confianza para poder plantear temas que pueden ser controvertidos. Del conflicto bien canalizado, en búsqueda de objetivos compartidos, se aprende. Las “aspiraciones organizacionales” pueden ser uno de estos grandes temas.
Propongo tres preguntas claves para debatir junto a las personas que toman decisiones en tu empresa. Aspectos que se relacionan directamente con la estrategia y la sostenibilidad de cualquier organización.
- ¿Cuáles son las aspiraciones del directorio para este año?
- ¿Cómo se relaciona el modelo de negocios existente con esas aspiraciones?
- ¿Qué cambios requiere la estructura organizacional?
Las aspiraciones nos desafían. Nos interpelan. Alguna vez habremos definido el “para qué” de la empresa, cuál es su misión. Cada año, o con frecuencia, necesitamos replantearos hacia dónde vamos, su visión: ¿A dónde queremos llegar con la empresa? ¿Queremos ser líderes del mercado?
Y en línea con la misión y visión, redefinir los objetivos estratégicos: ¿Queremos innovar? ¿Qué inversiones estamos dispuestos a realizar? ¿Queremos crecer para generar mayor impacto en determinadas unidades de negocios o achicarnos para ser más eficientes? ¿Necesitamos ordenarnos administrativamente? ¿Nos gustaría contar con un equipo de gerentes que puedan asumir nuevas responsabilidades? ¿Cómo podemos trabajar mejor? ¿Cuál es el costo que estamos dispuestos a asumir en estos cambios?
Una vez definidas las aspiraciones necesitamos revisar nuestro modelo de negocios, esa forma particular, única, diferencial, que tiene nuestra empresa para alcanzarlas; con el modelo de negocios como vehículo imaginario, plasmado en una hoja. En el modelo de negocios se define detalladamente al cliente objetivo y a la propuesta original que tiene la empresa para lograr satisfacer sus necesidades a cambio de un valor económico.
¿Seguiremos con los mismos clientes? ¿Necesitamos redefinirlos? ¿Para quién queremos generar valor? Por supuesto estas preguntas sencillas, que parecen inofensivas, pueden generar más de un conflicto entre quienes tienen que tomar decisiones.
Podemos darnos cuenta de que la estructura organizacional necesitará de ciertos ajustes para estar alineada a las nuevas aspiraciones y al modelo de negocios. Puede analizarse la posibilidad de que el organigrama actual haya quedado obsoleto tal cual lo tenemos actualmente plasmado. Las nuevas aspiraciones y el modelo de negocios requieren un cambio, una transformación. Una transformación que a lo mejor no será solamente de personas ocupando roles en un organigrama, sino también de nuevas habilidades, competencias, incluso de un cambio cultural.
Es posible que en el directorio de tu empresa necesiten conversar sobre estos temas, convertirse en uno que pueda discutir y llegar a acuerdos. Las discusiones son sanas cuando la prioridad es el bien común sobre las expectativas individuales. Los invito a pensar sobre algunas de estas preguntas que impactan directamente en la estrategia y la sostenibilidad de la empresa. Es hora de dar comienzo a una nueva etapa organizacional.
Mentor coach de líderes, consultor de empresas y profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas de UADE.
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